- “Sigue haciendo falta la visión femenina en la investigación científica”: Rebeca Menchaca.
- “Reconocer nuestra igualdad de capacidades debe ayudarnos a romper con los obstáculos estructurales”: Yovana Celaya.
- “La vida como científica es muy rica y gratificante”: Leticia Cano.
- “Las mujeres y el enorme papel que tienen en la familia, la ciencia, la tecnología, las artes y en la sociedad en general, debe ser valorado todos los días”: Cristina Mac Swiney.
A nivel mundial, la matrícula de estudiantes femeninas en tecnologías de la información y comunicación apenas alcanza el tres por ciento; en ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, el cinco por ciento, y en ingeniería, manufactura y construcción, el ocho por ciento.
Paola Cortés Pérez ..
Hace 46 años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) institucionalizó el Día Internacional de la Mujer, este año el tema principal es “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”, el cual celebra los enormes esfuerzos que realizan mujeres y niñas en todo el mundo para forjar un futuro más igualitario y recuperarse de la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2.
Uno de los espacios donde se refleja la desigualdad es el científico; de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las mujeres siguen encontrando obstáculos para desenvolverse en el campo de la ciencia.
A pesar de que la participación de las mujeres ha aumentado en las carreras de grado superior, todavía están insuficientemente representadas en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
A nivel mundial, la matrícula de estudiantes femeninas en tecnologías de la información y comunicación (TIC) apenas alcanza el tres por ciento; en ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, el cinco por ciento, y en ingeniería, manufactura y construcción, el ocho por ciento.
Lo que da como resultado que sólo el 33 por ciento de los investigadores en todo el mundo son mujeres. En 2019, la región con el mayor número de científicas era Asia Central, con el 48.2 por ciento, seguida de América Latina y el Caribe con el 45.1 por ciento, siendo Venezuela con el mayor porcentaje de científicas, con el 61.4 por ciento.
En cuanto a México, en el artículo “La participación de las mujeres investigadoras en México”, de Magali Cárdenas Tapia, resultado de una investigación que tuvo por objetivo evaluar la equidad de género en la investigación en el país, arrojó como resultados que en 2012 el porcentaje de mujeres que participaron en este sector fue de 33 por ciento; en 2013, incrementó dos puntos porcentuales, llegando a 35 por ciento, y para 2015 los porcentajes se mantuvieron iguales.
De las siete áreas de conocimiento establecidas por el Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt), en ninguna las mujeres son mayoría; sin embargo, la mayor concentración está en las áreas de biología y química; humanidades y ciencias de la conducta, y ciencias sociales y económicas.
Ante este panorama y con motivo del Día Internacional de la Mujer, entrevistamos a algunas investigadoras de la Universidad Veracruzana (UV) –todas ellas destacadas en sus disciplinas y líneas de investigación– sobre su quehacer científico, los obstáculos que han enfrentado y el papel de las mujeres en la ciencia.
Rebeca Menchaca García, coordinadora del Orquidario del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), expresó que sigue haciendo falta la visión femenina en la investigación, ya que menos del 30 por ciento de las personas dedicadas a la ciencia son mujeres.
Yovana Celaya Nández, investigadora adscrita al Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), señaló que pese al avance que se ha tenido en los últimos dos decenios aún queda mucho camino por recorrer, para ello “se requiere fortalecer la difusión en los distintos campos del conocimiento, y el reconocer nuestra igualdad de capacidades debe ayudarnos a romper con los obstáculos estructurales”.
Citlalli López Binnqüist, coordinadora del Citro, comentó que como científicas –en formación o ya laborando– pueden encontrar inspiración y aliento en la fortaleza y ánimo de mujeres que cotidianamente cuidan a sus familias y sus entornos, campesinas, curanderas, artesanas y mujeres que han contribuido en importantes avances científicos.
Leticia Cano Asseleih, investigadora del Citro y responsable del proyecto de investigación “Flora medicinal de Veracruz”, mencionó que la vida como científica es muy rica y gratificante, “brinda muchas satisfacciones cuando se hace con entrega”.
Cristina Mac Swiney González, investigadora del Citro, enfatizó: “Creo que las mujeres y el enorme papel que tienen en la familia, la ciencia, la tecnología, las artes y en la sociedad en general, deben ser valoradas todos los días del año”.
Curiosidad y capacidad de asombro, base de la investigación
Durante más de 20 años Rebeca Menchaca se ha dedicado a la investigación y formación de profesionales dedicados al estudio de las orquídeas.
En entrevista para Universo contó que su interés por la investigación quizá se dio porque creció rodeada de naturaleza, atrapando alacranes y viendo cómo se reproducían las lagartijas –de las que tuvo varias generaciones.
“La casa estaba rodeada de plantas y de las mascotas más sorprendentes. La gran cultura de mi madre y la profesión de mi pare como ingeniero agrónomo, me orientaron a la investigación por las plantas.”
Fue a los 11 años de edad que conoció las orquídeas, de las que quedaría impactada por su variedad de formas y colores, así como por el fascinante sabor de la vainilla. Por ello, considera que la base de la investigación es la curiosidad y la capacidad de asombro.
Contó que como en todo camino profesional siempre hubo periodos difíciles que sortear, pero decidió no verlos como obstáculos sino como retos, así que conseguir ser investigadora en la Universidad, lograr reconocimientos y/o estímulos académicos, y poder combinar la vida familiar con la profesional, son logros que ahora disfruta mucho.
A las nuevas generaciones de científicas les dijo que la ciencia es divertida y el dedicar la vida profesional a buscar respuestas –que a veces generan nuevas preguntas– es un campo apasionante y dinámico que no tiene fin.
“Afortunadamente hay mujeres que nos inspiran, como Rosalind Franklin, que realizó las primeras fotografías de moléculas de ADN en 1950; Jane Goodall, que dedicó toda su vida al estudio de los primates, y actualmente Chen Wei, Kizzmekia Corbett y Sarah Gilbert, quienes desarrollan las principales vacunas contra la Covid-19. En un futuro, seguramente una de nuestras estudiantes será como ellas.”
Los obstáculos son parte del aprendizaje
Yovana Celaya tiene Doctorado en Historia por El Colegio de México y es integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel I; contó que su interés por la historia surgió desde los cursos de formación básica en secundaria y preparatoria, pero su interés por la investigación se dio cuando durante sus estudios en la Universidad entrevistó a un investigador, como parte de sus actividades educativas.
“Sin lugar a dudas el conocerlo y hacerle preguntas de una investigación en curso fue significativo para decidirme por la investigación y comprender que éste era otro campo donde podía desempeñarme.”
Mencionó que dedicarse a la investigación es un proceso largo: a los cuatro años de licenciatura deben sumarse al menos seis años de formación en maestría y doctorado. Es un proceso que exige compromiso y entender que la producción de conocimiento no es un proceso lineal y que los obstáculos son parte del crecimiento.
“En la medida que se reconozca que de los obstáculos que se presentan también pueden surgir nuevas posibilidades, éstos dejarán de tener sólo una carga negativa y podrán considerarse como una oportunidad.
”Por supuesto que experimentamos condiciones particulares y estructurales que pueden dificultar nuestra incursión en determinados campos, pero reconocer nuestra igualdad de capacidades debe ayudarnos a romper con los obstáculos estructurales.”
Apuntó que desde el papel como investigadores y docentes debe fomentarse en las jóvenes generaciones las preguntas básicas: ¿qué significa la investigación?, ¿por qué se necesita hacer investigación?, ¿cómo y para qué?
“El proceso conjunto entre jóvenes en formación y mujeres ejerciendo puede contribuir a cerrar la brecha de desigualdad y aumentar las posibilidades de elección por parte de niñas y jóvenes para dedicarse a la investigación científica.”
En la actualidad, Celaya Nández trabaja en una investigación que analiza la reforma fiscal liberal veracruzana desde la perspectiva de las instituciones municipales en su carácter de coadyuvantes en el registro de los contribuyentes y cobro de impuestos de jurisdicción estatal.
No he tenido como meta el destacar, sino el contribuir
Citlalli López Binnqüist dijo que una de las principales metas para trabajar en el ámbito científico fue la labor constante, cada día.
Dijo que si se desarrolla y/o investiga sobre temas que gustan y con los cuales se está comprometido a nivel individual, social y políticamente, el trabajo se torna en una actividad de la cual no se deja de aprender y de disfrutar, pese a las dificultades que puedan presentarse.
“Destacar en el ámbito científico y profesional es resultado del trabajo perseverante y detallado. Yo no he tenido como meta el destacar, sino lograr contribuir, sobre todo en el ámbito educativo en el que nos encontramos.”
A las nuevas generaciones de mujeres que desean ser científicas o están en formación, les dijo que el contexto actual ha sido complicado para todos, “pero lo cierto es que también tenemos una gran responsabilidad desde cualquier etapa en la que estemos; y como científicas pueden encontrar inspiración y aliento en la fortaleza, así como ánimo de mujeres que cotidianamente cuidan a sus familias y sus entornos”.
La vida de las mujeres científicas es muy rica y gratificante
Leticia Cano Asseleih contó a Universo que su gusto por la ciencia se dio a partir de su clase de química en la secundaria, cuando aprendió que toda materia viva e inanimada estaba conformada por el mismo elemento y era el átomo.
“Para mí esto fue una gran revelación, a partir de la cuál surgieron miles de preguntas sobre las diferencias entre los variados colores y formas de las flores, las texturas, las consistencias de las cosas.
”Desde ese momento no he dejado de hacerme preguntas y encontrar explicaciones a ellas, y esto es el fundamento de la investigación.”
Enfatizó que a lo largo de su preparación como científica su meta principal ha sido y es realizar investigación y su trabajo profesional con una fuerte base ética, para impulsar a los jóvenes a participar en proyectos con pertinencia social.
Uno de los obstáculos a los que se enfrentó a lo largo de su trayectoria fue quedarse desempleada en dos momentos, situaciones que le hicieron dudar de su capacidad como investigadora científica; sin embargo, no se dejó vencer por el desánimo, así que cada vez que veía las caritas de sus hijos eso la impulsaba a seguir luchando.
Al dirigirse a las generaciones más jóvenes, dijo que ser científica es muy gratificante y deja muchas satisfacciones cuando se hace con entrega.
“Nunca se dejen vencer por los avatares que conlleva, siempre continúen luchando por el objetivo y la meta que se marcan como mujer y como científica, con esperanza, fortaleciéndose día a día de manera integral, en lo académico, en lo humano y con la seguridad de que al final lo lograrán, así me pasó a mí.”
Desde muy joven, Cristina Mac Swiney tuvo la oportunidad de viajar por muchos ecosistemas del país, y siempre sintió esa fascinación por las flores y los animales del campo. Cuando llegó el momento de decidir la profesión a la que se dedicaría, le sorprendió la enorme diversidad de temas y grupos taxonómicos que puede estudiarse en la biología, pero desde el primer día fue atrapada por los murciélagos.
“Me encantó su enorme diversidad en colores, su gran variedad de formas (de orejas, de alas, de tamaño de ojos) relacionadas con sus hábitos alimenticios. Desde ese día tuve la certeza que ese grupo de mamíferos era mi tema de estudio.”
Las metas que se trazó para destacar en el ámbito científico y profesional fue ser constante, disfrutar su trabajo –en oficina y en campo– y no rendirse ante las dificultades.
“Desde muy joven supe que quería ser investigadora y orienté mi trabajo a ese fin, preparándome académicamente con estudios de posgrado y dedicando muchas horas a mi trabajo.”
Por ello, a las nuevas generaciones de mujeres científicas les aconsejó no rendirse cuando enfrenten dificultades y encuentren la manera de sortearlas, que busquen entornos positivos, con gente con la que puedan trabajar proyectos en conjunto, pues en la ciencia la colaboración enriquece el conocimiento.
“El 8 de marzo se ha establecido como un día para celebrar a la mujer, pero este día no debe ser el único en el que se valore su papel. Creo que las mujeres y las enormes contribuciones que tienen en la familia, la ciencia, la tecnología, las artes y en la sociedad deben ser valoradas todos los días del año.”