Estamos ya en los últimos domingos del AÑO LITÚRGICO, llega a su fin el AÑO DE LA
MISERIC0RDIA y nos encontramos también en el periodo de la entrega recepción del GOBIERNO
DE VERACRUZ. Literalmente ha llegado el fin. Desde el punto de vista social, económico y político
estamos viviendo tiempos inéditos y muy revueltos.
La desaparición violenta del P. José Luis Sánchez Ruiz el pasado 10 de noviembre de 2016 nos
consterna, es un hecho que mantiene a la Iglesia Católica en suspenso y en oración. Condenamos
ésta y todas las desapariciones de personas y elevamos a Dios nuestra oración para que pronto
aparezca con vida el Párroco de Catemaco que fue sustraído con violencia de su domicilio.
Expresamos nuestra solidaridad fraterna a los familiares, a la diócesis hermana de San Andrés
Tuxtla y a su obispo Mons. Fidencio López Plaza; es legítimo que los feligreses se manifiesten
exigiendo a las autoridades el esclarecimiento de los hechos y la pronta recuperación e integridad
del P. Sánchez Ruiz, los invitamos a no caer en actos de provocación que generen violencia. La
batalla que libramos los cristianos no es contra otros hermanos, es contra las fuerzas del mal que
destruyen y deshumanizan a las personas. Por eso también “oramos por la conversión de quien
olvida que somos hermanos y provoca destrucción y muerte”. Sólo en Cristo que es camino, verdad
y vida encontramos la paz.
Quienes vivimos en la cotidianeidad esperamos mejores condiciones de vida. Lo deseamos todos
los días y se lo pedimos a Dios tratando de hacer lo mejor de nosotros en los ámbitos donde se
desarrolla nuestra existencia.
En este periodo de entrega recepción del gobierno, ciertamente se espera transparencia, claridad, y
orden en los responsables de las dependencias. Pero también respeto, civilidad y escucha de parte
de quien las recibe. Las descalificaciones a priori y las agresiones sólo abonan a la descomposición.
Se requiere superar los prejuicios, los fantasmas y los miedos.
La riqueza de Veracruz no sólo está en el dinero que no aparece, también está en las personas que
con experiencia, competencia y dedicación han sacado adelante las responsabilidades propias de
las instituciones donde laboran. Necesitamos reconocer que muchas de estas personas han
desempeñado sus funciones incluso en la precariedad y con los recursos que les dejaron.
El inicio de una nueva legislatura, con la presencia plural de varias fuerzas políticas de nuestro
Estado será ocasión para el diálogo y el debate de ideas que busquen llevar a Veracruz a un mejor
puerto. Los ciudadanos merecemos una nueva faceta en el ejercicio de la política; esperamos que
los legisladores den prioridad al bien común y no sólo a los intereses de su partido.
Desde el punto de vista eclesial, la cercanía del cierre del AÑO DE LA MISERICORDIA nos recuerda
que todavía podemos aprovechar estos últimos días para beneficiarnos de la ternura de Dios que se
expresa en el perdón de nuestros pecados y la recepción de su gracia para reorientar nuestra vida y
caminar como Dios nos pide.
Una actitud que la liturgia dominical de este día nos recomienda es la de mantener la lealtad a
Cristo. Es fundamental ser fiel a Jesús y a su Iglesia. Se trata de la Iglesia fundada por él sobre el
cimiento de los apóstoles. Que nadie nos robe a Cristo ni todas sus riquezas espirituales que él nos
ofrece por medio de los sacramentos, la vida de oración, su Santa Palabra y la caridad.
Ante situaciones desastrosas como las que vivimos en la actualidad donde hay violencia,
desórdenes, abusos de autoridad y expresiones de la corrupción, no debe imperar el pánico sino la
esperanza. El Cristiano es una persona con esperanza, por lo tanto no lo debe paralizarlo el miedo o
el terror. Hemos de ver esta realidad con ojos de fe.
En las situaciones adversas Jesús puso su confianza en el Padre y se entregó a su voluntad. Este
domingo Jesús nos enseña en el Evangelio que la adversidad es ocasión para hacer más fuerte la
experiencia de saberse amado por él y de sentir su compañía en medio del dolor y las tragedias.
«Eso Será para ustedes ocasión para ser testigos» dice Jesús. “Yo les daré palabras sabias que
vuestros adversarios no podrán resistir» Serán aborrecidos y perseguidos pero “No se perderá un
solo cabello de vuestra cabeza”.
Por todo esto, decimos con nuestros obispos: “Que en Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna”.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina de Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa