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Universidad Veracruzana

 

  • No debe ser circunscrita al origen accidental del que surge, consideró la académica Bertha Alicia Ramírez Arce.

Bertha Alicia Ramírez Arce fue ponente en el 1er Congreso Internacional de Derechos Humanos 2020.

José Luis Couttolenc Soto. 

 La universalidad de los derechos humanos no debe ser circunscrita al origen occidental del que surge, sino complementada a partir de la inclusión de la pluralidad cultural y de derechos de los pueblos y comunidades indígenas que han habitado y continúan haciéndolo, resistiendo los embates de políticas hegemónicas en América Latina (AL). 

Lo anterior lo expresó Bertha Alicia Ramírez Arce, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV), durante su participación, el miércoles 5 de agosto, en el 1er Congreso Internacional de Derechos Humanos 2020, que fue organizado por alumnos integrantes del grupo Golfo de México Modelo de Naciones Unidas de esa entidad universitaria. 

En su intervención, titulada “La universalidad e interdependencia de los derechos humanos”, señaló que uno de los principios que se argumenta de manera general es su universalidad, mencionando que “no obstante en el contexto de nuestra realidad y desarrollo histórico, debemos advertir que AL ha tenido una realidad distinta y diversa con relación al desarrollo de la cultura occidental”; agregó que en cuanto a los procesos de conquista y colonización, cobra mayor sentido identificarse y reconocerse como una AL con elementos comunes legados por la cultura occidental: idioma, derecho y religión.   

La transmisión en línea fue seguida por académicos y estudiantes de instituciones de educación superior de Europa y América Latina. 

Ramírez Arce apuntó que el pueblo originario Kuna, ubicado en la región de lo que hoy es Colombia y Panamá, conocía a AL como Abya Yala (tierra madura, tierra viva), y desde Norteamérica hasta el Cono Sur existieron originalmente comunidades y pueblos con un desarrollo cultural, idiomas y cosmovisiones propias, que fueron invisibilizadas por el influjo de monismo cultural y su política hegemónica de orden colonialista, y más tarde liberal-individualista.   

Consideró que este panorama invita a la reflexión a partir del discurso de los derechos y de la realidad plural que hoy por hoy se puede advertir a partir del desarrollo y visibilización del reconocimiento de México como nación pluricultural, como lo señala el Artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 

La Coordinadora del Seminario de Derecho Romano y Derechos Indígenas de la UV, puntualizó que la relación de los pueblos y comunidades indígenas con la tierra y su territorio ancestral dan cuenta del sentido de su visión colectiva, al incluirla como parte de su vida e identidad cultural, contrario a la visión utilitaria y patrimonialista que se le otorga a la propiedad privada en la cultura occidental. 

La madre tierra representa para ellos su casa, su modo de subsistir, sus ritos, el agua, su conservación, su deber y su cosmovisión, y por ello los derechos humanos avanzan en su vocación universalista e interdependiente, sumando los esfuerzos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el reconocimiento de la pluralidad jurídica que visibiliza esta realidad diversa y reconoce que los derechos colectivos de los pueblos y comunidades indígenas forman parte de su identidad cultural.” 

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