Todos los caminos llevan al Ángel de la Independencia. Desde la glorieta de Insurgentes, los gritos de escuchan de un lado y de otro. «Yo soy de Prepa 2, que sí que no de Prepa 2».
«Yo soy de Prepa 9, que sí que no, de Prepa 9» y más allá no podía faltar «C, C, C, CCH, C, C, C, CCH», que a final de cuentas se unen en una sola garganta: «Goooooyaaaa, Goooooyaaa, Goooooyaaa, cachún, cachún ra, ra, Goooooyaaaa Universidaaaad».
Hoy, dice Eugenia de CCH Oriente, «todos somos Ayotzinapa, todos somos los 43, que lo oigan claro y fuerte, el que lastima a un estudiante nos lastima a todos».
Le hace segunda Jorge, del mismo plantel, y señala que están hartos de que se criminalice a la juventud porque no están de acuerdo con la forma como se ha llevado la política hasta ahora, en la que los jóvenes están condenados a recibir los más bajos salarios y a no contar con seguridad social.
«Porque vivos se los llevaron y vivos los queremos», es el grito unánime, lo mismo de preparatorianos, que de ceceacheros, que culmina con «ninguno más, todos queremos justicia».
Otro reta al reportero; «para qué nos preguntas si no lo vas a publicar, porque ustedes son los que ocultan la verdad», espeta el estudiante de CCH Oriente.
Listos están para iniciar una marcha acompañada por universitarios, politécnicos, normalistas y grupos sociales, en un Ángel que en los últimos años ha visto desfilar infinidad de manifestaciones y marchas, porque es el símbolo de la independencia, de la libertad.
