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Agencia Imagen del Golfo

Han pasado 127 días desde aquella tarde en la que María del Carmen Pérez Ramírez vio el infierno frente de su casa, al arder una bodega de plásticos y solventes en la calle Isabel Católica de la colonia Obrera de esta ciudad.

Dice que al ver la lumbre en su cerca de láminas, tuvo que salir con sus dos hijos de 11 y 15 años de aquel infierno, lo mismo hicieron otras seis familias que habitan alrededor del lugar que hoy se encuentran en abandono y en peligro de que los restos de una barda se les vengan encima, mientras respiran contaminación.

Hoy, a más de cuatro meses de la tragedia en la que murieron dos personas, tres resultaron intoxicadas y la señora Mirna Tejeda Garduza, tuvo que abandonar el lugar ya que perdió por completo su casa, todo es ruinas y desolación.

Lo que fue la bodega luce abandonada, con una barda que está a punto de caer encima a quienes circulan todos los días por el callejón Torquemada, un estrecho camino cubierto de escombros y maleza que bordea un canal.

“Estamos muy molestos, nadie nos ha ayudado, la aseguradora dijo que nos pagaría en diciembre, nos dijeron que nos van a apoyar, pero no hay nada”, dijo María del Carmen.

LES MINTIERON

La mujer refiere que nunca han conocido al dueño de la bodega, al lugar solo acudió algunas veces un abogado del que saben se llama Benito Arguelles, el cual les dijo que la aseguradora les pagaría.

Incluso, el mismo Arguelles se comprometió a comprarles medicamentos que les recetaron ya que a los pocos días del incendio todos los vecinos se enfermaron de la piel, “se llevó la recetas y ya nunca regresó”, refirió la mujer.

Pérez Ramírez, mencionó que el lugar no era bodega, de pronto comenzaron a levantar la barda y observaban que entraban y salían tráileres, pero no sabían que cosas ocurrían hay.

DAMNIFICADOS

En el caso de Mirna Tejeda Garduza quien perdió su casa durante el incendio, tuvo que abandonar el lugar y solo saben que le estarían pagando renta en alguna colonia, mientras su lote se encuentra abandonado.

Otro de los afectados es Modesto Matus, a quien un tramo de la barda le cayó sobre su taller automotriz y le ocasionó pérdidas de casi 500 mil pesos en herramientas, computadoras y escaners.

Mientras que la casa de María del Carmen está cercada por láminas chamuscadas y las paredes tiene grietas producto del calor que enfrentaron durante la contingencia.

DEJÓ DE LLEGAR LA AYUDA

Luego del incendio, la ayuda fluyó a través del Ayuntamiento durante un mes, cuando les enviaron despensas, les arreglaron la luz eléctrica ya que estuvieron 20 días sin el servicio y también les mandaron una brigada de salud.

Desde entonces no ha recibido más apoyo, la promesa de que la calle sería arreglada quedó a tras, ellos todos los días tienen que caminar por el estrecho callejón en peligro de que lo que queda de la barda y enormes fierros caigan sobre ellos.

DESOLACIÓN

El panorama es desolador en las casi dos hectáreas del terreno que ocupó la bodega, hoy solo hay ruinas, laminas de zinc quemadas, enormes viguetas de acero dobladas, fierros retorcidos y derrumbados.

Cuando soplan los vientos del norte, el ruido es estremecedor, parece que todo se va a caer.

Mientras que al interior de la bodega se aprecian escombros, una pipa calcinada, un minicargador y un montacargas también quemados.

Hay restos de plástico convertidos en enormes plastas que parecen rocas y a pesar del tiempo y de que las ruinas están a la intemperie huelen a quemado, sin embargo el olor parece que ya no es sensible al olfato de los vecinos.

VENDEN LA CHATARRA

Aunque pareciera que nada se ha movido en el lugar en espera de que la aseguradora responda a los afectados, los vecinos señalan que los restos de la bodega son vigilados por dos o tres personas, quienes hace como un mes vendieron al que compra fierros viejos, una máquina que sacaron por un hueco y la negociaron sobre la calle Leona Vicario.

“La maquina tiró bastante aceite y los vigilantes taparon los restos con arena, como es posible que ellos están vendiendo y nosotros aún no nos hayan pagado nada”, dijo María del Carmen.

De las personas que murieron los vecinos dicen no saber más ya que eran trabajadores del lugar.

URGEN ANÁLISIS A LOS VECINOS Y REMEDIAR EL SUELO

Para el Doctor en ciencias e investigador, Lorenzo Bozada Robles, el principal problema que enfrentan los vecinos de 500 metros a la redonda de donde ocurrió el incendio en la bodega, es la contaminación del suelo.

Dice que cerca del lugar se encuentran un Jardín de Niños y una primaria y que los menores están expuestos a los contaminantes que afectarán a largo plazo su desarrollo físico.

“Los más urgen es una remediación del suelo y una análisis del estado de salud de todas las personas para saber hasta donde están contaminados”, señaló.

Explicó que el estar expuestos a diario a los contaminantes que generaron la quema de plásticos, provocará en las personas enfermedades como el cáncer, de pulmón, la diabetes, entre otros.

Enfatizó que la protección de las autoridades y los compromisos económicos provocan que no importe la salud de la gente.