- El estudiante del Jazzuv ganó el primer lugar del Concurso Nacional de Jazz, Saxofón 2020.
Karina de la Paz Reyes Reyes Díaz
23/08/2020, Xalapa, Ver.- Alan Villanueva, estudiante del Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana (Jazzuv), ganó el primer lugar del Concurso Nacional de Jazz, Saxofón 2020, realizado en el marco del Tercer Festival de Clarinete y Saxofón Veerkamp. En entrevista para Universo, habló de este logro, de lo que significa para él este tiempo de pandemia y de su vínculo con la música tradicional de su natal Oaxaca.
El concurso se desarrolló el 7 de agosto vía remota y en él participaron saxofonistas de todo el país. No es la primera ocasión que el estudiante de la UV destaca en un ejercicio de estas características, en 2018 obtuvo el primer lugar del Concurso Panamericano de Saxofón Jazz y en 2017 el segundo lugar en el mismo evento (https://www.uv.mx/prensa/banner/alan-villanueva-gano-el-x-concurso-panamericano-de-saxofon–jazz/).
Al ser de manera remota, ¿qué significó para ti concursar a través de una pantalla?
El evento se realizó de manera virtual debido a las restricciones causadas por la pandemia. Los organizadores (entre ellos la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, la Secretaría de Cultura y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) buscaron apegarse a las condiciones de una participación presencial, por ello solicitaron un video de una sola toma, sin cortes entre los temas a ejecutar, y esto recreó la atmósfera de una participación en vivo, donde no hay cabida a correcciones y, sobre todo, donde prima la improvisación de una forma sincera.
Pero, claramente, dista muchísimo de una intervención en vivo, si bien me sentí cómodo tocando en el lugar donde ensayo a diario –en este espacio cotidiano– extrañé de sobremanera la interacción con otros músicos, la cual juega un papel crucial en el jazz y conduce tu discurso a sitios nuevos; al ser una conversación, un aparato de creación colectiva, se genera una continua síntesis de ideas y la improvisación no queda reducida a un monólogo.
En tu formación profesional, ¿qué te ha aportado el Jazzuv?
Para mí, Xalapa y el Centro de Estudios de Jazz han sido un parteaguas en mi desarrollo como músico. Los conocimientos adquiridos, la calidad de las clases y, sobre todo, la comunidad generada por la escuela han tenido un impacto enorme en mi forma de relacionarme con la música.
El estar rodeado de músicos con un talento brutal, que están en esa búsqueda personal y en ese proceso de crecimiento, te genera un mayor compromiso con tu instrumento; además, de que la riqueza de compartir, tocar juntos y escuchar es inmensa.
Si bien te formas como jazzista, tus inicios están en la música tradicional de Oaxaca; más allá de la técnica, en términos sociales, ¿qué te gusta de una y qué de la otra?
Bueno, la música tradicional oaxaqueña tiene una función social clarísima y de enorme importancia, está presente en los acontecimientos más destacables de la vida, de las personas y los pueblos: hay sones para las bodas, marchas para los funerales, sones hasta para que en un momento determinado de la fiesta salga a bailar la cocinera, y si no son interpretados de la manera correcta, si no generan la atmósfera que corresponde, ella no sale a bailar y todo resultó mal.
Crecer siendo parte del servicio que presta la música tradicional a la comunidad y comenzar a forjar mi identidad como músico en su enorme bagaje, han sido de las cosas más importantes que se me han brindado.
También, al ser consciente de la relación intrínseca entre la música y el pueblo del cual emana, de que ésta es una expresión de la raíz cultural en la cual está cimentada, busco acercarme con el respeto merecido a la tradición en el estudio del jazz; además, en este género el instrumento que ejecuto tuvo un desarrollo destacable y muchos de los grandes saxofonistas son figuras primordiales, siento una gran afinidad con ellos, disfruto escuchar su música e intentar interpretarla.
En tiempos de pandemia, como los que vivimos, ¿qué panorama ves para ustedes, las nuevas generaciones de la música?
Creo que el músico, como toda persona que se desenvuelve en el arte, tiene una necesidad intrínseca de expresión, hace su labor a pesar de todo lo adverso que se le presente. Ahora se nos juntó́ lo adverso con lo difícil y lo jodido, puesto que la cultura es el sector más golpeado durante una crisis económica, y más en estos momentos en los que existe un cierre de espacios para laborar (foros, teatros, salas de conciertos).
Hay una prohibición a la aglomeración de personas y la música sucede en comunidad; pese a ello, confío en que en un plazo cercano recuperaremos espacios y estabilidad. Mientras tanto, el trabajo personal sigue, día a día, la música no desaparece en estos momentos, sino que cobra mayor relevancia, y no sólo para los mismos músicos, también para la sociedad en general, pues nos ayuda a hacer más llevadero el aislamiento.
¿Sirve de algo la música en tiempos de contingencia sanitaria?
En lo personal, estar concentrado en la música en estos días me brinda estabilidad mental, objetivos y trabajo; es un ancla a tierra para no agobiarse tanto por el porvenir. Como comentaba, las expresiones artísticas juegan un papel crucial para sobrellevar el encierro (el cine, la música, la literatura) y espero que la sociedad valore el trabajo de las personas que las hacen posibles.
Karina de la Paz Reyes Díáz