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Crónica del Poder

1.-Una nueva oportunidad se presenta para compartir con todos ustedes los creyentes católicos y con todas las personas de buena voluntad, que residen en el Estado de Veracruz, un mensaje de parte de sus hermanos los Obispos para ayudar a vivir mejor
la próxima Navidad, la cual es una celebración rica de contenido espiritual y de tradiciones que impregnan de alegría y esperanza a la gran mayoría de nuestras familias y comunidades.

2.- La buena noticia del Nacimiento de Jesucristo, que se ha hecho uno de nosotros al
encarnarse en el vientre virginal de María, será siempre el centro de la celebración de la
Navidad, que continúa iluminando la vida de toda la humanidad.
3.- Creemos que la conmemoración de la Navidad llena de alegría y esperanza, tanto
nuestras vidas, como también las realidades que nos toca experimentar y asumir hoy.
Necesitamos recibir a Cristo y creer firmemente que nos salva, nos libera y nos
transforma en personas nuevas capaces de influir en la construcción de un mundo
mejor.
4.- En la actualidad, percibimos experiencias que manifiestan signos de vida en
personas y grupos que luchan por dar un testimonio fiel del seguimiento de Jesucristo.
Ahí están un buen número de laicos comprometidos en sus familias y en sus
profesiones, en la vida activa de la Iglesia y también del trabajo en favor de una
sociedad más humana, más justa y más llena de los valores del Evangelio.
5.- Sin embargo, también somos testigos del avance creciente de una cultura de
muerte. Así, la violencia se ha establecido desde hace varios años en nuestros pueblos
y ciudades con sus múltiples manifestaciones de inseguridad, Nos duele profundamente que esto se siga realizando en granparte del País y con tintes muy especiales en nuestro Estado. Se trata de auténticos
signos del pecado personal y social que laceran profundamente la dignidad de las
personas y propician tristemente el aumento de la descomposición del tejido social.
6.- La fuerza poderosa del mal se ha manifestado en la corrupción, la impunidad y la
injusticia que han logrado penetrar los niveles de la economía, la política y la
administración pública, dejando una estela de mayor pobreza y descontento social. Es
indignante el sufrimiento y el dolor de los inmigrantes maltratados, de las mujeres
violentadas, de las personas desaparecidas, de los indígenas olvidados y explotados.
7.- Ante este panorama queremos decirles, como pastores, llenos de la fe en Jesús y
solidarios con todas las luces y sombras que vivimos, especialmente en las
comunidades más marginadas de nuestras diócesis, que la Buena Noticia de la
Navidad, Jesucristo el Salvador, tiene el poder de fortalecer y renovar la esperanza de
una vida nueva centrada en el amor y la misericordia, que nos exige entrar en un
camino de fe y conversión.
8.- En el primer domingo del Adviento aparece un texto bíblico que nos recuerda la
fuerza transformadora de la venida del Mesías para implantar la justicia, la paz y la
esperanza: “El Señor será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De
las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo
contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Pueblo mío, ven: caminemos a la luz
del Señor ” (Is 2, 4-5).
9.- Esas eran las promesas veterotestamentarias de un mundo nuevo que llegaron a su
cumplimiento con la venida de Jesucristo. Y que ahora nos exigen: “caminar a la luz del
Señor”, entrar en el camino de la conversión y vivir intensamente la fe, la esperanza y
la caridad: “Desechemos las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la
luz, de Jesucristo Nuestro Señor” (Rom 13, 12).
10.- La experiencia del Año Jubilar de la Misericordia, que tantos frutos ha dado en la
Iglesia, nos compromete a ser misericordiosos, llevando una vida de fidelidad, alegría y
entrega. Como nos señala el Papa Francisco: “Termina el Jubileo y se cierra la Puerta
Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta,
de par en par. Hemos aprendido que Dios se inclina hacia nosotros (cf. Os 11,4) para
que también nosotros podamos imitarlo inclinándonos hacia los hermanos”
(Misericordia et misera, 12).
11.- La Navidad es motivo de esperanza porque nos envuelve en la firme confianza de
que Dios, en su Hijo Jesús, cumple las promesas de implantar la justicia, el derecho, la
misericordia. Por eso los invitamos a confiar en Jesucristo, a recibirlo en el corazón y en
toda la vida. Si lo dejamos entrar, si lo recibimos y reconocemos como Salvador, nos
hará recordar que somos plenamente hijos de Dios por nuestro bautismo y podremos
ser promotores del mundo nuevo que Dios quiere que se haga presente en nuestra
historia.
12.- Oremos para que la gracia de esta Navidad también nos impulse a tener una
mayor participación con Cristo para disipar la fuerza de la oscuridad, del mal y de la
injusticia, para que vivamos iluminados con la fuerza de la caridad y luchemos contra
todo tipo de violencia y corrupción a nivel personal y social, especialmente por la
realidad social que vivimos en nuestro Estado.
13.- Pidamos, finalmente, que María Santísima, mujer de fe y caridad, que nos dio a su
Hijo Jesús como el don por excelencia, nos cuide y proteja siempre para perseverar en
el camino de la justicia y la misericordia.
Con nuestra oración y bendición deseamos a todos una santa y feliz Navidad así
como un provechoso y fecundo Año Nuevo 2017.
18 de diciembre de 2016
IV Domingo de Adviento
+ Sergio Obeso Rivera
Arzobispo Emérito de Xalapa.
+ Rutilo Muñoz Zamora.
Obispo de Coatzacoalcos.
+ Luis Felipe Gallardo Martín del Campo.
Obispo de Veracruz.
+ José Trinidad Zapata Ortiz
Obispo de Papantla.
+ Eduardo Porfirio Patiño Leal
Obispo de Córdoba.
+ Eduardo Cervantes Merino
Obispo de Orizaba.
+ Juan Navarro Castellanos
Obispo de Tuxpan.
+ Fidencio López Plaza
Obispo de San Andrés Tuxtla
+ Rafael Palma Capetillo
Obispo Auxiliar de Xalapa
+ Lorenzo Cárdenas Aregullín
Obispo Emérito de Papantla.
+ Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa