Una tortilla a base de harina de chapulín realizada por una investigadora mexicana busca ser una opción alimenticia para comunidades de escasos recursos gracias al alto valor proteínico de esos grillos y su bajo costo económico.
La doctora Fabiola Curiel Ayala, docente de la Universidad del Valle de México (UVM) y responsable del proyecto, informó este miércoles de la iniciativa, basada en que los chapulines son un alimento con un alto número de proteínas.
Aseguró que la idea de cultivar chapulines y posteriormente hacer tortillas caseras con los insectos surgió de observar que en las comunidades pobres no hay suficientes recursos económicos para adquirir alimentos ricos en proteína.
El proyecto tiene el respaldo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en Querétaro.
Y aseveró que, aunque existen diversos productos comestibles basados en el chapulín, la diferencia es que la tortilla, al ser un alimento de consumo popular, puede comerse por la mañana, la tarde y la noche.
“Se puede consumir todo el día”, dijo la especialista.
Explicó que con este tipo de alimentos se podrían mejorar las posibilidades de las personas, ya que “un menor de edad nutrido o una persona que va a trabajar y tiene fuerza suficiente porque está bien alimentado, tiene oportunidades mejore en su calidad de vida”.
Actualmente, estos insectos se consumen en México como aperitivos, e incluso en los restaurantes se disfrutan como comida gurmé y tienen precios muy altos.
Detalló que el cultivo de chapulines puede ser un apoyo en la alimentación sustentable, debido a que la crianza de estos insectos puede hacerse en jaulas de madera, cuyo tamaño puede adaptarse muy bien a los espacios en casas pequeñas.
Curiel Ayala dijo que, junto con su equipo, tienen en mente hacer otros cultivos, como el de gusano blanco, gusano de maguey y otros insectos.
“Ahora nos estamos enfocando en los chapulines, de ellos tenemos ya tres generaciones con las que hemos estado experimentando conforme a su alimentación, de tal manera que en las comunidades donde ofrecemos el proyecto la gente no tenga que invertir en comprar algo especial para alimentar a los insectos, simplemente hay que darles a comer desechos de vegetales”, apuntó.
Esta no es la única experimentación con chapulines dada a conocer recientemente por la UVM, pues estudiantes mexicanas de esta misma universidad dieron a conocer hace unas semanas que habían creado una harina para preparar brownies a base de chapulín de campo.
En México el 7.25 por ciento de niños de entre 5 y 14 años presenta desnutrición crónica en zonas urbanas, mientras en áreas rurales la cifra se duplica, de acuerdo con datos de la Unicef.