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SINEMBARGO.MX

“Jane Goodall es una embajadora de la esperanza y la conservación”, aseguró Lorenzo Rosenzweig, director ejecutivo del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza AC (FMCN), al lado de la experta conocida a nivel internacional gracias a su labor conservacionista a favor de los chimpancés.

La mujer de 82 años supo desde niña que su vocación, sin duda, se inclinaba hacia los animales, e inspirada en Tarzán decidió comenzar a ahorrar y luchó hasta tener lo suficiente para ir a África; su madre la alentó siempre con frases como “si realmente quieres algo, nunca pierdas el ánimo ni la esperanza, lucha por ello”.

Así fue como a los 23 años Jane vio su sueño realizado. En África conoció al antropólogo Louis Leaky, quien la invitó a estudiar junto a él a los chimpancés, animales que hasta el momento habían sido poco analizados.

La mujer, quien hoy por hoy cuenta con más de 75 puestos en consejos directivos de organizaciones internacionales científicas, humanitarias y ambientales, descubrió que esta especie utilizaba herramientas para llevar a cabo ciertas tareas. Por ejemplo, el primer chimpancé que observó de cerca, a quien nombró David “Barba Gris”, empleaba utensilios para extraer larvas que le servían de alimento.

Poco a poco, Jane observó cada vez más similitudes entre el comportamiento de los humanos y el de los chimpancés. “La gran diferencia es que nosotros como seres humanos utilizamos un lenguaje hablado y ellos no”, dijo Jane en su visita a México.

Notó que estos animales eran altruistas y se apoyaban unos a otros; halló que de distintas formas se demostraban agradecimiento, pero también pudo notar hostilidad y agresión.

Jane comprobó de cerca que tanto el cambio de uso de suelo, como la deforestación y el impacto humano estaban desapareciendo las comunidades de chimpancés. Con sus viajes se dio cuenta del enorme impacto que los seres humanos “estamos generando en el planeta y hacemos imposible manejar nuestro único hogar de manera sustentable”.

Además, al analizar la situación en que se encontraban los chimpancés, Jane pudo observar frecuentemente niños y jóvenes “descorazonados, desmotivados y desilusionados” debido a las circunstancias que vivían en sus comunidades.

“Y esto era en todo el mundo, a todos los sitios a los que iba. Y muchos de ellos se habían dado por vencidos”, lamentó la especialista que trabajó seis décadas muy cerca de los chimpancés.

Jane Goodall y Lorenzo Rosenzweig en conferencia de prensa en la Ciudad de México. Foto: SinEmbargoMx.

Jane Goodall y Lorenzo Rosenzweig durante la conferencia de prensa en la Ciudad de México. Foto: SinEmbargoMx.

Ante esta situación, decidió no quedarse cruzada de brazos, y en 1991 impulsó el programa Roots & Shoots con 12 estudiantes de bachillerato en Tanzania que tenían la intención de atender las distintas problemáticas que amenazaban a sus localidades.

Desde 1977, la conservacionista estableció un instituto que lleva su nombre, con la finalidad de continuar impulsando la investigación sobre los chimpancés y promover también la protección de especies amenazadas, con programas enfocados en el fortalecimiento de las comunidades locales. Roots and Shoots, por ejemplo, es un programa que busca convertir a los jóvenes en líderes dentro de los lugares que habitan.

Dicho programa, comentó Goodall, está creciendo en México, y agregó que la causa principal de su visita al país es “tratar de llevar el programa más allá”.

“El punto de Roots & Shoots es que la propia gente joven elija qué hacer para ayudar a las personas, a los animales y al medio ambiente”, subrayó la antropóloga nacida en Londres en 1934.

Desde que fue fundado en 1991, el programa se ha extendido en cerca de 140 países y ya cuenta con la participación de 150 mil niños y jóvenes desde preescolares hasta universitarios.

“El principal mensaje es que cada individuo hace una diferencia cada día, y tenemos la oportunidad de elegir qué clase de diferencia hacemos”, añadió en su visita a México.

Al tener la oportunidad de elegir cómo ayudar a sus localidades, ya sea plantando árboles, impulsando el reciclaje, educando sobre conservación e incluso recolectando basura, los jóvenes se sienten inspirados.

“Roots & Shoots está cambiando actitudes literalmente por todo el mundo, tanto en las ciudades como en el campo, y están abordando los problemas que significan más para ellos, y nosotros les ayudamos”, abundó.

Además, el programa promueve el intercambio de ideas entre agrupaciones de diferentes partes del mismo y otros países: “cuando es posible los juntamos para que hablen unos con otros, principalmente de forma electrónica y cuando podemos físicamente”, dijo.

La activista ambiental ha sido acreedora a más de 130 condecoraciones y honores de gobiernos y organizaciones internacionales, así como 50 doctorados honoris causa de universidades de distintas partes del mundo.