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XEU Noticias / Daniella Ovalle

Hoy se cumplen 30 años de la visita del Papa San Juan Pablo II al puerto de Veracruz, quien actualmente es recordado y venerado por miles de fieles católicos

Las reliquias de San Juan Pablo II permanecen en la catedral de Veracruz, en donde han sido expuestas, como es la silla que ocupó el 7 de mayo de 1990 durante su visita al puerto de Veracruz, así como el cáliz  que utilizó y que donó.

En la catedral también se encuentra una estola que obsequió a José Guadalupe Padilla, el primer obispo que tuvo la Diócesis de Veracruz, por sus entonces 50 años de sacerdocio.

San Juan Pablo II fue papa de 1978 al 2005 y durante su pontificado, realizó cinco visitas a México, en la segunda, en 1990, siendo presidente Carlos Salinas de Gortari, celebró una misa en el Malecón de Veracruz frente a miles y miles de personas provenientes de todo el país y el mundo, en la que habló sobre los 500 años de la evangelización de América, destacando que México se había vuelto una nación con gran población católica.

Cabe señalar que en recuerdo a la visita de San Juan Pablo II al puerto de Veracruz, surgió el  popular estribillo de son jarocho que intercalan los músicos para alegrar, afirmando: “Ya lo dijo el Santo Papa, gritando con voz en cuello: ‘Sólo Veracruz es bello, y su capital, Xalapa’”.

Una estatua suya fue colocada sobre el bulevar Manuel Ávila Camacho, en donde permanece y es testigo simbólicamente del acontecer veracruzano, así como de cada norte que azota a la conurbación Veracruz-Boca del Río, en donde también se le puso su nombre a una avenida.

Aunque no con las palabras del  popular estribillo de son, San Juan Pablo II sí tuvo una deferencia para con los veracruzanos durante su visita, al referirse en su mensaje a la ciudad de Veracruz de esta forma: “Amadísimos hermanos y hermanas: Desde las orillas del golfo de México, camino providencial para la llegada del Evangelio a esta bendita tierra, saludo con vivo afecto a cuantos esta tarde habéis querido congregaros en el Malecón para dar gracias a Dios por la evangelización de América. Es el saludo del Papa, que quiere estrechar en un abrazo de gozo y esperanza, en primer lugar, a sus hermanos en el episcopado. En particular al obispo de esta diócesis, Veracruz, al arzobispo de Xalapa y a los obispos de la región pastoral del golfo: Coatzacoalcos, Papantla, San Andrés Tuxtla y Tuxpan.

Os saludo, igualmente, a vosotros sacerdotes, misioneros, religiosos, religiosas y laicos comprometidos que, con generosa abnegación, continuáis la labor de llevar la Buena Nueva a las familias, a las escuelas, a los lugares de trabajo y de descanso. Os saludo, fieles todos aquí presentes, que con tanta ilusión habéis esperado este encuentro, expresión de la fe y el amor que anida en vuestros corazones.

Como Obispo de Roma y Sucesor de san Pedro me siento muy gozoso de unirme a todos vosotros para dar gracias a Dios, Uno y Trino, por la sacrificada y continuada labor de todos aquellos que, en estos cinco siglos, han anunciado la Palabra evangélica a vuestro pueblo, y también de quienes hoy, en este final del segundo milenio cristiano, siguen anunciándola. “!Qué hermosos son sobre los montes los pies del heraldo que anuncia la paz, que trae buenas nuevas!”, exclamamos con el profeta Isaías.

Estamos aquí en Veracruz, para celebrar con alegría nuestra fe y pedir al Señor que continúe suscitando en México nuevos evangelizadores. La evangelización, queridos hermanos y hermanas, está marcada por el signo de la Cruz, por la Verdadera Cruz”, expresó San Juan Pablo II hace 30 años, por lo cual y por mucho más es recordado, incluso con su imagen de bulto o en un cuadro sobre las paredes de los hogares de miles de fieles con fe y cariño.