El pasado 23 de abril de 2020, el Arzobispo de Xalapa, Mons. Hipólito Reyes
Larios, luego de consultar a su consejo episcopal, envió un comunicado a sus
feligreses con ocasión de la declaración de la tercera fase del Covid-19 para
complementar las indicaciones de la circular N° 3/2020, del 27 de marzo de
2020.
Tomando como elemento iluminador la experiencia pascual de los discípulos, el
mensaje del arzobispo resaltó tres elementos importantes que nos ayudan a
todos a ser personas de esperanza en este tiempo de cuarentena que estamos
viviendo. Estos tres elementos son la PAZ, EL ESPÍRITU SANTO Y LA
ALEGRÍA.
La noche del día de la resurrección, Jesús se apareció a los discípulos que
estaban en el cenáculo (Jn 20, 19-31). Ellos se habían retirado ahí por miedo a
los judíos y estaban enclaustrados. A pesar de tener las puertas cerradas,
Jesús entró y se puso en medio de ellos. Él los saludó con la Paz, sopló sobre
ellos el Espíritu Santo y ellos se llenaron de alegría.
EL DON DE LA PAZ. Jesús resucitado es el portador de la Paz, más aún, “él es
nuestra paz” (Ef 2, 14) porque él nos ha reconciliado con Dios. Los discípulos
estaban en una situación de inquietud, de preocupación y de miedo; luego de
saludarlos, Jesús les mostró la fuente de la paz: “él les mostró las manos y el
costado”, es decir, sus santas llagas. Esto nos recuerda que la pasión de
nuestro Señor Jesucristo es lo que nos ha traído a todos el don la paz.
También nosotros en este tiempo de contingencia sanitaria necesitamos estar
en paz y reconocer que la verdadera paz solo nos la ofrece la relación con
Jesucristo y por eso debemos fortalecerla.
LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO. El segundo elemento es la fuerza del
Espíritu Santo. Gracias a la Resurrección de Jesús, nosotros también hemos
recibido el soplo del Espíritu Santo en el momento de nuestro bautismo. Por
medio de su Espíritu, Dios no nos abandona nunca, porque es nuestro Padre
providente, él nos acompaña y fortalece por medio de su Espíritu Santo. Esto
nos recuerda siempre aquellas palabras de la Sagrada Escritura: “no tengas
miedo, yo estaré contigo” (Is 41, 10).
EL DON DE LA ALEGRÍA. Gracias al soplo del Espíritu Santo, los discípulos
enclaustrados en el cenáculo, experimentaron una hermosa transformación,
pues junto con la Paz, Jesús resucitado les hizo experimentar el don de la
Alegría” (Jn 20, 20). La alegría cristiana no se reduce a una emoción positiva,
es fruto de reencontrarse nuevamente con el Señor resucitado. Este
reencuentro se realiza al escuchar su santa Palabra, hacer oración, participar
en los sacramentos y vivir la caridad.
La experiencia de la Paz que viene de nuestra relación con Dios, el auxilio del
Espíritu Santo y la experiencia de la alegría cristiana, son tres realidades que
nos ayudan a mantenernos fortalecidos para hacer frente a la pandemia del
Covid-19. Esto significa que un cristiano no solo debe observar medidas
higiénicas para no contaminarse, también necesita echar mano del recurso de
su fe, para salir triunfante ante esta contingencia.
El hecho de que una persona cristiana, no pueda por ahora reunirse en los
templos católicos para celebrar su fe, no significa que se encuentre
desamparado. La experiencia de confinamiento nos ha llevado a fortalecer
otras formas de comunicación y acompañamiento. El hogar es ahora también
un espacio sagrado para seguir recibiendo catequesis, talleres, celebraciones
litúrgicas, oraciones y muchas otras iniciativas que se han estado llevando a
cabo gracias a los medios de comunicación y a las plataformas digitales.
La Iglesia sigue acompañando a sus feligreses, por eso todos los días celebra
la santa eucaristía, mantiene los templos abiertos, sigue ofreciendo servicios en
sus oficinas, asiste a los enfermos y promueve la vivencia de la caridad para
salir en ayuda de nuestros hermanos más vulnerables. No cabe ninguna duda
que durante este tiempo de contingencia, la fe cristiana nos está ayudando a
mantenernos de pie y a dar la batalla.
Nuestro reconocimiento y gratitud a todos los médicos, enfermeras y personal
sanitario que están atendiendo a los enfermos en los hospitales; también a
nuestros obispos, sacerdotes, religiosas y laicos que a través de sus múltiples
servicios están atendiendo con sabiduría el bien espiritual de nuestros
feligreses. ¡La paz y la alegría que viene de Dios estén siempre con todos!
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa
Foto de RTV