El pez Diablo se ha convertido en un peligro para las especies acuáticas de todo México, y es que su hambre insaciable representa un riesgo para las poblaciones de peces endémicos.
Su nombre original es pez Pleco, su nombre científico es Hypostomus plecostomus, pero el nombre de pez Diablo se lo ha ganado a pulso por feo salvaje y voraz. Esta especie es originaria de Sudamárica, especialmente Ecuador, pero en México no tiene depredadores, lo que permite que se multiplique con facilidad.
Este pez es común verlo en acuarios caseros, ya que las personas los adquieren como una alternativa «ecológica» para mantener limpias sus peceras, pues se comen todo, desde algas hasta la suciedad.
Sin embargo, el Diablo crece mucho, incluso alcanza los 60 centímetros, por lo que muchas veces deciden echarlos a los ríos, presas u otros cuerpos de agua al ser ya un estorbo para las peceras.
Este pez termina por adaptarse con facilidad a cualquier entorno. Prefiere la oscuridad, es capaz de ver con muy poca luz y por la noche no para de comer. Los huevecillos de otras especies les parece una buena cena, pero no los suyos, a estos los protege furiosamente.
Cuando llega a una pecera, no suele meterse con otros peces y sólo se dedica a comer, hasta que la hembra deposita sus huevos, que es cuando se vuelve territorial.
Aunque no tiene escamas, cuentan con enormes espinas que usan para defenderse de los depredadores, y también con ellas destruyen las redes de los pescadores. Además, al mantenerse en el fondo, arrastra las líneas de pescar y las enreda en las ramas.
De acuerdo con el portal El Mañana, el pez Diablo ya llegó a la región de los dos Laredos y la Frontera chica y ha comenzado a diezmar las poblaciones de otros peces. Pescadores y ejidatarios locales han denunciado la falta de atención a este problema.
Foto: El Demócrata