Para celebrar el Día de la Enfermera, festejo que tradicionalmente se efectúa en México el 6 de enero, la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS) de la Universidad Veracruzana (UV) entregó reconocimientos a quienes con profesionalismo y dedicación brindan atención y cuidados a los pacientes, por lo que se les considera como un pilar fundamental dentro del sistema de salud.
Al evento, que tuvo lugar el viernes 10 en el auditorio de la clínica, asistió Ana María González Aguilar, en representación de la Dirección General del Área Académica de Ciencias de la Salud, quien expresó que ser enfermera o enfermero “es una de las profesiones más nobles y sacrificadas del mundo pues calman las angustias de quienes sufren alguna enfermedad, apoyan a los médicos, asisten a los pacientes y saben hacer una medicina espiritual para una pronta recuperación”.
Por su parte, el director de la CUSRS, Alejandro Escobar Mesa, reconoció el trabajo cotidiano que realiza tanto el personal de enfermería como quienes prestan servicio social, “porque no se concebiría una clínica –de cualquier nivel de salud– sin la presencia del personal de enfermería. Por el beneficio que recibimos de ustedes todos los días, muchas gracias”.
Recordó que la enfermería es tan antigua como la humanidad misma, puesto que siempre se ha requerido de cuidados especiales durante el desarrollo de alguna enfermedad; mencionó que fue en la Edad Media cuando apareció la enfermería, ejercida en su mayoría por mujeres, condición que ha ido variando con la incursión del hombre.
El cambio transforma la cultura organizacional
El psicoterapeuta Miguel Ángel Melgarejo Ascencio ofreció la plática “Cambio en la cultura organizacional”, en la que abordó las modificaciones que actualmente se realizan en las instituciones de salud del gobierno federal.
Apuntó que el cambio no conlleva únicamente la transformación de documentos o procesos, implica también un aspecto complejo como es la modificación de actitudes; “es decir, comportamientos del personal que labora en la institución de que se trate, que sugieren una necesidad: un cambio en la gestión operativa o rutina”.
Refirió que el cambio transforma la cultura organizacional al reemplazar hábitos, tradiciones, actitudes y modos de pensar, volviendo más seguras las instituciones de salud y beneficiando al paciente; agregó que el proceso de cambio organizacional es deliberado y en él existe la intencionalidad de direccionar, acelerar o potenciar un tipo de cambio específico a través de la gestión; está ligado también al tiempo; su propuesta, instalación y sustentabilidad se relacionan directamente con el tiempo como componente clave.
Sin embargo, Melgarejo Ascencio reconoció que todo proceso de cambio es difícil, porque produce efectos no deseados en las personas e implica una ruptura del comportamiento anterior, pero su diseño abraza la esperanza de un futuro mejor, puesto que surge de la identificación de una necesidad de obtener un resultado diferente.
Dijo que en ocasiones el personal de salud se resiste al cambio por miedo de practicar e implementar lo desconocido, “tienen como pensamiento común ‘es mejor malo por conocido que bueno por conocer’, cuando lo correcto sería ‘es mejor dejar una mala estrategia conocida e implementar una buena por conocer’ ”.
Señaló que las instituciones han preferido ajustarse al círculo vicioso de los hábitos, la monotonía y la desviación de los procedimientos, tolerando lo intolerable, pero hoy se mira al paciente como eje central del cuidado y se le ofrece un entorno seguro, para lo cual se necesita un cambio que se base en la reflexión y en el análisis crítico permanente, rompiendo paradigmas.
“Para ello los líderes de las instituciones deben considerar y ofrecer mejores condiciones para ese cambio”, comentó y destacó que los profesionales de la salud deben reconocer la necesidad de cambiar de manera natural y humana, “porque vale la pena ofrecer entornos de calidad y seguridad a nuestros pacientes”.
Por: José Luis Couttolenc Soto