Alma de Jesús Acosta de la Rosa, egresada de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) de la Universidad Veracruzana (UV), ha demostrado que el papel de las mujeres dentro de esta profesión es fundamental, pues el trabajo constante y la dedicación son piezas fundamentales de cualquier persona para alcanzar sus metas.
El 1 de julio, como cada año desde 1974, en México se celebra el Día del Ingeniero, actividad que en su mayoría ejercen los varones; no obstante, las mujeres cada vez han abarcado más espacios tanto en la toma de decisiones como en el desarrollo de esta ciencia.
“Para las mujeres que nos dedicamos a la ingeniería es un reto demostrar que estamos a la par de nuestros compañeros, incluso desde el inicio de nuestra formación. Afortunadamente cada vez somos más las que mediante el trabajo duro y la preparación demostramos que es muy posible llegar hasta donde nos lo propongamos.”
Desde hace dos años, Alma de Jesús es delegada del Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas (CIME), pero también es consejera consultiva del Instituto Veracruzano de las Mujeres y desde ese puesto busca impulsar la equidad de género y favorecer la participación de este sector.
También es empresaria, Comisionada de Energía de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) región Veracruz Centro, y miembro del Consejo Consultivo de la FIME–UV Xalapa, tareas que ha compaginado con su papel de esposa y madre de familia.
Expresó que siempre se desarrolló entre hombres, tanto en el ambiente familiar, académico y laboral, lo cual no le ha permitido percibir si en algún momento han querido hacerla a un lado o discriminarla.
Alma de Jesús Acosta egresó de la FIME a principios de la década de los noventa, carrera a la que ingresó por un gusto que desde pequeña sentía por las matemáticas y las ecuaciones, además de que su padre era ingeniero topógrafo.
Pese a que en el propedéutico algunos maestros decían a las mujeres que el área de Exactas no era para ellas y que mejor se fueran a la Escuela Industrial, Alma de Jesús no se arrepiente de haber tomado esa decisión.
Comentó que durante ese periodo siempre contó con el apoyo de sus compañeros, nunca hubo palabras de desaliento para el grupo de seis mujeres que coincidentemente también formaron parte de su generación, y cabe destacar que no había más en semestres iniciales o avanzados.
Posteriormente, algunas de ellas cambiaron de carrera o simplemente decidieron no continuar en la Universidad.
Acosta de la Rosa, quien también es docente del Instituto Tecnológico Superior de Xalapa (ITSX), quería ser independiente y formar su propio negocio al egresar de la UV, institución por la que siente un profundo orgullo y agradecimiento.
Al inicio trabajó como dibujante con un maestro que tenía una empresa, y después –al tiempo que concluía su tesis– ascendió a proyectista. Más adelante realizó trabajos de supervisión de obra, auditoría, contraloría, y fue encargada del Ramo 033 y de Obras Públicas en algunos municipios.
Tras este aprendizaje y experiencia, decidió fundar su propia empresa y ahora también trabaja de forma independiente.
Ante el prejuicio aún existente por el hecho de ver a una mujer al frente de una construcción o de una empresa, manifestó que esta situación no debe desmotivarlas, por el contrario “las mujeres nos exigimos y tratamos de dar más, seguimos siendo pocas, pero en los grupos donde las hay siempre sobresalimos”.
No obstante, lamentó que dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) este sector represente sólo el 37 por ciento del total de integrantes del padrón, y que aún haya división entre carreras masculinas y femeninas.
Tan sólo, en el área de Humanidades hay un 68 por ciento de alumnas, mientras que en Ingeniería y Tecnología, un 30 por ciento.
En este sentido, expuso la necesidad de que las mujeres logren posicionarse en estas carreras porque “tenemos facilidad y capacidad para desarrollarnos en la ingeniería, es cuestión de convencer a las mujeres de que pueden y son capaces.
”No veo el problema de incrementar la presencia de las mujeres en estas áreas”, aseguró en medio de este llamado que también hizo extensivo a los hombres para enfocarse y aportar soluciones a problemas técnicos mediante soluciones prácticas.
Al referirse al cargo que ostenta como delegada del CIME, manifestó que es una gran emoción y responsabilidad porque tiene una función por mandato constitucional donde la ética y el respeto a las normas, leyes y reglamentos deben ser su código de conducta profesional.
“En el comité trabajamos en conjunto para que nuestro colegio siga creciendo y desarrollándose, agrupamos empresarios, servidores públicos, verificadores, peritos corresponsables y académicos, así que somos multidisciplinarios, lo que nos ayuda a cubrir diferentes ámbitos en nuestro desarrollo como órgano colegiado”.