Bajo una visión de responsabilidad ambiental y sustentable, la construcción del Nuevo Puerto de Veracruz ha implicado el rescate y reubicación de más de 48 mil colonias de arrecife coralino.
De esta manera, la Agencia Portuaria Integral de Veracruz (APIVER), además de ampliar su capacidad portuaria, se ha convertido en ejemplo de cómo impulsar el desarrollo y crecimiento económico de manera amigable y responsable con la biodiversidad.
Es así que, en un esfuerzo que garantizará el desarrollo de uno de los proyectos más importantes que ha tenido el Puerto de Veracruz, la APIVER se abocó a realizar un estudio que llevó cerca de 10 años para entender en entorno ecosistémico que compone a este puerto.
Así nos lo revela en entrevista el biólogo e investigador de la Universidad Veracruzana, Francisco Javier Martos Fernández, quien en colaboración con autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y APIVER, ha participado en el rescate y reubicación del ecosistema coralino.
Veracruz, dijo, se encuentra precisamente en una zona coralina que ha permitido la formación de arrecifes naturales y que fueron clave para que Hernán Cortés, en su momento determinara establecer el primer puerto del continente en este lugar.
Sin embargo, y con el paso del tiempo, estos corales han sufrido la presión histórica del crecimiento de la Ciudad de Veracruz, sumando al estrés natural que generan los fenómenos meteorológicos las descargas residuales de por lo menos cuatro corrientes.
Por lo mismo, dijo, los arrecifes de bahía Vergara, no son como el resto de los arrecifes de Veracruz, ya que sus aguas reciben descargas de la planta de tratamiento de Veracruz, del Río Medio, el Río Grande y el Estero Lagartos.
Como resultado de ello, la comunidad arrecifal terminó conformada por dos especies de corales que son el “Siderastrea sidérea” y “siderastrea radians” y que son dos especies son muy resistentes a los procesos de sedimentación.
Un proyecto de alta responsabilidad ambiental
Ante estos hechos, la APIVER decidió considerar primero hacer un estudio del ecosistema coralino que prevalecía en la zona donde se ubicarían las nuevas instalaciones aduanales, lo que la llevó a crear su primera Coordinación Ambiental.
En ese sentido, el encargado de la citada Coordinación Ambiental de la APIVER, Isaac Ramírez, explicó que el objetivo de esta oficina es dar seguimiento de las obras que se llevan a cabo en las instalaciones del nuevo puerto, para garantizar que durante su construcción no se generen daños al medio ambiente.
Y es que en Veracruz “tenemos muchos ecosistemas y los arrecifes del parque nacional del sistema arrecifal incluyen pastos marinos, manglares, así como dos ríos importantes como La Antigua y el Jamapa y ecosistemas de lagunas costeras”, los cuales es indispensable cuidar antes de llevar a cabo cualquier obra, subrayó.
Es por ello por lo que, a iniciativa de la APIVER se instauró la Coordinación ambiental que ahora está bajo su cargo y que llevó a cabo una investigación de por lo menos 10 años antes de definir las acciones a llevar a cabo para la obra y rescate de los corales de Bahía Vergara.
El resultado, dijo, fue la elaboración de todo un proyecto ambiental con 91 medidas de mitigación y que incluyó la remoción de los corales del lugar para reubicarlos en un lugar similar a 25 kilómetros al noreste de este puerto, a fin de garantizar su supervivencia.
Gracias a esta labor, en la cual se contó con la participación tanto de autoridades ambientales, académicos y pescadores del puerto que ayudaron a trasladar cerca de 48 mil colonias coralinas además de 409 mil organismos adicionales como pepinos anémonas y erizos.
Eran organismos de lento desplazamiento que no se hubieran podido mover tan rápido durante el vertimiento de rocas, por ello fue indispensable mudarlo previo a las obras para construir el rompeolas oriente de las nuevas instalaciones de la Agencia Portuaria Integral de Veracruz, subrayó Isaac Ramírez.
Todos estos aspectos fueron analizados a lo largo de 10 años, luego de lo cual, se diseñó una manifestación de impacto ambiental que se sometió a evaluación en septiembre de 2013 y fue aprobada en noviembre de ese mismo año.
Esto implicó que una vez que se ingresó esta manifestación, se apertura un proceso de consulta publica y hubo una reunión publica donde pescadores, organizaciones civiles y académicos expusieron su punto de vista en conjunto con la APIVER.
Pasado ese periodo de evaluación finalmente se propusieron 91 medidas de mitigación y luego la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) impuso otras 12 condicionantes y al final la APIVER está comprometida a esas medidas para desarrollar el proyecto.
Es así que la APIVER gestionó la creación de un sistema de Gestión Ambiental para atender ese universo de condicionantes y medidas que garanticen la salud de los ecosistemas marinos tras la construcción del nuevo Puerto marino, destacó.
Un estudio ecológico que trascenderá en el tiempo
Pero la labor de rescate de las colonias coralinas y los ecosistemas biológicos que las acompañaban no terminó con su traslado a más de 20 kilómetros al norte del puerto, ya que al dar este paso se procedió a profundizar aún más sobre todo un universo marino del cual México todavía no tiene idea y que representan un potencial.
Al respecto, Martos Fernández destacó que, a dos años de haber llevado a cabo el traslado de las colonias coralinas, se ha comprobado su exitosa adaptación, ya que las recientes inspecciones han revelado que el 83 por ciento de los corales sobrevivieron.
Pero, además, se inició una batimetría que no es otra cosa sino un estudio sobre la profundidad de las aguas tanto de ríos que desembocan al mar, como de la misma costa y mares más internos del Golfo de México, así como de la vegetación que existen en el lugar.
Gracias a ello fue posible descubrir y confirmar que las costas de Veracruz cuentan con una riqueza coralina de por lo menos 15 especies en un arrecife, aunque el numero puede llegar a 25 o 30 especies en condiciones sanas.
Pero el estudio se extendió incluso a mayores profundidades, a propuesta de la APIVER y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), lo que trajo como resultado el descubrimiento de por lo menos 17 estructuras arrecifales más y de las que no se sabía nada.
Estos arrecifes, llamados bancos sumergidos y que se desarrollan a profundidades de más de 25 metros, conforman un nuevo descubrimiento que sin duda, a pesar de su pequeño tamaño, por encontrarse a mayor profundidad, son refugio de otro tipo de organismos.
De esta manera, ahora se sabe que Veracruz en lugar de tener 18 arrecifes, en realidad cuenta con por lo menos 45, lo que implica un reto para descubrir de qué especies estamos hablando y qué caracterización pueden llegar a tener.
Como resultado, hoy la APIVER continúa con los trabajos para determinar qué caracterización tienen estas nuevas colonias, cómo conservarlo y aprovecharlo de manera sustentable, lo que a su vez ayudará a definir por dónde no deben pasar los barcos que llegarán al nuevo Puerto de Veracruz, concluyó el biólogo