- Ana Rosa Moreno, ganadora del Premio Nobel de la Paz, participó en programa de conferencias del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana.
- Subrayó la necesidad de formar a autoridades y personal de salud en temas ambientales y su relación con las enfermedades-
David Sandoval Rodríguez..
Los profesionales de la salud deben estar abiertos a conocer y realizar trabajo interdisciplinario para atender los problemas que genera el cambio climático, precisó Ana Rosa Moreno Sánchez, Premio Nobel de la Paz y académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La bióloga, quien formó parte del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) y que en 2007 compartió con el estadounidense Al Gore el Premio Nobel, subrayó la importancia de formar a los próximos trabajadores de la salud con una visión que comprenda y tome en cuenta las implicaciones ambientales en las decisiones de salud pública.
Este fue el tema de su videoconferencia “La educación para el cambio climático y la salud”, organizada por el Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV) como parte del proyecto “Educación para el cambio climático en el estado de Veracruz. Programa de formación para docentes normalistas”.
Los cambios ambientales que ocurren en todo el planeta son resultado del cambio climático, hecho que contribuye a la carga global de enfermedades y de muertes prematuras a nivel mundial; particularmente se relaciona con la salud humana cuando hay eventos extremos como inundaciones o conflictos políticos que provocan desplazamientos masivos de personas sin un destino establecido.
El cambio climático también ha modificado los patrones de las enfermedades transmitidas por vectores (ETV) como el paludismo y el chikungunya, a lo que se suman los contaminantes del aire que causan enfermedades respiratorias agudas en adultos y niños, así como la seguridad alimentaria cuando los cambios en el clima y las precipitaciones afectan la producción de alimentos, provocando desabasto.
El aumento de la temperatura y los patrones alterados de precipitaciones son uno de los factores que potencia las ETV, ya que su presencia se registra en regiones donde antes no ocurría y esto incrementa los contagios. De igual forma, las condiciones cálidas favorecen la producción de alérgenos que afectan particularmente a los niños.
La investigadora destacó que, a nivel global, la mortalidad a causa de eventos extremos es mayor en mujeres que en hombres, aunque en América Latina hay muy poca información.
En general, recalcó que “la pobreza es una de las condicionantes de alta vulnerabilidad al cambio climático”. Es en tal contexto que una capacitación adecuada a los temas ambientales y del cambio climático no sólo debe ser para los trabajadores de salud y los responsables del sistema sanitario, sino que debe haber profesionales de la salud vinculados directa o indirectamente que estén abiertos al trabajo interdisciplinario cuando se discutan las medidas de aplicación y mitigación.
“Es un trabajo donde absolutamente todos tenemos una cierta responsabilidad y por lo tanto una obligación de participar”, apuntó Moreno Sánchez.
Recalcó la necesidad de que el sector salud planee con un enfoque de intersectorialidad, además de que se requiere la colaboración interdisciplinaria para diseñar programas eficientes en la atención a los problemas de salud.
“La salud debería de ser considerada en todo tipo de evaluaciones para realizar infraestructura y con profesionales que comprendan la interacción clima-salud, es muy importante la comprensión científica de estas interacciones, así como un respeto saludable por los problemas aún no comprendidos”, detalló.
En tal sentido, extendió un reconocimiento a la UV al señalar que la capacidad de adaptación del sistema de salud puede darse a través de la educación a la población; “la Universidad Veracruzana tiene la fortaleza de saber trabajar con comunidades vulnerables y posee aprendizajes sociales muy palpables”, refirió al compartir que en años pasados se involucró en programas de atención a comunidades en la entidad.
Remarcó que es imperante que la educación en clima y salud forme parte de los programas educativos y no debe limitarse a las escuelas profesionales de la salud, “debería implementarse a través de programas universitarios relacionados con la salud pública, pero también con las ingenierías, derecho, arquitectura y negocios, entre otras carreras”.