Durante las últimas horas del 30 de junio de hace 500 años, el huey tlatoani Cuitláhuac lideró la única gran victoria que los mexicas lograron sobre los españoles y sus aliados: la Noche Triste, acontecimiento que cambió la táctica que Hernán Cortés tendría durante el proceso de Conquista y que sigue siendo polémico, pues algunos historiadores consideran que fue un triunfo de los indígenas, pero otros no, según especialistas consultados por La Razón .
Tras la muerte de Moctezuma, el 29 de junio, Cortés decidió que tenían que huir de la ciudad, debido a la insistencia de sus capitanes, a la falta de agua, alimento y el acoso constante de los mexicas. “Incluso Bernal Díaz del Castillo menciona que un soldado llamado Botello, que tenía fama de nigromante, le dijo a Cortés que había visto en sus cartas y los astros que esa noche sería su única oportunidad de escapar con vida. Paradójicamente, él estuvo entre las bajas”, detalló el arqueólogo Carlos Javier González.
Daniel Altbach, doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM, señaló que el escape fue una acción inmediata, lo cual hizo que parte de las tropas españolas y tlaxcaltecas no se enteraran del plan, por lo que se quedaron atrás. “Cortés tenía la idea de que los indígenas no acostumbran combatir de noche; eso que vio como una ventaja lo pagó muy caro”, apuntó.
La Noche Triste es el primer elemento épico y la gran victoria que va a tener un pueblo indígena sobre un ejército español en la historia de América, y la sufrieron a manos de una persona muy poco reconocida: Cuitláhuac, huey tlatoani de México-Tenochtitlan, hermano y sucesor de Moctezuma
Julio César Morán, Historiador
Los conquistadores huyeron sobre la Calzada de Tacuba y cuando llegaron a la acequia donde hoy está el cruce entre Eje Central y Avenida Hidalgo, una sembradora los descubrió y dio aviso al ejército de Cuitláhuac, hermano de Moctezuma y su sucesor en el trono. González apuntó que fue en la acequia conocida como “El canal de los toltecas”, lo que actualmente es la calle Zarco (casi en la esquina entre Reforma e Hidalgo), donde los mexicas dieron su ataque casi fulminante.
“En ese trayecto, la totalidad del oro que habían sacado los españoles y sus aliados se perdió o quedó regado en la zona. Tanto fuentes indígenas como castellanas señalan que los canales eran muy profundos y que por las armaduras y el oro que traían los castellanos se ahogaron. Se dice también que fueron tantos los muertos en la acequia que llegó el punto que los cadáveres sirvieron como puente y así lograron cruzar quienes sobrevivieron”, comentó Julio César Morán, historiador de la FES Acatlán.
IMPACTO, CONSECUENCIAS Y LEGADO
Morán describió a la Noche Triste como el día en el que Cortés cambiaría su táctica para conquistar Tenochtitlan, dejó de intentar crear una alianza y convencerlos que se sometieran al yugo de la corona para adoptar el camino bélico en su totalidad.
“Se había mostrado ante los indígenas como un hombre justo y pacificador; era condescendiente con sus aliados, al grado de que castigaba a los españoles si les robaban y a los mexicas les perdonaba crímenes y traiciones.
“Tras la Noche Triste decide que la guerra es irremediable e incluso toma una política severa con los pueblos —antagónicos a los mexicas— que se le habían unido: si alguno lo atacaba sufriría las consecuencias, entre ellas la pérdida de su derecho a la libertad. A partir de ahí se habla por primera vez en México de la esclavitud hacia los indígenas”, detalló.
Por su parte, Daniel Altbach, doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM, explicó que fue un evento que adquirió importancia dentro de la historia y el imaginario social colonial cuando Cortés lo institucionalizó. “Quiso crear un espacio político en el Hospital de Jesús, el primer lugar que recogió a los veteranos de guerra y su apuesta era crear un poder político a partir de sus compañeros (excombatientes de la Noche Triste), pero no lo logró.
Una de las grandes interrogantes y error fue que los mexicas no persiguieron ni liquidaron a los españoles cuando pudieron hacerlo y llevaron el pecado en la penitencia: al haber dejado vivo a Cortés, Alvarado y a los principales capitanes, 13 meses después, el 13 de agosto de 1521 caería Tenochtitlan
Carlos Javier González, Arqueólogo
“Su discurso era que fueron los conquistadores, no los reyes ni los evangelizadores, quienes habían apaciguado los reinos prehispánicos. Hizo una asociación entre el día de San Hipólito y el de la Caída de Tenochtitlan (el 13 de agosto) y señaló que en éste también se debía celebrar a los mártires de la Noche Triste. No obtuvo lo que esperaba, pero se popularizó la leyenda de la Noche Triste”, puntualizó.
Sin embargo, también existe polémica, entre los expertos, respecto al significado de la Noche Triste. El historiador Rodrigo Martínez Baracs considera que no fue una victoria para los mexicas, pues dejaron salir con vida a los españoles y sus aliados.
“Fue una Noche Triste para los mexicas, que al ver huir a los españoles, no los lograron detener y destruir. No sólo se les fueron, se reorganizaron y un año más tarde lograron la caída de Tenochtitlan. También dejaron, sin proponérselo, el virus de la viruela que se convirtió en una muy mortífera epidemia”, agregó.
Una de las grandes preguntas que hoy todavía se hacen los especialistas es “¿por qué los mexicas nos los persiguieron?, es de esos enigmas de la historia militar de México, como cuando Hidalgo determinó no tomar la CDMX después de la Batalla de las Cruces”, destacó Baracs.
EL LLANTO EN EL AHUEHUETE Y OTROS MITOS
La historia que todos conocen señala que, tras huir de Tenochtitlan, Hernán Cortés y sus tropas llegaron a Popotla, lugar donde el conquistador se recargó en un gran ahuehuete, en el cual lloró la derrota.
Los especialistas señalan que esta escena es ficticia y consideran que nació como una amalgamación de los hechos que las distintas fuentes narran acerca aquél día. Martínez Baracs detalló que el historiador novohispano Fernando de Alva Ixtlilxóchitl registró que Cortés dijo que no había llorado por las pérdidas, sino en agradecimiento a la Virgen María por haberles permitido retirarse.
Julio César Morán aseguró que inclusive las fuentes no coinciden en que los conquistadores hayan parado en Popotla, pues quien señala eso es Bernardino de Sahagún; en contraste, Bernal Díaz del Castillo, quien sobrevivió a la Noche Triste, escribió que el primer lugar donde pararon fue en un cerro y otros más apuntan que llegaron directo a Cuautitlán.
No tengo presente en qué momento se le comenzó a decir la Noche Triste a la retirada de Cortés, en relación con su llanto. Pero me parece natural que a los hechos históricos se les llame como se les ha nombrado en el pasado, independientemente de que el hecho pueda ser estudiado y valorado desde perspectivas diversas y complejas
Rodrigo Martínez Baracs, Historiador
“Pero Bernal sí especifica que Cortés y sus capitanes lloraron el hecho. Es hasta principios del siglo XIX cuando se empieza a hablar de un árbol en Popotla, que más tarde es referido como el árbol de la Noche Triste, sobre todo cuando José María Velasco pinta El ahuehuete de la Noche Triste, una obra con conceptos nacionalistas”, agregó.
El relato del llanto de Cortés, aseguró Daniel Altbach, sirvió para humanizar a un personaje que era conocido por ser una máquina bélica e inteligencia política. “¿Por qué nos importa si se puso a llorar en un árbol?, porque lo hacen empático y nos da a entender que las personas son complejas, aunque haya mucho de romántico en el evento”, aseveró.
Morán describió a la Noche Triste como un relato épico derivado del imaginario medieval y fantasioso que tenían los españoles, en el que las hazañas de los grandes caballeros se “ensalzaban en todas partes”.
Otro mito surgido de aquél día es el “Salto de Pedro de Alvarado”: la leyenda dice que durante la huida de Tenochtitlan, a la altura de la avenida que hoy se llama Puente de Alvarado, el conquistador tomó una alabarda de grandes dimensiones y, como si fuera un experto, la utilizó para cruzar uno de los canales.
“Los autores de la Conquista”, refirió Morán, “dicen que esto es un cuento creado por Francisco López de Gómara, autor de Historia de la conquista de México, pues él aplaudía todo lo que hacía Cortés, pero nunca visitó el país. Además, tanto las fuentes españolas como indígenas señalan que lograr un salto de esas dimensiones era físicamente imposible”, explicó.
EL HÉROE OLVIDADO
La victoria de los mexicas sobre los españoles y sus aliados tlaxcaltecas fue comandada por Cuitláhuac, huey tlatoani hermano y sucesor de Moctezuma, quien meses más tarde y tras sucumbir a la viruela, fue reemplazado por Cuauhtémoc. El historiador Julio César Morán lamentó que pese al logro y papel que jugó en la Conquista, el emperador sea una de las figuras más infravaloradas y olvidadas de la historia.
“En las ciudades del país siempre una de las avenidas principales se llama Cuauhtémoc, mientras que las bautizadas como Cuitláhuac son relegadas a los barrios populares. En la Breve historia de México, José Vasconcelos dice que los mexicanos siempre van a levantar mayor cantidad de monumentos a los derrotados, mientras que los pocos mexicanos de la historia que han triunfado son ninguneados y tratados como gente de segunda, y por ello Cuitláhuac no cuenta con grandes monumentos”, lamentó.
Recordar esta fecha es polémico porque hay quienes están en contra de lo español y a favor de lo indígena, pero también hay quienes piensan que los españoles trajeron la cultura. Yo creo que fue un proceso profundamente violento, que marcó una manera de interactuar, pues desde ese día no le ha ido mejor a los indígenas, pero tampoco podemos decir que Cortés fue malo
Daniel Altbach, Mesoamericanista