Para obtener el título de Licenciado en Geografía por la Universidad Veracruzana (UV), Carlos Francisco Ortiz Contreras decidió investigar una problemática que enfrenta la citricultura, principal fuente de trabajo no sólo de su familia, sino de su tierra natal.
Pero su tesis, “Aspectos geográficos y afectaciones económicas por atracnosis (Colletotrichum spp) a la producción de naranja en el municipio de Martínez de la Torre, Veracruz, México”, no sólo le permitió lograr el grado académico y aportar a una de las actividades más representativas del norte de la entidad, sino ganar el Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional 2019.
Carlos Francisco tiene 30 años y manifiesta con gusto que haber elegido estudiar la Licenciatura en Geografía en la UV superó sus expectativas, toda vez que le permitió ver la realidad desde distintos aspectos.
“Es una carrera interdisciplinar cuyo estudio es el espacio geográfico, que es producto de una estrecha relación entre la naturaleza y la sociedad; además, a través de ella podría contribuir a explicar por qué existen espacios y sociedades distintos entre sí, pero enfrentados a problemas comunes de tipo ecológico, económico y social.”
Precisamente, antes de entrar a la UV eso era lo que él observaba en Martínez de la Torre y al llegar a Xalapa la pregunta continuaba en su pensamiento: “¿Por qué pasaba eso?”. “Cuando encontré la difusión de la Licenciatura en Geografía me sentí identificado y por eso decidí presentar examen”, rememoró entusiasmado.
Al preguntarle qué significa haber ganado el Premio “Arte, Ciencia, Luz” 2019 respondió que recuerda el momento en que le notificaron su triunfo y los sentimientos que experimentó en primera instancia: felicidad y orgullo.
“Cuando la Directora de la Facultad me llamó para darme la noticia, no podía creerlo. Después de que lo asimilé, me sentí agradecido y creo que haber realizado una investigación original puede contribuir a resolver los problemas de tan importante actividad agrícola en Martínez de la Torre y otros lugares.
”También pienso que es un gran honor recibir este premio en representación de todas las personas que me apoyaron durante el proyecto de tesis. Tal reconocimiento me motiva a continuar estudiando y desarrollando el tema desde otro grado de estudio.”
En su opinión, el trabajo fue seleccionado por resaltar una problemática vigente en la actividad agrícola, que afecta a la producción de cítricos y, en consecuencia, a la economía de los campesinos y a otras escalas de la cadena productiva, de comercio y consumo.
Como ya se citó, la familia de Carlos Contreras se dedica a la citricultura y él ha sido testigo de los problemas a los que se enfrentan por la antracnosis, la cual es causada por hongos del género Colletotrichum spp y genera severos problemas en la producción, como la caída del fruto siendo pequeño.
Él se preguntaba: ¿cómo impacta en el precio?, ¿cuántos cultivos en el municipio tienen esta enfermedad?, ¿qué se está haciendo y cómo para combatir el hongo?, ¿cuáles eran las causas?
En ese tenor, subrayó que las investigaciones con enfoque geográfico aportan al conocimiento de la citricultura veracruzana y pueden ayudar en la gestión de acciones urgentes en el agroecosistema de la producción de la naranja.
Además, la investigación también incluye la parte social: a los pequeños propietarios y campesinos, quienes año con año se ven seriamente afectados en sus ingresos económicos por el déficit en su producción de naranja.
Pero también a otros actores, como los técnicos que venden los agroquímicos, las autoridades del municipio e investigadores como los adscritos al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) que trabajan sobre estos temas.
Una vez concluida su tesis, se percató de que desde la geografía incluyó aspectos sociales, económicos y biológicos; además de que resaltó las principales problemáticas socioambientales que padecen algunas regiones agrícolas de Veracruz y México en general.
“Uno de los desafíos es detener el avance de la antracnosis sobre los cultivos, pero no es fácil, se requiere de muchas instancias, desde el campesino, el técnico, el Ayuntamiento y los programas federales de apoyo al combate.”
Pero el universitario cita un desafío más y así muestra ese aspecto social también incluido en su documento de titulación: “Combatir el intermediarismo, ya que el pequeño productor es el más afectado porque si su cosecha está enferma de antracnosis, el intermediario pagará más bajo el precio de la tonelada”.
Otro reto que remarcó versa sobre los costos de producción, pues si son altos y el precio de la naranja es bajo, ya no es rentable para el agricultor y se abandona la tierra o cambia de cultivo.
“Uno muy importante es el impacto ambiental sobre el suelo por el uso de los agroquímicos, por lo que es urgente crear agroquímicos de bajo costo pero efectivos en el combate de enfermedades como la antracnosis.”
Hay un aspecto más, que para él es de índole cultural y tiene que ver con que el agricultor esté motivado a crear nuevas formas de aprovechamiento de su cosecha, no sólo a la venta directa al intermediario.
Carlos Contreras invitó a colegas egresados y estudiantes de Geografía a fortalecer habilidades y adquirir todo el conocimiento posible que les brinda la UV, así como aprender de los campesinos, “quienes tienen mucho conocimiento de la tierra que cultivan”.
Su tesis, dijo, es una aportación que sirve como base y deja abierto el tema a nuevas líneas de investigación con diferentes enfoques para abonar al conocimiento de la citricultura desde una perspectiva geográfica.
Las dudas, la investigación, las respuestas
Carlos Francisco logró las respuestas a la mayoría de preguntas planteadas: ¿cómo impacta en el precio?, ¿cuántos cultivos en el municipio tienen esta enfermedad?, ¿qué se está haciendo para combatir el hongo? y ¿cuáles son las causas?
En 1968 está registrada la aparición del hongo en el país y en los primeros años de la década siguiente se identificó en Veracruz. No obstante, de acuerdo con su investigación, éste se detonó en 1982, como consecuencia de la erupción volcánica del Chichonal, ubicado en Chiapas, toda vez que coincidió la ceniza del estallido con la de las zafras y las bajas temperaturas en el ambiente.
“Los fuertes vientos que recorren el istmo de Tehuantepec fue el factor para que la ceniza se disipara por gran parte de los estados de la República, por ello que es importante analizar las variables de velocidad y de dirección del viento de 1982 a 1983.”
El egresado de la UV remarcó la relevancia de fomentar la unión entre productores y asociaciones de citricultores en la zona, promover la capacitación y el acceso a la información; asimismo, cursos de acuerdo a las necesidades de cada área, crear programas de rehabilitación y mantenimiento en huertas para la obtención de paquetes tecnológicos que reactiven la cadena de valor a escala municipal, regional y nacional.
“Para disminuir el daño de las huertas adultas y debilitadas por condiciones adversas del suelo, clima o nutricionales, conviene manejarlas en forma adecuada, sobre todo con los nutrientes que demanda el propio suelo; además, realizar podas de sanidad periódicamente para eliminar los residuos de tejido enfermo, fuente de inóculo de esta enfermedad.”
Comentó también que el control de la caída del fruto pequeño se basa principalmente en la aplicación de fungicidas durante los periodos de lluvias frecuentes en la época de floración. Sin bien los de tipo comercial han demostrado efectividad, existen opciones alternativas y nuevas tecnologías.
Tal es el caso de Fungifree AB, presentado en 2014 por el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se trata de un fungicida que no genera resistencia y su principal característica es que funciona como un controlador biológico, lo cual implica múltiples beneficios en comparación con los químicos tradicionales; es orgánico, evita el uso de aditivos químicos y disminuye hasta un 60 por ciento de la antracnosis.
Pero ante el escenario de afectaciones económicas o porque el cultivo se vuelve incosteable, muchos productores han optado por cambiar de naranja a limón persa, que es de ciclo más corto, dinámico y rentable.
Otra de las inquietudes de Carlos Francisco Ortiz era saber cuántos cultivos en el municipio tienen esta enfermedad, lo cual es complicado determinar pues buena parte de la región está contagiada y sólo se controla con fungicidas.
Además, destacó la topografía del municipio: “Se encuentra ubicado sobre la llanura costera, rodeado de un relieve accidentado en municipios circundantes al sur, que capturan toda aquella humedad que entra por el Golfo de México y beneficia el desarrollo y esporulación del hongo, por lo cual en las zonas donde se presenta una mayor variación climática es donde en particular la superficie sembrada se ha reducido año con año”.
Una de las conclusiones de su trabajo es que existe el interés de países asiáticos en la producción de naranja de México, principalmente la de Veracruz, por ello la necesidad de una atención inmediata.
“El pequeño ascenso en la producción en los últimos años es debido a nuevas áreas de cultivo introducidas y no por los rendimientos de las parcelas y huertos existentes. Sin embargo, algunos actores sociales tienen la esperanza de que los productores retomen su interés por este cultivo, tanto como práctica cultural como por rendimientos económicos. Esto impulsará al municipio para retomar su liderazgo en producción de naranja, siempre y cuando existan las alternativas para combatir eficientemente la especie de Colletotrichum spp.”
Por: Karina de la Paz Reyes Díaz