- “Les pido que nos incluyan, nos den un lugar, nos vean como participantes legítimos en la búsqueda del conocimiento y permitan nuestra plena participación”.
Paola Cortés Pérez..
Roberta L. Jamieson, abogada y activista Mohawk, declaró que el mundo ha estado empobrecido al no recibir las aportaciones de los pueblos indígenas, por ello la tarea es la descolonización de la educación, al impartir conferencia magistral en el marco del II Congreso de Políticas Universitarias de Género, Interculturalidad e Inclusión, la tarde del jueves 10 de junio, con transmisión en vivo en Facebook @TeleUV.
El evento se llevó a cabo de manera virtual y fue seguido desde la Sala de Juntas de Rectoría por la rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara; la secretaria Académica, Magdalena Hernández Alarcón; el director general de Relaciones Internacionales, Mario Oliva Suárez; la directora de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), Lourdes Budar Jiménez, y la coordinadora de la Unidad de Género, Beatriz Rodríguez Villafuerte.
Desde la Embajada de México en Canadá, Roberta L. Jamieson inició hablando sobre los tiempos inciertos que se viven y lo difícil que han sido los últimos 15 meses a consecuencia de la pandemia por Covid-19 que no impactó de manera equitativa, por el contrario, empeoró las inequidades ya existentes en todos los países.
Ahora, dijo, las preguntas son ¿cómo podemos retomar esa travesía hacia la equidad y la justicia? y ¿cómo pasamos de tener una intención a tener un impacto? En el caso de Canadá, contó que el gobierno actual ha realizado más compromisos con los pueblos indígenas, pero ya es momento de pasar de la intención a la implementación y el impacto.
Aunque cada pueblo indígena es distinto en cuanto a su identidad, recordó que han tenido un tratamiento universal desde hace cinco siglos: una campaña constante de colonización, genocidio, violencia, abuso, rechazo, discriminación, dominación, humillación, exclusión, enfermedad, encarcelamiento, sus hijos y tierras han sido robadas, una cultura ha sido impuesta, lo que “ha creado un trauma intergeneracional que continúa hoy día a lo largo de América”.
Los pueblos indígenas son grandes representantes de la resistencia, aún siguen presentes; cada comunidad tiene una historia de resistencia y logros extraordinarios de los que deben estar orgullosos.
“Cuando pienso en todo lo que mi pueblo ha enfrentado siempre quedo impresionada pues en vez de estar frustrados y resentidos, seguimos dispuestos a interactuar de la mejor manera con otras personas para construir un mejor futuro, somos la definición de la resistencia, esto recae en nuestras enseñanzas y nuestro compromiso en lo que nuestros pueblos denominan una ‘buena mente’.”
Es el momento propicio para que los gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG), universidades y el sector privado demuestren si en realidad se quiere tener comunidades indígenas sostenibles.
Lo cierto es que todo cambio puede ser aterrador, porque todos nos volvemos cómodos con el status quo, especialmente si se tiene un lugar en él; sin embargo, nunca es tarde para comprometerse con los objetivos de equidad, inclusión y equidad económica, aspectos que se han vuelto urgentes en la actualidad.
“Para lograrlo se necesitarán cambios sistemáticos, desarmar las estructuras, porque nuestra infraestructura tiene comportamientos que repiten o apoyan la experiencia colonial, aún se formulan soluciones coloniales, aunque tengan las mejores intenciones.”
El cambio, planteó, debe venir de las generaciones actuales y de los educadores, deben asegurarse de no desvincularse de las injusticias abusivas del pensamiento, porque será la educación la encargada de incluir la historia, las lenguas, los valores y las voces indígenas.
“Vemos instituciones occidentales, ciencia occidental, historia occidental, que se considera más digna de investigación académica que aquella de los indígenas, vemos pueblos indígenas que se quedan relegados a ser sólo objetos de estudios antropológicos, de otras áreas o como cursos de especialidad.”
Jamieson afirmó que puede aprenderse mucho de los pueblos indígenas, como enfoques de solución de conflictos, métodos tradicionales medicinales, administración del medio ambiente; no obstante, sus conocimientos no permean los currículos o la academia porque son ignorados o –peor aún– descartados por ser considerados subjetivos o sin fundamento.
Expuso que las instituciones de educación superior deben entender que el conocimiento indígena tiene un lugar, una de las tareas es descolonizar la educación.
“La indigenización de la educación superior significa varias cosas, empezando con la contratación de un número suficiente de personal indígena; reclutar, retener o conservar y apoyar a los estudiantes indígenas; tener pueblos indígenas que decidan cómo distribuir los recursos para la educación, quién recibe y cómo se mide el éxito académico. Estas medidas extraordinarias son necesarias.”
Sostuvo que las universidades están bien posicionadas para crear el cambio social, son laboratorios del cambio social y tienen los valores para apoyarlo, pero deben examinar lo qué hacen y cómo lo hacen.
Expresó que es alcanzable el sueño de comunidades indígenas sostenibles y equidad, si todos se comprometen a lograrlo
“Les pido que se unan a la búsqueda de la descolonización de la educación y de las universidades, que nos incluyan, nos den un lugar y nos vean como participantes legítimos en la búsqueda del conocimiento y permitan nuestra plena participación.”