Rufina Paniagüa alberga una esperanza en su corazón: la de llegar a Florida, Estados Unidos y ver que el cuerpo de un joven con 31 años asesinado en la masacre del pasado domingo, no coincide con el de su hijo Javier Rayón Paniagüa.
Javier creía en el sueño americano para superarse, contó la afligida madre.
«Él era de esos que piensan en el sueño americano para hacer dinero, para superarse, pues porque nosotros venimos de escasos recursos. Gracias a Dios compró un lote y logró hacerse una casa», relató.
La mujer con 49 años de edad no recuerda con exactitud qué hacía, ni quién de sus cuatro hijos le dijo que a Javier lo habían matado en una discoteca en Estados Unidos.
«Un amigo de Javier fue el que le habló a uno de mis hijos y dijo que él estaba ahí, que salió huyendo, pero que no sabía que había pasado, pero que Javier no aparecía. Desgraciadamente llegaron a donde estaban los que habían fallecido y encontraron sus pertenencias y que supuestamente es él» expresó.
Rufina viajó junto con sus dos hijos Nicolás y Germán, se vinieron de ray en una camioneta que venía de Córdoba para llegar a Xalapa a la oficina de la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Aquí les explicaron que les ayudarán a tramitar la Visa Humanitaria a fin de que pueda llegar a Estados Unidos a recoger el cuerpo sin vida de Joel, que se fue hace nueve meses en busca del sueño americano.
«En mi vive una esperanza de que no sea, hasta no verlo. Yo no puedo decir nada, hasta que yo tenga la seguridad de que es él. Necesito verlo», dijo la madre en medio de lagrimas.
Explicó que hasta ahora le han llamado de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), al parecer también otras autoridades, pero ninguno ha aportado recursos económicos para hacer los trámites, viajar o comer en Xalapa.