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El Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, dijo este jueves que el momento ideal para realizar una prueba de coronavirus es entre el quinto y el séptimo día posterior al contacto con una persona contagiada.

La aclaración surgió en la ronda de preguntas por parte de la prensa y el funcionario precisó que los días que se deben dejar pasar antes de realizarse la prueba es para evitar falsos negativos.

“El virus SARS-CoV-2, cuando entra al organismo, empieza a replicarse. Si yo hago la prueba a los 25 minutos de que alguien posiblemente me contagió, la prueba va a salir negativa. Si me la hago al día siguiente, alta probabilidad de que siga siendo negativa. Si me la hago al día dos y al día tres, y hay un tiempo específico que está precisamente entre el día tres, con todavía baja probabilidad, y el día siete, con una probabilidad mayor. El ideal es entre el día cinco y el siete para hacer la prueba”, explicó.

Agregó que la cantidad o proporción de falsos negativos (pruebas que salen negativas cuando en realidad sí existía la infección) es muy alta si la prueba se toma tempranamente, “luego se reduce cuando la prueba se toma en el tiempo ideal y luego vuelve a aumentar si ya pasó demasiado tiempo y el virus se empieza a eliminar por el sistema inmune”.

“La cantidad de falsos negativos es muy alta si la prueba se toma tempranamente, luego se reduce cuando la prueba se toma en los días, en el tiempo ideal y luego vuelve a aumentar si ya pasó demasiado tiempo y el virus empieza eliminarse por efecto del sistema inmune”, dijo durante el reporte diario de casos COVID-19 en el país.

Por otra parte, explicó que es el oxímetro de pulso, o pulso oxímetro, y cómo ayuda a los pacientes contagiados del nuevo coronavirus.

De acuerdo con la palabras del Subsecretario, el aparato -característico por tener forma de pinza que se coloca generalmente en el dedo índice- es un dispositivo eléctrónico que “registra de manera indirecta el porcentaje de oxigenación de la sangre”.

López-Gatell especificó que el oxímetro produce una señal de luz y registra la intensidad de la misma para obtener los resultados de oxigenación en sangre.

“La sangre humana en condiciones convencionales, de acuerdo a la concentración de oxígeno que hay en el aire ambiente, que normalmente es del 21 por ciento, la sangre humana puede registrar un valor que generalmente está un poco por debajo del 100 por ciento. Cuando respiramos aire ambiente podemos tener oxigenaciones que van desde 95 a 98 por ciento. Esto varía de acuerdo a la altitud, en nivel del mar, las zonas costeras se alcanzan porcentajes de oxigenación mayores, 98, 99 por ciento, raramente 100; en zonas muy altas como la Ciudad de México se pueden alcanzar 94, 95 por ciento, y en general por debajo de 90 se considera anormal”, detalló Hugo López-Gatell.

Subrayó que su utilidad ante la COVID-19 se debe a que la enfermedad puede causar un daño grave a los pulmones (recordemos que al inicio, los casos de SARS-CoV-2 se clasificaban como neumonías atípicas) y “la función fundamental de los pulmones es introducir oxígeno a través del aire, a partir del aire que entra a los pulmones y transferirlo a la sangre”.

“Cuando la COVID causa daño a los pulmones es útil monitorear, vigilar, que el porcentaje de oxigenación no baje de ciertos valores críticos, como podría ser por debajo de 90, definitivamente no por debajo de 85”, reviró.

Gatell aclaró que en ello radica la función del oxímetro, pues si se hace un monitorio del oxígeno presente en la sangre, habrá una mayor oportunidad de atender más rápido al paciente y reducir el peligro de muerte.

“Se ha conocido que si uno monitorea la oxigenación podría tener la oportunidad de más temprana transferir a las personas por su propia voluntad y con el apoyo familiar o por otros medios a los hospitales para recibir oxigenación y con ello disminuir el peligro de muerte. Así es de importante”, finalizó.

-Con información de El Sur.

Foto: Cuartoscuro.