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Excélsior

En su última novela Francisco Martín Moreno narra «un capítulo vergonzoso para México», según el mismo considera, cuyo tema principal ha sido combatido desde el inicio de la humanidad y sin embargo, sigue latente en la sociedad actual: la esclavitud.

A través de sus personajes, una inglesa de nombre Marion Scott y el yucateco, Olegario Montemayor, México Esclavizado sumerge al lector en la vida y abusos que vivían los trabajadores en las haciendas henequeneras de Yucatán a principios del siglo XX.

La última entrega del novelista Francisco Martín Moreno, refleja el clasismo de la sociedad mexicana, característica que prevalece hasta estos días y que «es una afrenta nacional hacia la gente humilde» por la que hay que dar el grito de protesta.

Olegario Montemayor, hijo de uno de los hacendados más acaudalados de Yucatán y un soñador-como el mismo considera a su protagonista- viaja a Inglaterra para estudiar en Oxford, donde conoce a Marion Scott, una joven que lo deslumbra y contagia sobre sus preocupaciones sociales.

Envueltos en un torbellino pasional, así como sus contrastes y similitudes los jóvenes descubren la brutal realidad que rodea la producción de ‘oro verde’ a principios del siglo XX en Yucatán, uniendo esfuerzos para erradicar esta explotación.

Atrayendo un contexto mundial que permite mirar dentro y fuera de los límites que marca nuestro territorio, el también conferencista y autor de más de veinte títulos sostiene que los protagonistas evidencian la explotación salvaje de los hacendados que a la vez eran gobernadores.

Pero, dar vida a Olegario y Marion no fue una casualidad. El novelista utiliza algunas de sus experiencias para crear a los ejes de la vertiginosa narración. Una mujer que conoció durante la FIL de Guadalajara fue la inspiración detrás de Marion.

Ella, a quien califica como una «verdadera aparición», se acercó hasta el novelista y le aseguró que se habían conocido más de 500 años atrás, durante una marcha luterana en Alemania, pero a diferencia de la actualidad en aquel tiempo, él era mujer y ella un hombre.

«Cuéntame, ¿cómo estuvo?», le respondió el escritor quien consideró que «esta historia me queda muy bien, porque es la que tiene que contar Marion».

El complemento perfecto de la personalidad curiosa de Olegario Montemayor, el hijo soñador de un hacendado yucateco que siempre ha tenido todo a su alcance y quien sin embargo se interesa por entender los problemas que rodean a la clase trabajadora.

A través de las páginas, el lector descubrirá algunos rasgos del propio Martín Moreno plasmados en las venas de sus personajes, como bien describe a través de las palabras de la inglesa.

La novela era un tapete mágico con el que podría surcar los aires, jugar con los espacios, revolotear como una golondrina encantada y contar, apartada de las rígidas técnicas científicas todo lo que sus ojos pudieran ver desde las alturas».

México Esclavizado además de entretener busca generar una reflexión, «nos ponemos frente al espejo, porque no se vale ocultar lo que ocurrió», espeta Martín Moreno al enfatizar que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla.

Son esquemas de horror que están reflejados en este libro y son una advertencia para que no nos vuelva a pasar y que sepamos a qué condujo cuando los políticos y los empresarios no querían abrir el puño», sostiene.

Es un recordatorio de que la esclavitud no ha logrado ser erradicada. Esto, debido a que las empresas insisten en ubicar sus fábricas en países donde la mano de obra se cotiza a precios míseros, y nos recuerda que, pese al avance de la tecnología, la calidad humana ha ido en declive.

«Por eso creo que estos libros de denuncia, si los comparas con lo que ha sucedido en la realidad, te dan mucho coraje», enfatiza tras agregar que es de vital importancia que haya un avance civilizado en México que permita la evolución del país hacia la democracia.

México Esclavizado se empeña en recordar que actualmente existen más de 29 millones de personas en todo el mundo sometidas a trabajos forzados y 400 millones de niños laborando en condiciones de esclavitud.

¿A dónde va un país cuyos niños abandonan la escuela?», agrega.