Carlos, el hijo de Juana la Loca, fue rey de diecisiete coronas, heredadas, conquistadas o compradas. En 1519 se hizo Emperador de Europa Occidental, convenciendo, mediante dos toneladas de oro, a los electores del trono del Sacro Imperio Romano Germánico. Le prestaron ese argumento decisivo los banqueros alemanes Fugger y Weissert, los genovenses Fornari y Vivaldo y el florentino Gualterotti. Carlos tenía diecinueve años y ya estaba preso de los banqueros. Fue rey reinante y rey reinado. Lo escribió Eduardo Galeano en su libro «Espejos». Foto de «El Español».