México se suma a los trabajos científicos en el mundo para el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19, con cuatro proyectos de instituciones públicas y privadas. Éstos participan en la convocatoria internacional de la Coalición para las Innovaciones en Preparación de Pandemias (CEPI, por sus siglas en inglés) para obtener financiamiento.
De cualquier manera, si no resultan seleccionados, el gobierno federal proporcionará los recursos con el fin de que las investigaciones continúen, aseguró el canciller Marcelo Ebrard en la conferencia realizada para informar de ello.
Indicó que la cancillería también busca la inclusión del país en los ensayos clínicos que se están desarrollando en otros lados. Se trata de que cuando alguna molécula avance a la etapa de prueba en seres humanos para comprobar su eficacia, participen mexicanos.
Respecto de las vacunas, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene un registro, hasta ayer, de 131 sustancias candidatas que están en la fase preclínica y 17 en evaluación. De éstas, tres son las más prometedoras.
Comentó que la obtención de una vacuna tiene una alta complejidad y depende de múltiples factores biológicos y tecnológicos. En todos los casos se requiere vigilancia rigurosa sobre la seguridad de los ensayos clínicos, para no dañar a las personas.
Después está el desafío de conocer el nivel de protección contra el virus que ofrece cada vacuna y si una sola dosis será suficiente.
Alcocer también llamó la atención sobre el hecho de que todavía no existe una entidad mundial responsable de financiar y coordinar la fabricación de vacunas.
En parte a eso responde el interés de México por sumarse a la CEPI, donde participa de las decisiones en la materia, así como para el acceso equitativo y universal a los fármacos.
Las cuatro propuestas de México para la obtención de financiamiento de la CEPI son: una del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con una vacuna recombinante, la cual se realiza sobre una plataforma desarrollada desde hace cinco años para obtener un biológico contra los virus del Zika y el dengue. El producto podría estar listo en 18 meses y el laboratorio farmacéutico Liomont se haría cargo de la fabricación.
El segundo es de la empresa Avimex, de salud animal, que cuenta con una plataforma de uso veterinario, la cual ya ha demostrado su inocuidad en animales y seres humanos. Tiene la ventaja de que el proceso de fabricación es rápido y la empresa puede producir 5 millones de dosis por semana, una vez que se concluyan los ensayos clínicos. Podría estar disponible entre noviembre y diciembre.
La investigación se realiza en colaboración con la UNAM, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Otro proyecto es de la Universidad Autónoma de Baja California y el Tecnológico de Monterrey, el cual está en la etapa preclínica. Es un biológico basado en ADN, para el cual se solicitan 110 millones de dólares.
Participan la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, el IMSS, la Universidad de San Diego y empresas privadas.
La propuesta de la Universidad Autónoma de Querétaro está basada en el diseño de péptidos sintéticos (componentes de proteínas) para la detección de anticuerpos y el desarrollo de la vacuna. El estudio clínico concluiría en diciembre de 2021 y para ello se solicitan 49 millones de dólares.