Fuente:
La Silla Rota

Al menos 300 ballenas piloto varadas en una remota playa de Nueva Zelanda lograron regresar al mar, pero unas 350 han muerto a pesar de los esfuerzos de voluntarios de conservación que trabajaban para liberarlas aprovechando la marea alta.

En total, más de 650 ballenas piloto han encallado desde el viernes pasado en un tramo de cinco kilómetros de costa de Farewell Spit, en el extremo norte de la Isla Sur de Nueva Zelanda.

De ellas unas 350 ballenas han muerto, incluidas 20 que fueron sacrificadas, mientras la marea alta ha permitido a unas 200 liberarse por sí mismas y los voluntarios lograron reflotar ayer sábado a un centenar, reportó la televisión neozelandesa TVNZ.

Unos 20 de los mamíferos marinos fueron sacrificados por trabajadores de conservación porque estaban en malas condiciones y era probable que murieran en las próximas horas, según el portavoz del Departamento de Conservación, Andrew Lamason.

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Precisó que las ballenas que se han liberado de la arena se encuentran en la bahía Golden y la salida es relativamente angosta, pero una vez superada, los cetáceos tendrán vía libre hasta el estrecho de Cook.

Como medida de protección, los voluntarios han formado en los últimos días cadenas humanas dentro del agua para tratar de impedir que las ballenas vuelvan a acercarse demasiado a la costa.

Los voluntarios fueron advertidos de la posibilidad de que hubiera tiburones y mantarrayas en el agua, dado que una de las ballenas muertas parecía mostrar mordeduras similares a las de un tiburón, sin embargo no se avistaron depredadores de ese tipo, indicó Lamason.

Nueva Zelanda tiene una de las tasas más altas de encallamientos de ballenas en el mundo y este nuevo episodio es el tercero más grande de la historia registrada en la nación. El más grande fue en 1918, cuando alrededor de mil ballenas piloto llegaron a tierra en las islas Chatham.