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La Razón Online

James McManus recibió un regalo muy especial de sus amigos antes de cumplir 100 años: un pasaje para Argentina, después de más de dos décadas sin subirse a un avión, para ir a disfrutar la tierra del tango.

El baile rioplatense fue un descubrimiento “reciente” en la vida de este escocés. Fue en 2002 cuando vio a una pareja argentina bailando en Irlanda donde reside.

“Estaban en el escenario interpretando ese baile maravilloso y pensé que era fantástico y que yo lo tenía que hacer”, dijo McManus.

Lucía Seva, su pareja de baile

Tomó clases durante años en Irlanda y así conoció a la argentina Lucía Seva, una bailarina profesional con la que concursó recientemente en el Mundial de Tango de Buenos Aires.

Originalmente pensaban que solo irían de vacaciones a Argentina, pero Seva le planteó la idea de competir: “No tuve que convencerle; le dije: ¿lo hacemos? ‘Bueno’, me dijo”, contó la profesora para quien fue algo único poder participar con su alumno.

Con el número 130 prendido a la espalda y abrazado delicadamente a su pareja de baileMcManus se deslizó erguido y con suavidad por la pista con sus elegantes zapatos bicolores en una de las fases clasificatorias del mundial al ritmo del tema“Tarareando”.

Pese a que ambos no lograron pasar la clasificación de la modalidad tango pista, este concursante logró un hito al convertirse en el bailarín de mayor edad en participar en el mundial que se celebra anualmente atrayendo a cientos de personas de todo el mundo. Su deseo por superar nuevos retos y la felicidad que le embarga cuando se deja llevar por el ritmo rioplatense fueron sus motores.

“Es por la hermosa música y el ritmo del baile…es algo emocional, te hace sentir feliz. Y mantiene en forma mi cuerpo y mi cerebro porque tienes que guiar a la mujer, estar alerta todo el tiempo”, explicó McManus, con finos anteojos y ataviado con una elegante chaqueta blanca y zapatos de cuero marrón y blanco.

El anciano, quien se declara irlandés y cumplirá 100 años el próximo 5 de enero, se ganó el amor de los porteños. Durante la final tango pista celebrada en la noche del martes recibió una placa de homenaje y fue aplaudido cálidamente por el público, que le hacía fotos con sus celulares.

Una pareja conformada por un bailarín ruso y una argentina se consagraron campeones en la modalidad en la que participó McManus, que se caracteriza porque los bailarines no pueden separarse mientras dure la música y el cuerpo de uno de ellos debe estar contenido en todo momento por el abrazo del otro. El torneo reunió a 1.500 parejas en distintas rondas preliminares alrededor del mundo.

“Siempre hay espacio para mejorar así es que quizá la próxima vez me esforzaré más”, señaló optimista McManus, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.

Para McManus, bailar no es nada complicado.

Gabriel Soria, director artístico del Mundial de Tango de Buenos Aires, dijo a AP que los organizadores del torneo hicieron “todo lo posible” para contar con McManus como participante, de quien elogió su pasión por la música rioplatense.

“Los pasos básicos son muy simples y cualquiera que pueda caminar puede hacerlos. Hay seis pasos básicos y luego, cuando lo has hecho, continúas con los siguientes ocho pasos básicos”, explicó McManus.

Tras la guerra, McManus trabajó como operador de radio en la Marina, con la que viajó por el mundo y conoció a mucha gente. Pero fue el tango lo que realmente agrandó su círculo de amigos y lo transformó, según apuntó, en una “persona más feliz”.

“Antes quizás no me molestaba demasiado en salir. Ahora alguien me llama por teléfono y dice ‘hay baile’… y me voy. Sabes, ahora tengo cientos de amigos, miles de amigos “, dijo.