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Crónica del Poder

El Sábado Judío. En este día, 3 de junio de 2018, celebramos el Domingo 9 del Tiempo Ordinario, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Marcos (2, 23-3, 6) el cual nos presenta dos episodios de Jesús en referencia a la celebración del sábado o ‘Sabbat’ judío. El primero se refiere a las espigas arrancadas por los discípulos, mientras que el segundo trata de la sanación de un hombre tullido en la sinagoga. Como una peculiaridad de Israel, de origen premosaico, el mandato del descanso el séptimo día va unido al ritmo sacro de la semana y de la luna. Tiene dos motivaciones principales: la imitación de Dios que descansó después del trabajo de la creación y el aspecto humanitario del descanso, sobre todo para los esclavos. El cumplimiento de este mandato era una señal importante de fidelidad. Sin embargo, la legislación sobre el ‘Sabbat’ se fue haciendo cada vez más minuciosa, imponiendo innumerables prohibiciones y cayendo en una casuística opresora. Jesús fue un observante del ‘Sabbat’, pero criticó duramente el formalismo de los doctores de la Ley tanto con sus palabras como con sus hechos. Como Señor del ‘Sabbat’ Jesús le restituye su verdadera finalidad y pone de manifiesto su sentido mediante la evocación del Padre que trabaja sin cesar comunicando la vida. Después de la muerte y resurrección de Cristo, los discípulos siguieron observando el ‘Sabbat’ y lo empleaban para anunciar el Evangelio. Sin embargo, muy pronto el Domingo, o primer día de la semana, se convirtió en el “Día del Señor”.

Trabajar en sábado. El pasaje evangélico de hoy, empieza así: “Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar”. Los fariseos se oponen a lo que interpretan como una infracción que los discípulos estaban cometiendo contra la ley, que prohibía trabajar el día del sábado. Jesús les responde mediante una comparación con un episodio del AT: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”. Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado”. Este dicho extraordinariamente radical, subordina la observancia del sábado a las necesidades humanas, aunque se atempera con la frase siguiente que se refiere a Jesús: “El Hijo del hombre es señor del sábado”.
Curar en sábado. El relato continúa: “Entró Jesús en la sinagoga, donde había un hombre que tenía una mano tullida. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poder acusarlo”. El tema en cuestión es la observancia del sábado. Las reacciones de los adversarios se han endurecido considerablemente. El problema lo determina el momento elegido en día sábado y la naturaleza de la enfermedad que no era mortal. La pregunta de Jesús a los fariseos es clave para entender la situación: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir? Con su pregunta, Jesús trasciende los parámetros del debate rabínico y suscita la cuestión sobre hacer el bien o el mal en sábado.

La persona y la ley. La ley es necesaria para la convivencia social, política o religiosa. Jesús no la desprecia, pero afirma que la ley ha de estar siempre al servicio de la persona y de la vida. Sería un error defender la ley por encima de todo y propugnar el orden social sin preguntarnos si realmente está al servicio de los necesitados. El orden es importante pero no basta si solamente defiende los intereses de los bien instalados y olvida a los más desvalidos. No se puede hacer pasar la ley y el orden por encima de las personas. Si un ordenamiento legal concreto no está al servicio de las personas, y en especial de las más débiles y más necesitadas de ser protegidas, entonces la ley queda vacía de sentido. El Gobierno y la Iglesia deben ser un testimonio claro de cómo las leyes han de estar al servicio de las personas y del bien común. De otra manera, la ley resulta injusta y opresora.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa