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La Jornada / Mónica Mateos-Vega y Daniel López Aguilar

La casa subastadora francesa Millon pone de nuevo a la venta obras de arte prehispánicas, pero no todas lo son. Entre las poco más de 50 piezas arqueológicas que identifica como procedentes de México, alrededor de 22 son de reciente manufactura, es decir, falsas en relación con la información difundida en el catálogo de la venta.

Así lo determinaron especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que presentarán una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) para tratar de impedir la subasta de los objetos que sí pertenecen al patrimonio cultural del país.

El remate de 136 objetos será el 22 de enero en el hotel Drouot de París y ofrece obras que, según la casa Millon, proceden de México, Perú, Colombia, Panamá y Costa Rica.

Sin embargo, los comerciantes de arte precolombino advierten: ‘‘La información sobre los orígenes y el rastreo de las obras se da-rá previa indicación del propietario al cobro, y no implica la responsa-bilidad de Millon y su experto”.

En entrevista con La Jornada, el arqueólogo Alejandro Bautista, subdirector de registro arqueológico del INAH, explicó que sí existen algunas piezas que efectivamente pertenecen a culturas prehispánicas (cuyos detalles serán revelados una vez que el INAH presente la denuncia), pero es ya una práctica común en esas casas de subastas que piezas originales se mezclen con objetos recientes, sin que los vendedores hagan distinción en ello, lo cual es un fraude.

Piezas ‘‘cercanas a’’ o ‘‘del tipo de’’

La subasta de Millon se titula ‘‘Los imperios de la luz’’. La información al pie de las imágenes en su catálogo remite a bibliografía de piezas ‘‘cercanas a”, o ‘‘del tipo de” las que se subastan. Muy pocas obras, como la máscara de jade supuestamente teotihuacana del periodo clásico (200-650 dC), que conforma el lote 52, están acompañadas por un ‘‘análisis científico” que en este caso se dice que fue realizado en 1999 por un doctor Caspar de la Universidad Católica de Louvin (la cual, por cierto, no existe, a menos que el catálogo tenga un error y se refieran a la casa de estudios belga de Louvain).

Ese lote también incluye un segundo análisis realizado por un doctor Philippe White, de la Universidad Pierre y Marie Curie; ambos documentos, añade la subastadora, ‘‘serán entregados al comprador”, sin especificar si los estudios confirman la autenticidad de la máscara que podría alcanzar un precio de 120 mil euros.

Bautista detalló que el dictamen técnico que realizó el INAH para determinar cuáles son las piezas que sí forman parte del patrimonio arqueológico nacional y reclamarlas, se fundamenta ‘‘en la formación académica de los especialistas consultados, quienes además tienen la experiencia cotidiana del contacto con los materiales de los bienes”.

Las obras de reciente manufactura que la casa Millon pretende vender como prehispánicas probablemente fueron realizadas por artesanos, ‘‘tal vez de buena fe, o de plano con la intención de hacerlas pasar por bienes arqueológicos, por encargo, y comerciar con ellas”, consideró Bautista.

Respecto de las piezas que sí serían auténticas, el coordinador Nacional de Arqueología del INAH, Pedro Sánchez Nava, sostuvo que ‘‘en este tipo de subastas comúnmente se incluyen colecciones que salieron desde hace mucho tiempo del país, las cuales están ahora en manos de familiares que piensan: ‘bueno, esto lo coleccionó mi abuelo con tanto afán y le tenía mucho cariño, pero ahora quiero convertirlo en pesos y centavos’”.

Al término de la conferencia del martes en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde se informó que el gobierno mexicano entregará 37 piezas arqueológicas a Perú, el funcionario rechazó que existan en México grupos dedicados de manera profesional al saqueo de sitios arqueológicos.

Explicó que en la actualidad los robos de bienes culturales en nuestro país ‘‘son mínimos. Lo que ocurre muchas veces es que el coleccionista es un fanático de ciertos bienes, les tiene un cariño especial, incluso sabemos de casos de suicidios que han ocurrido cuando se les decomisa sus colecciones, pero no hay que olvidar que cuando éste muere, sus descendientes ya no tienen aprecio por esas posesiones y por eso deciden convertirlos en dinero.

‘‘Hace años, quizá 20, encontramos evidencias de que había grupos delincuenciales con muy buenos equipos, buenas tiendas de campaña e instrumentos profesionales para expoliar zonas arqueológicas; pero actualmente también ocurre un fenómeno que es fundamental: las comunidades indígenas son mucho más conscientes de su patrimonio, incluso para nosotros como arqueólogos, no nos es tan fácil llegar a una comunidad y hacer una excavación sin tener un escrutinio, una vigilancia de la propia comunidad. También es importante considerar que hoy es sumamente difícil subastar algún vestigio en el mercado negro.”

En la 31 Reunión de Embajadores y Cónsules, la titular de la Secretaría de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, informó que propondrá ratificar ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el Convenio Unidroit de 1995 (Unidroit es una organización intergubernamental independiente con sede en Roma) ‘‘con el fin de contar con mayores herramientas para la protección y recuperación de los bienes culturales del país, robados y traficados de manera ilegal”.

También buscará restablecer la Comisión Interinstitucional para la Protección y Recuperación de Bienes del Patrimonio Cultural, ‘‘como instrumento de coordinación, prevención y difusión para la protección de bienes culturales”, y crear la unidad de tutela de protección del patrimonio cultural, cuerpo especializado de la Gendarmería Nacional, encargado de la salvaguarda del patrimonio cultural del país en colaboración con la Secretaría de Cultura y el INAH.