Un grupo de investigadores desarrolló un recubrimiento autolimpiable a base de componentes nanoestructurados parecido a la pintura, el cual limpia de manera eventual cualquier mancha impregnada en la superficie.
El grupo de investigadores de la carrera de nanotecnología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) lograron crear este producto gracias al efecto que ejerce en el recubrimiento la luz solar y la humedad del ambiente.
“Este recubrimiento es un material nanoestructurado que se sintetiza en el laboratorio a base de dióxido de titanio (TiO2) y se modifica con diferentes metales para darle una tonalidad específica”, explicó la profesora del área de Nanotecnología de la UAQ, Karen Esquivel Escalante.
“Si el cliente lo quisiera, y conforme se va modificando, cambiamos sus propiedades para que se active con la luz del sol”, agregó la investigadora en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Protege contra enfermedades
El producto cuenta con una barrera de protección contra los agentes patógenos del medio ambiente, lo que permitirá mejorar la calidad del aire en los hogares y así beneficiar a los habitantes con problemas respiratorios.
“Este recubrimiento ofrece, además de la eliminación de cualquier mancha generada por la contaminación o el vandalismo, una protección contra microorganismos que se llegaran a pegar en las superficies”, comentó la desarrolladora.
“Estamos hablando de microorganismos patógenos, virus como el de la gripe, coliformes o incluso fecales”, puntualizó Esquivel Escalante.
El recubrimiento se puede aplicar en superficies porosas, lisas, de piedra natural, cemento o mortero; además puede ser ubicado en zonas donde exista una gran concentración de humedad que llegan a producir moho y algas en las paredes.
Apoyar la estética de la ciudad
El profesor de nanotecnología de la UAQ, Eduardo Arturo Elizalde Peña, indicó que uno de los objetivos del producto es apoyar la estética en las construcciones de las ciudades, además de ayudar a los monumentos históricos afectados por cuestiones climatológicas, de contaminación y del esmog.
“Básicamente lo que hace es ir quitando las propias manchas a través de los efectos del sol, que además es una energía que no nos cuesta. Este recubrimiento no se desprende, se puede tocar y no deja residuos”, resaltó Elizalde Peña.