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Universidad Veracruzana

Fue de las pocas mujeres de la élite de la Nueva España que se comprometió abiertamente con el movimiento de Independencia, explicó la investigadora Celia del Palacio.

Celia del Palacio Montiel, autora de la novela histórica Leona.

Karina de la Paz Reyes Díaz.

Leona Vicario es la Benemérita Madre de la Patria y también una figura olvidada, como todas las mujeres que participaron en la Independencia de 1810, señaló la investigadora de la Universidad Veracruzana (UV), Celia del Palacio Montiel.

La autora de la novela histórica Leona, expresó: “lamentablemente todavía necesitamos que haya una voluntad política que nos lleve a investigar más o querer saber sobre una figura como ella”.

Incluso, consideró propicio el decreto que declara al 2020 como “Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria”, en plena efervescencia de la defensa de los derechos de las mujeres. “Leona Vicario pudo estar encabezando la marcha del 8 de marzo”, dijo la historiadora.

Recordó que el Congreso de la Unión concedió a Leona Vicario dicho título honorífico en 1842, año de su muerte, y su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México.

Sin embargo: “Glorificar a una mujer muerta, del pasado, como se ha hecho siempre, en la estatua, la carta, lo plano, lo unidimensional, es una incapacidad de traer esa figura y hacerla presente; creo que eso nos toca a nosotras y hay una posibilidad de hacerlo a través de estos movimientos”.

La vida y participación de Leona Vicario en el movimiento de Independencia de 1810 cautivó a la también fundadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la UV: “Quien sobresalió realmente, por encima de todas las demás, es Leona Vicario, por diferentes razones. Una de ellas es que fue de las pocas mujeres de clase alta, de la élite de la Nueva España, que se comprometió abiertamente con el movimiento. Es la única, hasta donde sé, que abandonó a su familia, le quitaron sus bienes, salió de la Ciudad de México a escondidas para adherirse a los insurgentes en Oaxaca, y luego andar con ellos a salto de mata durante muchos años”.

Rememoró que Leona Vicario fue apresada, logró huir y sumarse a los insurgentes para combatir, lo cual significa que no sólo puso en peligro su persona, sino su honor y el de su familia. “Es la única que yo conozco, de todas esas mujeres, que llegó a esos extremos”.

Pero su lucha fue más allá del movimiento de Independencia, pues una vez que le regresaron sus bienes, fue acusada de no tener ideas propias, haber sido manipulada y sumarse a la insurrección por seguir a su pareja, Andrés Quintana Roo.

Ante tales señalamientos, relató Celia de Palacio, Leona Vicario se defendió públicamente. Fue en 1831 que respondió a uno de los intelectuales considerado de los más conservadores del siglo XIX, Lucas Alamán.

“Se ha dicho mucho que ella fue la primera periodista, pero no tenemos un registro de que haya escrito artículos. Yo no los he encontrado, mandaba información, probablemente, pero eso no quiere decir que haya sido periodista. Creo que se le considera así por haber publicado en 1831 una carta muy fuerte a Lucas Alamán, para defenderse. Fue una defensa pública, yo creo que la primera que hace una mujer en un periódico.”

En esa misiva expone que las mujeres somos capaces de tener una conciencia política, que había participado por su voluntad en el movimiento independentista y que consideraba que todas eran así, excepto las que por mala educación tenían un hábito servil.

Parte de lo que Leona Vicario publicó es: “Me persuado que así serán todas las mujeres, exceptuando las muy estúpidas y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases hay también muchísimos hombres”. A decir de Celia del Palacio, esa frase es de suma importancia recordarla y tenerla presente actualmente.

Por ello, se trata de una protofeminista, enfatizó la entrevistada. “Sólo por eso Leona Vicario debería estar muy presente en estos momentos”.

No obstante, la entrevistada aclaró que ninguna de la historia de las mujeres que participaron en el movimiento de Independencia está bien recuperada ni se sabe de su participación en la justa dimensión; incluso de Josefa Ortiz de Domínguez –nombre habitual en los gritos de Independencia que acostumbran las autoridades para conmemorar el movimiento, y cuyo rostro circuló también en una moneda nacional.

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