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Universidad Veracruzana

Miguel Omar García Mollinedo, Dulce María Ramírez Hernández y Melina García Hernández, egresados de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV)forman parte del equipo científico dirigido por Takeshi Inomata y Daniela Triadan, de la Escuela de Antropología de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, quienes recientemente dieron a conocer el descubrimiento de la estructura maya de mayores dimensiones y más antigua, hasta el momento registrada. 

Obtuvieron su título con los trabajos recepcionales Análisis preliminar de los materiales arqueológicos de la Unidad de Excavación No. 18 del Sitio Los Soldados, Agua Dulce, Ver.”, “Un rito de terminación en el sitio arqueológico El Palmar, Campeche” y “Rasgos arqueológicos de la fase Villa Alta, en el sitio arqueológico Estero Rabón, Veracruz”, respectivamente.  

En entrevista para Universo, Melina señaló que en los alrededores de su pueblo natal hay varios sitios arqueológicos y rememora su familiaridad desde niña con materiales de esa naturaleza –cerámica, fragmentos de obsidiana en su andar por caminos y campos de cultivo. “Tal vez desde entonces me daba curiosidad, pero eso lo definí ya cuando estudiaba en la Universidad, porque antes no sabía a que lo que quería era dedicarme a hacer arqueología”. 

Durante su estancia en la UV, los egresados participaron en proyectos arqueológicos que la misma institución ofrece para la formación de los alumnos, tales como el de río Los Pescados; en la región de Playa Vicente, Veracruz; sierra de Otontepec; Estero Rabón, entre otros. Además, realizaron su servicio social en sitios como el Museo de Antropología de Xalapa, Instituto de Antropología y en los laboratorios de la Facultad de Antropología. 

Posteriormente, ella y sus compañeros Miguel Omar y Dulce María hicieron prácticas de campo en el Proyecto arqueológico El Palmar, en Campeche, con Kenichiro Tsukamoto, del Departamento de Antropología de la Universidad de California, Riverside, Estados Unidos, y Javier López Camachode la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). 

En 2018, se integraron al Proyecto arqueológico Usumacinta Medio, atraídos por el trabajo de investigación de Takeshi Inomata. 

Durante nuestro trabajo de tesis y la carreraleímos algunos artículos sobre el trabajo que Takeshi hizo en la Aguateca y Ceibal. Siempre quisimos trabajar con él, porque lo admirábamos. 

Para Melina, su participación en éste y otros proyectos ha resultado emocionante, dado el aprendizaje que adquiereNaturalmente, en el caso particular del Proyecto arqueológico Usumacinta Medio le implica interacción con colegas nacionales y extranjeros, lo cual es importante porque significa que en su quehacer aprende de los demás colegas que forman parte de la investigación. 

 

Melina y Daniela Triadan en trabajo de excavación (foto de Takeshi Inomata)

 

Aguada Fénix: trabajo comunitario y menor desigualdad social 

En los primeros días de junio, medios de comunicación nacionales y extranjeros informaron que, en el marco del Proyecto arqueológico Usumacinta Medio, un grupo científico investiga “la estructura ceremonial más antigua y grande del mundo maya, que refleja la importancia del trabajo comunitario. 

En el informe, al que tuvo acceso Universo, se plantea: El descubrimiento apunta a que la sociedad maya se desarrolló más rápido de lo que los arqueólogos habían pensado; además, sugiere que en tiempos antiguos existió una menor desigualdad social que en periodos posteriores”. 

Añade: “Desde el suelo, es imposible decir que la meseta artificial sobre la cual uno se para es una construcción humana extraordinaria. Sin embargo, gracias al levantamiento con tecnología LiDAR hecho por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a las excavaciones y a los fechamientos de carbono 14, podemos afirmar que se trata de la estructura de mayores dimensiones y más antigua del área maya hasta el momento registrada arqueológicamente. 

Precisa también que dicha estructura ceremonial está ubicada en Tabasco, próxima a la frontera con Guatemala, concretamente en el sitio de Aguada Fénix. Gracias a la investigación se sabe que la edificación mide cerca de mil 400 metros en su eje norte-sur por 400 metros en su eje este-oeste, con una altura que oscila en los 10 a 15 metros. Además, tiene nueve calzadas que dan acceso a la plataforma. 

El informe aclara que, contrario a lo que se podría pensar, está en un área habitada y no selvática. Incluso hay ganadería y campos de cultivo, “pero el sitio había pasado inadvertido porque la plataforma es tan grande y plana, que parece ser parte del paisaje natural. Sin embargo, con el LiDAR saltó a la vista la forma de la estructura tan bien planificada”. 

Precisa que el sitio fue descubierto en 2017 por un equipo internacional, liderado por los profesores Takeshi Inomata y Daniela Triadan, de la Universidad de Arizona, con la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia. 

Expone también que las exploraciones arqueológicas se han llevado a cabo por un equipo de arqueólogos y estudiantes de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la UV y la Autónoma del Estado de México (UAEM); además de la participación de estudiantes de universidades estadounidenses, quienes excavaron el sitio y recolectaron más de 69 muestras de carbón para determinar que el sitio fue construido entre el 1000 y 800 a.C. 

Cabe citar que los primeros resultados de la investigación fueron publicados el 3 de junio de 2020 en la revista Nature –entre cuyos autores también aparece el nombre de Melina. El texto científico sugiere que este descubrimiento marca una época de grandes cambios en Mesoamérica, lo cual tiene varias implicaciones para futuras investigaciones. 

 

La estructura ceremonial está ubicada en Tabasco, próxima a la frontera con Guatemala (foto de Takeshi Inomata)

 

A excavar aprendí en la UV 

Para Melina, su participación en esta investigación es enriquecedora“Ellos me van enseñando nuevas cosas para que pueda irlas aplicando y aprenda cómo trabajar e interpretar, que es lo más importante en la arqueología”. 

Las labores que ella, Miguel Omar y Dulce María realizan en campo son diversificadas y también hacen trabajo en laboratorio, con el material que obtienen en las excavaciones. 

“Cuando vamos a campo nos asignan una unidad de excavación y es nuestra responsabilidad llevar el control y registro de los materialesy en laboratorio –cuando llegamos en las tardes de trabajar, hay que organizar todo el material que obtuvimos y también hay momentos en los que hacemos análisis de materiales.” 

Se trata, explicó, de emplear los conocimientos adquiridos en la UV. Es más, para ella, el sistema de enseñanza de esta casa de estudios es funcional y pertinente para la comunidad arqueológica en formación. “La Universidad ofrece proyectos en donde nos muestran el proceso de trabajo de la labor arqueológica, por lo que podemos estar más familiarizados con las acciones que hay que llevar a cabo”. 

El programa de Arqueología tiene sus propios proyectos arqueológicos (algunos citados líneas arriba) y durante el transcurso del mismo la comunidad estudiantil debe realizar tres prácticas de campo en ellos: prospección, excavación y análisis de materiales. 

A la comunidad estudiantil de Arqueología UV les sugirió prepararse, aprender de otras personas que están a su alrededor y valorar a la comunidad académica que les imparte clases en la Facultad de Antropología, pues de ahí podrán adquirir los recursos que les permitirán desarrollar sus propias ideas, además de obtener información de otros medios para complementar su formación. 

Cabe decir que el equipo multidisciplinario e internacional, que cuenta con colaboradores de instituciones japonesas, europeas, estadounidenses y centroamericanas, continuará trabajando en Aguada Fénixharán un análisis LiDAR más amplio del área y proseguirán el trabajo de campo, con el fin de recuperar información de los sitios aledaños que permita entender la manera en que estas poblaciones intermedias interactuaron con los olmecas y los mayas. 

 

Arqueólogos y estudiantes de la UV, la UNAM y la UAEM han realizado las exploraciones