- Tras el suceso, diversos escritores denunciaron el malestar social, al ejército y a la policía..
Carlos Hugo Hermida Rosales.
Jaime Ricardo Huesca Orozco, estudiante de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación (MECC) de la Universidad Veracruzana (UV), desarrolla un proyecto dentro de este posgrado en el que investiga la poesía referente al movimiento estudiantil mexicano de 1968 y a la matanza de Tlatelolco.
Para lograr su objetivo analiza los libros 53 poemas del 68 mexicano y Poemas y narraciones sobre el movimiento estudiantil de 1968, que incluyen textos que fueron recopilados por Miguel Aroche Parra y Marco Antonio Campos, respectivamente.
Ricardo Huesca expuso sus avances el 26 de agosto en la conferencia “Poesía sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968. Una aproximación desde el testimonio y los imaginarios sociales”, en el marco del Segundo Coloquio de Investigación de la Quinta Generación de la MECC, realizado de manera virtual por el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) del 26 al 28 de este mes.
El estudiante mencionó que después de la masacre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, diversos escritores se impusieron el compromiso implícito de narrar los acontecimientos a través de sus obras.
Entre estos escritos el género literario que sobresalió fue la poesía, en la que varios autores como Mario Benedetti, Rosario Castellanos, José Buñuelos, Eduardo Santos, Carlos Becerra y José Emilio Pacheco expresaron su sentir.
Comentó que a través de estos textos se abrió un espacio de libre expresión, en medio del gobierno autoritario de Gustavo Díaz Ordaz.
“La poesía originada a partir de los acontecimientos de 1968 abrió espacios políticos y propició un discurso unificado que generó representaciones”.
Ricardo Huesca también compartió que distintos poemas de esta época tienen la característica de utilizar las mismas palabras, entre las que están: pueblo, muerte, patria, sangre y día, y que a través de ellos se buscó denunciar el malestar social, al ejército y policía, e incluso criticar los juegos olímpicos.
“Esta manifestación artística espontánea unió a un colectivo con la consigna hegemónica de apelar contra los acontecimientos negativos de 1968.”
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