El Doctor en Derecho por la Universidad Heidelberg, Alemania, habló de los cambios que se avecinan con esta transición.
Se caracteriza por la reacción a los daños causados al clima y el medio ambiente.
Henry Jiménez Guanipa participó en el Seminario Internacional “Integración de lo ambiental en las políticas de recuperación tras el Covid-19”.
“Creo que debemos hacer un gran esfuerzo por comprender los elementos culturales, sociológicos y antropológicos que se cruzan en este tema para poder visualizar que los cambios sí serán posibles, pero implicarán mucho compromiso y entrega”.
Claudia Peralta Vázquez.
La cuarta revolución industrial por la que actualmente transitamos ha despertado un movimiento global de jóvenes, quienes se movilizan por la defensa del medio ambiente, en contra del cambio climático y el derecho a contar con recursos naturales necesarios para tener una vida digna inspirada en el concepto de desarrollo sostenible, dio a conocer Henry Jiménez Guanipa, doctor en Derecho por la Universidad Heidelberg, en Alemania.
A invitación del cuerpo académico (CA) Gestión y Políticas Públicas Ambientales, el especialista impartió por vía remota, el lunes 27 de abril, la conferencia “Covid-19 y la crisis climática como catalizadores de la gran transición global”, dentro del Seminario Internacional “Integración de lo ambiental en las políticas de recuperación tras el Covid-19”.
Al hablar sobre el papel decisivo que las nuevas generaciones tendrán en esta transición, dijo que en términos energéticos navegamos por la cuarta transición a distintas velocidades, lo cual depende del país o continente donde nos situemos.
Subrayó que esta evolución no la determina la llegada de un nuevo combustible con mayor poder energético ni más económico o abundante, tal y como ocurrió en las dos primeras revoluciones industriales. “La cuarta transición energética está movida por la reacción a los daños causados por la quema de recursos fósiles y por los efectos de las emisiones de efecto invernadero sobre el medio ambiente y el clima”.
Asimismo, se identifica con otros valores, distinta a las anteriores generaciones, es decir con las energías renovables, con un medio ambiente limpio y sin pandemias, respeto hacia los animales y el acercamiento con los de tipo silvestre y sus entornos, de donde presumiblemente han surgido las enfermedades zoonóticas, como el coronavirus.
Henry Jiménez Guanipa destacó que esta nueva etapa deberá ser tan profunda que implicará nuevas estructuras de relaciones económicas, políticas e incluso culturales. Además, reclamará y presionará por un nuevo estilo de vida, numerosos conceptos, enfoques e instituciones.
Por tanto, expresó no tener duda de que después de la pandemia los grandes cambios se van a notar con el fortalecimiento de la sanidad y la incorporación de los jóvenes a las ciencias de la salud.
Tan sólo, previo a esta contingencia, la juventud de muchos países ya se identificaba y mantenía una relación distinta con la naturaleza, con los animales y con los valores que encarna la cuarta revolución industrial.
“Esta transición en marcha representa un clamor de la comunidad internacional y necesita la convergencia de actores y factores que, desde la Cumbre de la Tierra de Estocolmo en 1972 del siglo pasado, hablan de ella.”
Sin embargo, además de la transición energética se requiere cambiar el estilo de vida para luchar contra la principal amenaza que como sociedad enfrentamos: el cambio climático, que ha sido desplazado temporalmente a causa de la pandemia por el Covid-19 y sus letales efectos.
Frente a esto, dijo, la comunidad científica ya elabora sus primeras aproximaciones de lo que podría suceder una vez que la pandemia sea controlada, y no son nada alentadoras, pues lo más seguro es que es ocurra un rebote y se profundicen los daños al medio ambiente, a la salud de las personas y de todos los seres vivos.
Por lo tanto, la estabilización del sistema climático va a exigir más que una transición energética, una transformación global, advirtió el profesor del Heidelberg Center para América Latina, quien también se refirió a los efectos causados sobre la industria petrolera y la reducción inédita sobre la demanda mundial y precio del vital combustible.
Resaltó que no sólo los combustibles fósiles son los causantes de las altas emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático, aunque sí los más importantes. Existen otros factores como la deforestación, toda vez que al eliminar los bosques en la forma en que se hace, se afecta el medio ambiente y la biodiversidad.
“Día a día arremetemos contra la hidrosfera y la litosfera, vertemos basura altamente contaminante sin mayores escrúpulos y se contaminan ríos, lagos, océanos que son capaces de captar millones de toneladas de dióxido de carbono.”
Por esta razón, reiteró que la participación de los jóvenes será fundamental y decisiva en este proceso, y dijo que el 65 por ciento de los trabajos que este sector tendrá en un futuro (niños que hoy cursan la primaria) aún no se han creado y no existen.
“Creo que debemos hacer un gran esfuerzo por comprender los elementos culturales, sociológicos y antropológicos que se cruzan en este tema para poder visualizar que los cambios sí serán posibles, pero implicarán mucho compromiso y entrega.”
El investigador también habló de los avances que trajeron consigo las dos primeras revoluciones industriales tales como: la electricidad, el teléfono, los ferrocarriles, la aviación y los autos; mientras que la tercera se asentó en los avances de las nuevas tecnologías de la información, comunicación e innovación que permiten el desarrollo de energías renovables.