- El jefe de la sección de violines segundos en la Orquesta Sinfónica de Xalapa habló sobre las propuestas para reanudar actividades y compartió que pronto se conocerá el procedimiento para la reactivación.
“Podemos tocar en los quioscos que hay por toda la ciudad y no necesariamente debe ser los viernes por la noche. Pero todo apegado a los lineamientos de la UV. Estamos a la espera de la determinación”.
“Todos deseábamos participar en el aniversario 91 de la OSX, pero la emergencia sanitaria hizo imposible el festejo. Esto ha modificado todos los planes y en el mundo los músicos tratamos de idear la forma de continuar con nuestra labor”.
Jorge Vázquez Pacheco..
– Juan Manuel Jiménez, jefe de sección de violines segundos en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), lanzó una propuesta que el Consejo Técnico del organismo analiza, a la par con las que proceden de las diversas academias existentes en el organismo sinfónico.
En entrevista para Universo, el instrumentista indicó: “Hemos tenido recientemente una reunión virtual con el director Martin Lebel, en que se planteó la posibilidad de distribuirnos adecuadamente para retomar nuestra actividad en medio de la contingencia sanitaria”.
El violinista nacido en la ciudad de Xalapa manifestó: “Todo deberá hacerse bajo los lineamientos de la Universidad Veracruzana. La OSX se divide en academias y existe una en cada fila de instrumentos, incluyendo maderas, metales y percusiones.
”Mi planteamiento fue en el sentido de que somos ejecutantes y nuestra tarea es tocar, ésa es mi idea elemental. Y no precisamente debemos tocar en nuestra sala de conciertos; supongo que un quinteto o un ensamble de cámara pueden hacerlo en un sitio como el parque Los Berros o Los Tecajetes, y todos habrán de responsabilizarse de su sana distancia. Podemos tocar en los quioscos que hay por toda la ciudad y no necesariamente debe ser los viernes por la noche. Pero todo apegado a los lineamientos de la UV. Estamos a la espera de la determinación.”
Jiménez rememoró la época de su ingreso a la OSX: “Me integré en 1975 como asistente de Ángel Ruiz, quien era jefe de la sección de segundos violines. Así permanecí hasta el retiro de Ruiz en 1985, y desde ese año funjo como jefe de sección. De los instrumentistas que trabajaron durante la gestión de directores como Juan Lomán, José Ives Limantour, Luis Ximénez Caballero, Francisco Savín y Fernando Ávila nos quedó el ejemplo de su actitud combativa, su compromiso y capacidad de lucha para sobreponerse a las adversidades.
”Procedo de una familia de músicos originarios de Arandas, Jalisco. Mi padre fue violinista y estudió en el Conservatorio Nacional de Música en la época en que pasaron por allí maestros como Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo y Blas Galindo. Estudió composición con Carlos Jiménez Mabarak y tocó en la Sinfónica de México bajo la dirección de Carlos Chávez, luego lo llamaron de Los Violines de Villafontana, agrupación en que permaneció como 15 años. Después, Luis Herrera de la Fuente lo convocó para la Orquesta Sinfónica Nacional de México como asistente del concertino, que en esos años era Vladimir Vulfman. Mi madre fue pianista de la orquesta y mi padre pronto decidió irse a Guadalajara.
”Estamos hechos a la manera de los músicos que vivieron las épocas de vacas flacas en Xalapa y en México. Mi padre me contaba que en la XEW se ofrecían conciertos en vivo, además de los espectáculos de moda con intérpretes populares como Pedro Vargas, Jorge Negrete o Pedro Infante. Allí tocaron también Pierre Fournier, Henryk Szeryng y Claudio Arrau, entre otros. Los instrumentistas se colocaban afuera de la estación radiodifusora, a la espera de ser llamados, se daba sólo un ensayo ¡y a tocar! Aparte de lo que sabían, su escuela fue la vida; el que fallaba a la primera, era dado de baja de inmediato y entraba otro en su lugar. Aquello exigía esfuerzo intenso frente a la competencia, fue lo que vimos y vivimos de nuestros padres: la puntualidad, el aseo en la labor, el estudio y mucha disciplina. Cuando mis contemporáneos y yo entramos a la OSX encontramos la mesa servida con una nueva formación de músicos y novedosas formas de funcionamiento. Así logramos establecernos como una suerte de punta de lanza que reconocían de inmediato directores procedentes de centros musicales de mucha importancia. Las grabaciones que se hicieron en esa época fueron de antología y enorme calidad técnica.
”Todos deseábamos participar en el aniversario 91 de la OSX, pero la emergencia sanitaria hizo imposible el festejo. Esto ha modificado todos los planes y en el mundo los músicos tratamos de idear la forma de continuar con nuestra labor. En todo el mundo las ideas fluyen, se plantean y vamos a ver quién le atina. Creo que las orquestas que tenemos sala propia deberíamos tocar repartidos en el recinto. Si no cabemos los 90, a lo mejor 50 o 30 sí podemos hacerlo y el público protegido mediante los procesos de sanidad. No es necesario pensar que se ocupen las más de mil butacas de Tlaqná; con 250 asistentes o menos se puede. Ésa es mi propuesta.”
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