¿Alguna vez has mirado una bolsa de papas fritas y pensaste: «¡Esta es la forma perfecta de evitar que alguien me rastree con GPS!»? A menos de que seas MacGyver o tengas una predilección por practicar golf, lo más seguro es que ni siquiera se te haya ocurrido. Pero esta historia se trata de un caso como el segundo.
De acuerdo a una decisión reciente de la Fair Work Commission (FWC) de Australia, el electricista Tom Collela utilizó una bolsa vacía de Twisties (forrada de aluminio) para bloquear la señal que le permite a su empleador rastrearlo mediante el GPS. Eventualmente, y gracias a una carta anónima, la compañía para la que trabajaba Colella se enteró de las «irregularidades en la ejecución de su trabajo» y lo despidieron de inmediato.
Resulta ser que Collela también es capitán del Club de Golf Lakelands, en las afueras de Perth y, según el Telegraph, «había dejado el trabajo para jugar golf al menos 140 veces en los últimos dos años».
Hacer algo así requiere mucho atrevimiento, pero Collela, quien ganaba un salario de 111 mil dólares australianos (84 mil dólares estadounidenses), incluso tuvo el descaro de reclamar que fue despedido injustamente por la compañía. Y así es cómo este caso terminó ante la FWC, donde la bolsa de papitas surgió como pieza crucial de evidencia.
He tenido en cuenta que el señor Colella almacenó deliberadamente su dispositivo PDA en una bolsa de Twisties vacía», escribió en su decisión el comisionado de la FWC, Bernie Riordan, refiriéndose al «Asistente Digital Personal (PDA)» que se usa para rastrear la ubicación del electricista durante su día de trabajo. Pero al usar una mezcla de ingenio del siglo XIX y un envase de comida del siglo XXI, aparentemente Collela pudo bloquear la señal que ayudaría a localizarlo.
«Siendo un electricista experimentado, el señor Colella sabía que esta bolsa funcionaría como una jaula [de Faraday] y, por tanto, impediría el correcto funcionamiento del PDA, en especial la actualización de coordenadas del GPS», determinó Riordan, y agregó: «No puedo encontrar ninguna explicación plausible de por qué el señor Colella crearía una jaula de Faraday alrededor de su PDA, a excepción de obstruir la capacidad de recolección de datos del GPS. El señor Colella parece haber tenido intensiones maliciosas al actuar de esta manera».
Malicioso, seguro. Pero también ingenioso como el Diablo. Al final, la FWC se puso de parte del empleador al dictaminar que, efectivamente, tenían «una razón válida para despedir al señor Colella» y que «el despido del señor Colella no fue severo, injusto o irracional». Colella, quien ahora está «trabajando como conductor de Uber y ganando algunos cientos de dólares por semana», pudo haber sido capaz de evadir a su empleador y al electromagnetismo gracias a una bolsa de papitas, pero no tuvo forma de escapar al brazo de la ley laboral australiana.