La noche del 6 de agosto de 2004, Cyntoia Brown —entonces de 16 años— recuerda haber comenzado la noche en la habitación de un hotel con un dealer que continuamente la golpeaba y la obligaba a prostituirse.
“Siempre nos drogábamos o teníamos sexo”, testificó ante un juez de Tennessee en noviembre de ese mismo año. “Es todo lo que él hacía. Dijo que había decaído, que me estaba empezando a convertir en una floja. Y que necesitaba salir, ponerme a trabajar y conseguir dinero”.
Brown dijo que consiguió un aventón, por órdenes de su abusador, a una zona del este de Nashville, donde sabía que podía conseguir dinero. Ahí, conoció a Johnny Allen de 43 años, quien la llevó a su casa. Acordaron una tarifa de 150 dólares.
Durante su conversación, Brown dijo que cada vez se sentía más nerviosa, ya que Allen supuestamente presumía de haber sido un excelente tirador en el ejército y le mostró varias armas. Después, contó Brown, “sólo me acariciaba y me tocaba entre las piernas, pero muy fuerte. Me echaba esta mirada, como muy, muy violenta. Y me estremecía. Pensaba que iba a golpearme o algo así. Pero entonces, se giró y estiró el brazo… para tomar algo del mueble junto a la cama, así que no iba a pegarme, pero sólo pude pensar que quería alcanzar un arma”.
El abogado de Brown le preguntó qué fue lo que hizo a continuación.
“Sólo tomé un arma y le disparé”, contestó.
El testimonio, grabado en un documental de 2011 titulado ‘Me Facing Life: Cyntoia’s Story’ [Enfrentándome a la Vida: La Historia de Cyntoia] ocurrió durante una audiencia que determinó que Brown podía ser juzgada como adulto y no como menor. Aunque argumentó que sus actos fueron en defensa propia, eventualmente fue declarada culpable por homicidio en primer grado y sentenciada a cadena perpetua sin derecho a solicitar libertad condicional hasta después de 51 años.
Sin embargo, en días recientes el caso de Brown ha ganado atención en redes sociales. Celebridades como Rihanna, TI y Kim Kardashian se pronunciaron públicamente acerca de cómo el sistema había tratado injustamente a Brown y una petición dirigida al presidente reclamando su perdón reunió ya más de 200,000 firmas.
“¡Algo está terriblemente mal cuando el sistema habilita a los violadores y manda a las víctimas a cadena perpetua!”, escribió Rihanna en Instagram.
El documental, el cual acompañó a Brown durante siete años, también arrojó luz sobre una historia de abuso y violencia en la familia Brown. Como la BBC reportó, la película revela “cómo un círculo oscuro empezó con la abuela de Cyntoia, quien dice que su hija fue el producto de una violación y se consolidó con su madre Georgina Mitchell, quien dio a luz a los 16, recurrió al alcohol y a la cocaína y pasó años en la cárcel”.
El doctor William Bernet, psiquiatra forense que participa en el documental, le dijo a los realizadores:
“Es una niña que tuvo terribles experiencias de vida. Muchas, muchas cosas malas le pasaron. Y no fue sólo un evento aislado. Se trató de un patrón de situaciones negativas. Esto moldeó la forma en que se relaciona con las personas”.
Desde que Brown —quien ahora tiene 29 años, está punto de terminar su licenciatura y fue descrita como “una prisionera modelo”— fue sentenciada, Tennessee cambió la manera en que percibe a los menores y la prostitución. En lugar de arrestarlo, una ley exige que las fuerzas de seguridad “proporcionen al menor el número de teléfono de la línea directa del centro nacional de recursos para la trata de personas y liberen al menor bajo la custodia de un pariente o guardia legal”. Los activistas también están tratando de cambiar la ley para permitir a los adolescentes sentenciados a cadena perpetua una revisión obligatoria después de 15 o 20 años de sus sentencias.
Derri Smith es la directora general de ‘End Slavery Tennessee’ [Fin a la Esclavitud Tennessee]. En una entrada del blog publicada hace unos días a raíz de la atención que ganó el caso de Brown, Smith argumenta que, de haber sido sentenciada actualmente, Brown habría sido vista como víctima del tráfico humano, no como criminal y que es tiempo de que “ocurra un cambio de mentalidad sobre el tema de la trata de blancas”.
Smith dijo a Broadly que su organización ha defendido el caso de Brown desde hace un año.
“Lo primero que notas de ella, además de lo joven y delgada que es, es que es increíblemente inteligente”, dice.
El tráfico humano por lo general es descrito por los activistas como un crimen invisible: demasiado a menudo, la gente piensa que estos horrores no suceden en su ciudad o vecindario.
“Cuando comencé con End Slavery Tennessee, todos decían ‘Eso no pasa aquí’”, comenta Smith. “El caso de Cyntoia le da rostro al crimen”.
Su esperanza, continúa, es que esta consciencia pública “hará posible el mejoramiento del sistema judicial y las leyes, será un instrumento para cambiar la opinión pública sobre estos crímenes”. En cuanto a Brown, Smith dice que la mejor forma de apoyar su petición es escribir cartas a la junta de libertad condicional de Tennessee y al gobernador Bill Haslam.