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Notimex

El descubrimiento de seis arrecifes a finales de 2016 constata la evidencia de que existe un Corredor Arrecifal en el suroeste del Golfo de México, con una longitud estimada de 800 kilómetros, según el oceanógrafo Leonardo Ortiz Lozano.

 

El corredor se encuentra sobre la plataforma continental y abarca de la Laguna de Tamiahua, en la frontera con Tamaulipas, hasta la desembocadura del río Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz, lo que conecta y permite el movimiento de especies marinas.

 

“Al parecer, dentro de todo el corredor es mayor la superficie de arrecifes coralinos que la que se pensaba originalmente, lo que representa un gran reto, pues queremos tener un inventario lo más completo posible de todos los arrecifes que componen ese corredor ecológico”.

 

Recordó que el descubrimiento de los arrecifes ubicados dentro y fuera del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano por investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) muestran que se trata de “hasta un 30 por ciento más del tamaño de la superficie de lo que se conoce a la fecha”, comentó.

 

En un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el experto explica que entre las dificultades técnicas para ubicar arrecifes no emergidos radican en que no se perciben en imágenes satelitales ni desde embarcaciones por lo que se requiere de un equipo más especializado y multidisciplinario.

 

El investigador, adscrito al Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad, informó que está en búsqueda de nuevos arrecifes para después describir la composición de las comunidades bióticas.

 

“Lo que queremos, después de haber hecho toda la investigación, es conseguir que se genere un esquema de protección o de administración de los recursos que hay en estos arrecifes no emergidos para garantizar que su uso sea sustentable, evitando la sobrepesca con el fin de que la gente se beneficie más tiempo de estos ecosistemas”.

 

Enfatizo que al corroborarse la existencia de más arrecifes que den sustento al corredor biológico, se reconocerían también los puntos de distribución de corales escleractinios, un tipo de hábitat para peces que se capturan para consumo humano.