Lugar:
Fuente:
Universidad Veracruzana

 

  • María Genoveva Acosta Merino superó todas las adversidades y egresó de la carrera de Ingeniería Ambiental .
  • Ella y 25 compañeros de la Facultad de Ciencias Químicas rindieron protesta como nuevos profesionistas. 

 

La ceremonia de toma de protesta se realizó el 2 de septiembre, de manera virtual .

 

“La mentalidad del campo es casarse y tener hijos, allá se casan las niñas a partir de los 12 años y a los 20 ya son mamás de muchos niños”,

 

Claudia Peralta Vázquez,,

 María Genoveva Acosta Merino es ingeniera ambiental desde el pasado 2 de septiembre en que rindió protesta como tal, junto con 25 compañeros más. 

Para lograr esta meta, narró, tuvo que superar muchas adversidades, incluyendo la idea de que la mujer debe casarse joven y tener hijos, según la costumbre de su localidad: El Carrizal 5 de Febrero, municipio de Minatitlán. 

Sin embargo, Genoveva, no quería esto para su vida, ella se soñaba universitaria y lo logró. 

El jueves 2 de septiembre, junto con otros 25 egresados de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) –de Ingeniería Ambiental, Ingeniería de Alimentos y de Ingeniería Química, así como tres más que presentaron el Examen General para el Egreso de la Licenciatura (EGEL)–, María Genoveva rindió protesta como ingeniera ambiental en presencia de las autoridades de esa entidad académica, encabezadas por Liliana Domínguez Cañedo, directora de la FCQ. 

Para llegar hasta este peldaño, la joven egresada de la carrera de Ingeniería Ambiental logró esquivar muchos obstáculos, entre ellos: la dificultad económica y la enfermedad. 

“La mentalidad del campo es casarse y tener hijos, allá se casan las niñas a partir de los 12 años y a los 20 ya son mamás de muchos niños”, expresó. 

 

María Genoveva Acosta Merino, nueva profesionista de Ingeniería Ambiental.

 

Con el apoyo de sus padres, dedicados al campo, allá cursó hasta el telebachillerato y luego tuvo que dejar su hogar para perseguir sus sueños de estudiar una carrera universitaria, al igual que lo hicieron sus hermanas mayores, ante la situación económica de su familia. 

Actualmente, ellas son licenciadas en Historia, en Ciencias de la Comunicación y Administración de Empresas. Siempre la apoyaron moralmente, pero desde que llegó a Xalapa e ingresó a la UV tuvo que trabajar en una pizzería para costear la colegiatura. 

Narró que en primero ingresó a la carrera de Ciencias Atmosféricas, pero pasado un tiempo eligió la de Ingeniería Ambiental. 

Con tal de que no perdiera clases, sus jefes le dieron todas las facilidades para trabajar en un horario flexible, y así fue durante todo este tiempo hasta que llegó la pandemia y provocó el cierre definitivo del local, así como el despido de todos los trabajadores. 

En Xalapa también encontró el amor y se casó. No obstante, su esposo sufrió un derrame cerebral que la obligó a darse de baja por un año, aun cuando ya había iniciado su trabajo recepcional. 

Después de tantas adversidades y de padecer varios periodos de depresión, se puso nuevamente de pie y decidió darle continuidad a su tesis, lo cual no hubiera conseguido sin el apoyo de las académicas Yolanda Cocotle Ronzón y Liliana Domínguez, y de sus compañeros que siempre estuvieron pendientes de ella. 

 

Liliana Domínguez Cañedo, directora de la FCQ

 

Su esposo, ya un poco recuperado, también la ayudó para no darse por vencida pues de lo contrario no iba a tener otra oportunidad de concluir su formación universitaria. 

Hace aproximadamente tres meses presentó su examen profesional titulado “Elaboración de bioplástico a partir de almidón”. 

“Me gusta mucho estudiar, estoy muy contenta porque lo logré, pensé que no lo haría, mis papás también están muy felices”. Incluso, grabó la ceremonia virtual de este día, para podérselas mostrar después. 

Ahora espera conseguir trabajo y enfrentar los nuevos retos que vengan, sobre todo porque ya es mamá de una niña de dos meses. Sin embargo, Genoveva no tiene miedo porque siempre ha buscado la manera de salir adelante, dedicándose también a la venta de antojitos. 

Su objetivo es ingresar el próximo año a la Maestría en Gestión Ambiental en la UV, pero también tocará puertas en varias empresas, aunque esto implique irse a otro estado del país. 

 

Rafael Augusto Ochoa, egresado de Ingeniería Ambiental

 

“Lo importante es ejercer para aplicar todos mis conocimientos, por algo me pagué la carrera, no sólo para decir que soy chingona.” 

También dijo sentirse feliz porque su esposo ya está recuperándose. Y aunque se dio de baja de la Facultad de Derecho por su situación de salud, este año nuevamente ingresó a la UV, pero a otra carrera. 

En la ceremonia de egreso, Domínguez Cañedo, Betzabé Mora Murrieta, secretaría de la FCQ, y el académico Manuel Jácome Gutiérrez felicitaron a la generación de egresados por haber concluido sus estudios, tras haberse adaptado a las condiciones originadas por la contingencia sanitaria. 

También les desearon éxito en el camino que habrán de recorrer lejos de las aulas universitarias. 

Rafael Augusto Ochoa y Armando Siliceo Laffont, egresados de las carreras de Ingeniería Ambiental y de Ingeniería Química, respectivamente, se mostraron orgullosos por haber concluido su formación en esta casa de estudios. 

 

Armando Siliceo Laffont concluyó sus estudios en el programa educativo de Ingeniería Química