Expresó Pedro Pablo Gutiérrez González, profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo.
El viernes 24 de abril impartió la ponencia “Nuevas claves para la información ambiental”, en el Seminario Internacional “Integración de lo ambiental en las políticas de recuperación tras el Covid-19”.
Pedro Pablo Gutiérrez González, profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo, España.
Claudia Peralta Vázquez.
Pedro Pablo Gutiérrez González, profesor titular en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo, habló de la recuperación de la naturaleza y los cambios ambientales ocurridos en el planeta debido al paro de actividades por la actual pandemia y descartó que después de este periodo llegue a hacerse algo por protegerla y preservarla, porque tarde o temprano los intereses económicos volverán a arrastrarnos a la vorágine de la vida cotidiana.
El 24 de abril, el Doctor en Ciencias de la Información impartió la videoconferencia “Nuevas claves para la información ambiental”, en el marco del Seminario Internacional “Integración de lo ambiental en las políticas de recuperación tras el Covid-19”.
En la segunda semana de actividades del foro organizado por el cuerpo académico (CA) Gestión y Políticas Públicas Ambientales, destacó lo fácil que la naturaleza ha recuperado su territorio ante la contingencia que mantiene en cuarentena a la especie humana.
“Se ha vuelto más confiada, hemos visto lo fácil que perdona todo el daño que le hemos hecho”, dijo el profesor universitario, quien aseguró que tras este fenómeno no pasará nada pues será como un nuevo año de propósitos que no se cumplirán.
De este modo, declaró que la comunicación ambiental y la política medioambiental en algún momento deberán fundirse, trabajar y caminar juntas, no una primero y la otra después. La primera plantea actuaciones, mientras que la segunda, las cuenta y difunde.
El especialista en educación ambiental reconoció que el campo de actividades relacionado con el medio ambiente se ha convertido en un espacio inabarcable que se diversifica interminablemente y, a cada paso, se encuentra con un nuevo frente que defender.
Es decir, se ha elevado la importancia de la comunicación a una categoría imprescindible, en una disciplina cuyo objetivo fundamental ha de ser la concienciación de la sociedad para poder obtener resultados eficaces y sostenibles.
Seguramente lo es en todos los campos, subrayó, pero en el del medio ambiente aporta difusión, comprensión, concienciación, demanda de colaboración y, en ocasiones, la implementación de medidas coercitivas sin las cuales no se puede ni pensar en su completo desarrollo.
Por esa razón, es difícil encontrar una norma general de instrucciones, pues los múltiples casos y situaciones que se generan obligan a una constante renovación de ideas y a un esfuerzo de creatividad superior del que se da a la publicidad del producto o de las organizaciones.
“Al hablar de la comunicación y el medio ambiente entramos en un campo donde los parámetros prácticamente se reinventan cada día”, expresó.
Asimismo, explicó cinco campos específicos en donde normalmente se desenvuelve la comunicación ambiental: protección de la naturaleza (deforestación, incendios forestales, biodiversidad, suelo, espacios protegidos, flora); agua (contaminación de ríos, mares, etcétera); contaminación (agrícola, acústica, atmosférica, capa de ozono, efecto invernadero, cambio climático, vertidos).
Además, los residuos (urbanos, tóxicos, atmosféricos, incineración, reciclaje, vertederos); y desarrollo sostenible (turismo rural, problemas de población, salud y educación ambiental, desarrollo económico y protección del medio).
Otros campos importantes son: la investigación, nuevas tecnologías, energías renovables, estudio de impacto ambiental, y todo lo relacionado con la administración ambiental y organizaciones ecologistas.
Aquí, las empresas, instituciones oficiales, sociedad civil y los comunicadores son los actores que intervienen; lo malo es que cada uno de estos campos necesitaría de un periodismo especializado, puntualizó.
Desde toda esta óptica, citó cinco nuevas claves para la información ambiental, mismas que deberán acompañarse de políticas públicas que las propicien.
En primer término, colocó a las estrategias previas, pues muchas veces las empresas buscan a un comunicador cuando ya es demasiado tarde, y tratan de minimizar los efectos negativos de su imagen tras haber sufrido una sanción por transgredir normas o por provocar daños a la naturaleza.
Otra clave es la actitud del comunicador y, en este sentido, habló de la complicidad bajo la cual se rigen los comunicadores, actitud que debe cambiarse por la de asesores ambientales, y hacer que las empresas e instituciones entiendan que el gasto medioambiental es rentable.
Al tercero de los puntos lo tituló: “el medio es el mensaje”, frase atribuida al filósofo y profesor de teoría de la comunicación Marshall McLuhan, que incluyó en su libro Comprender los medios de comunicación, de 1964.
“Cuando dijo esta frase pensaba en los medios de comunicación tradicionales, sobre todo porque un periódico de provincia no tiene el mismo impacto que el New York Times, además de que el medio transmite su prestigio al mensaje, el producto se empapa de ese prestigio.”
Resaltó que, hoy en día, con el uso de las redes sociales cualquiera puede ser un medio; sin embargo, es muy importante lo que diga un presidente de gobierno, un actor, cantante o líder religioso como el Papa.
El cuarto de los puntos es la comunicación coactiva, ya que sin ella los seres humanos no son capaces de asimilar las normativas que se hayan puesto en funcionamiento. La quinta es la educación, cuyos logros en este campo se verán reflejados en la niñez.
En su ponencia, Pedro Pablo Gutiérrez también expuso que el estudio del medio ambiente es algo relativamente novedoso, surgido hace aproximadamente 50 años; y que los medios de comunicación se han dedicado a la selección de información estandarizada, generalmente basada en catástrofes naturales que incorporan el lado dramático del problema, pero no su origen ni su fondo.
Lo anterior, impide que la información ambiental cale hondo en la sociedad, ya que el carácter duro de los contenidos como: contaminación, residuos, basura nuclear, sequías, son noticias desagradables y las personas intentan no exponerse a ellas.