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Cuando suenan las campanas que anuncian la llegada del año nuevo y se quedan atrás los 365 días de año viejo, en diversas regiones del mundo las personas acostumbran a comer 12 uvas, un acto que representa cada uno de los meses o los propósitos individuales.

Existen varias versiones sobre su origen, una de ellas dice que todo surgió en el año 1882 en Europa, época en la que era muy habitual que la clase alta tenía por costumbre comer uvas y beber champán durante la cena de nochevieja.

En España, un grupo de madrileños optaron por ironizar con esa situación por lo que acudieron a la icónica Puerta del Sol para comer uvas a la vez que les acompañaban las campanadas, imitando a los más ricos. Más tarde se extendió en otras naciones.

El promotor cultural David Barquero Martínez, afirma que esta tradición ya será difícil de eliminar de la sociedad mexicana.

A lo largo de los años, ese acto simbólico ha llegado a varios países, los últimos en adoptarlo fueron los latinoamericanos, entre ellos México. No obstante y sin importar su origen, hoy por hoy, consumir 12 uvas que para muchos significan la abundancia ya es parte de los rituales navideños.