El pasado mes de abril, en el contexto del proceso electoral 2018, los señores obispos de la PROVINCIA BAJÍO que se compone de las diócesis de Querétaro, Celaya, Irapuato y León, dieron a conocer una circular donde, entre otras cosas, invitaron a construir una mejor Nación tomando conciencia de la importancia de “participar en procesos que ayuden a vivir de manera digna”.
Esto nos ayuda a comprender que la fe no puede reducirse jamás, sólo a su dimensión litúrgica, es decir al culto, a rezos y oraciones o a expresiones de piedad; la comunidad cristiana es al mismo tiempo parte de la sociedad actuante, por lo tanto, proyecta su fe en las distintas responsabilidades en las que participan los ciudadanos – creyentes. Ningún cristiano está exento de participar en todo aquello que nos ayude a construir una mejor sociedad, dónde los índices de bienestar vayan llegando a todos, esto es, la consecución del bien común.
Precisamente, los Obispos del Bajío insisten que todo cristiano puede y debe trabajar para el bien común, “respetando normas y leyes para lograr una mejor convivencia, participando en las elecciones y dando seguimiento a las propuestas y proyectos de nuestros gobernantes”. Todo cristiano es al mismo tiempo un ciudadano que debe colaborar para construir una mejor Nación.
Reconocemos que la tarea principal de la Iglesia es la Evangelización. Pero no debemos pasar por alto que ésta se lleva a cabo mediante las dimensiones: Profética, Litúrgica y Social. Teniendo en cuenta el aspecto social, todo cristiano está llamado a ser un buen ciudadano que “conoce, colabora y desarrolla instrumentos de construcción de una ciudadanía justa, solidaria, participativa y creativa, que realice acciones concretas en favor del bien común”. Todos estos temas encuentran sustento en la Doctrina Social de la Iglesia, no son ideas a propósito del momento actual que vivimos.
Así mismo, los Obispos dieron a conocer el subsidio “Construyendo Ciudadanía para el Bien Común” que elaboró la Pastoral Social de esa provincia. Considerando dichos contenidos, resulta oportuno retomar algunos temas de esos talleres para promover también entre nosotros la participación ciudadana. Que nadie se quede sin participar, la realidad que vivimos nos obliga a ser agentes de esperanza y contribuir para construir juntos una mejor sociedad.
En este sentido, se necesita participar en la política. El Papa Francisco ha dicho que la política es la forma más alta de la caridad porque busca el bien común (Encuentro con la clase dirigente de Brasil, 27 de julio de 2013). Es tarea de todos devolver a la política este sentido, es tarea de todos rehabilitar la política para que quien se dedica a estas funciones sean personas competentes por una parte, y por otra, se mantengan firmes en los valores éticos. Lamentablemente ha habido abusos y excesos, pues algunos convirtieron la política en un negocio personal y en una forma descarada e injusta de amasar fortunas personales. Este tipo de prácticas ha creado un desencanto, un malestar social y la falta de credibilidad, tanto en las instituciones como en quien aspira al servicio público.
Creemos que participando activamente en las elecciones de este año 2018, podemos comenzar a dignificar la política y devolverle su rostro auténtico. No podemos improvisar, ni dejar la responsabilidad a otros, nadie puede desentenderse de los asuntos públicos; es necesario hacer un buen discernimiento y tomar conciencia de nuestra participación en los procesos electorales. Todos debemos salir a votar y ejercer este derecho con el que se tiene una gran responsabilidad para elegir a nuestros gobernantes.
En este orden de ideas, es conveniente recordar que la participación de los ciudadanos tiene dos efectos fundamentales: es legitimadora y garantiza el ejercicio democrático. Para que esta participación tenga realidad hoy, además del sufragio, existen una serie de mecanismos para que la población incida en las decisiones de gobierno de manera independiente, sin necesidad de formar parte de la administración pública o propiamente de un partido político, para que participemos de la “cosa pública” en un sentido más amplio de la política, de tal manera que la acción del Estado sea en beneficio de la sociedad.
De esta manera, no obstante las malas prácticas de algunos políticos, de la corrupción y la impunidad, estamos convencidos de que la vocación política del hombre puede regenerarse y encontrar su auténtica identidad, es decir la política debe ser entendida como servicio y búsqueda del bien común.
Es importante hacer una buena elección de nuestras autoridades mediante un voto razonado, no hay que dejarse impresionar por discursos fantasiosos e irreales; necesitamos reconstruir la sociedad asumiendo derechos y obligaciones, es decir, iniciando con nosotros mismos, siendo ciudadanos activos y responsables, cristianos congruentes. Las cosas no cambian por decreto, ya lo hemos vivido, cambiarán cuando todos nos comprometamos por el Bien común.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes