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Excélsior

La poesía de Octavio Paz (1914-1998) fue recordada ayer por los escritores Fabienne Bradu, Alberto Ruy Sánchez, Pura López Colomé, Ricardo Yáñez, Sergio Mondragón y Eduardo Matos, para celebrar el 20 aniversario de su fallecimiento, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, quienes leyeron fragmentos de poemas y evocaron distintas facetas del autor de Piedra de Sol, el único escritor mexicano que ha ganado el Premio Nobel de Literatura.

Ruy Sánchez recordó que ayer se cumplieron 47 años del jueves de Corpus y de que conociera a Octavio Paz en una charla poética en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

Entonces yo tenía 19 años y estábamos en la Facultad de Filosofía y Letras, antes de que el narcomenudeo se apoderara del auditorio Justo Sierra. Era el jueves de corpus de 1971, día en que habría una mesa redonda en donde Octavio Paz participaba. Pero mientras estábamos ahí, sucedió la represión de estudiantes llamada La matanza del Jueves de Corpus o El Halconazo, a la que Octavio Paz se pronunció claramente”.

En aquella ocasión Paz dijo: “Yo estoy a favor de que liberen a los presos políticos de 1968 (acusados de disolución social), pero no estoy a favor del régimen. En todo caso, nunca piensen que mi apoyo es total e incondicional. Al contrario. Yo estoy fuera del sistema político mexicano y mi apoyo es por las acciones concretas, no por el régimen y es condicional”.

Para mí la gran lección (de Octavio Paz) es que se dedicó a reflexionar y se puso a trabajar para entender qué chingaos es el sistema político mexicano. La respuesta a esa pregunta llegó en 1978 con El ogro filantrópico, explicó el también ganador del Premio de Artes y Literatura 2017 en el campo de la Lingüística y la Literatura.

La anécdota fue compartida por el poeta Ricardo Yáñez, quien dijo que aquel día Paz se reusó a hablar, se levantó de su silla, dobló las cuartillas que llevaba en la mano y dijo: “Ante cosas así, la poesía debe callar”.

Y aunque muchos han criticado esa postura de Paz, dijo, “en ese momento la poesía debía callar. Yo no sabía qué estaba pasando porque un día antes llegué a la Ciudad de México; tampoco sabía lo que eran las mulitas, pero al día siguiente fui a la UNAM y me encontré a Alejandro Aura, quien me dijo ‘Vete, vete ya, ¿qué estás haciendo aquí?’ pero me conmovió mucho lo que dijo Paz”.

Ruy Sánchez también recordó que cuando el autor de El ogro filantrópico tenía 29 años, tuvo la oportunidad de hacer algunos borradores que fueron utilizados para canciones de Jorge Negrete.

Sin embargo, Octavio nunca recopiló esta canción en poemario alguno. “Pero la encontré en los laberintos de la Filmoteca de la UNAM, en una copia de la cinta El rebelde y entre los poemas hay uno que cita dos fragmentos del poema que son casi paráfrasis de uno de sus libros A la orilla del mundo.

Lo que cantó Jorge Negrete decía: “No te miro con los ojos, / cuando los cierro te miro / y en mi pecho te aprisiono / con cerrojos de suspiro. // Nunca mis labios te nombran, / tu nombre son los latidos y sus sílabas la sangre / de mi corazón partido.”

Pero a esta referencia –citada por Enrique Krauze en Octavio Paz. El poeta y la Revolución– le seguía un fragmento que no le agradaba a Paz porque no tenía la musicalidad del poema:

Ya todo duerme en la noche /sólo yo duermo despierto / que por sentirte siempre a mi lado / no cierro ya los ojos. // Te acarician mis manos / y mis labios, ay, te besan / más siempre / de noche y de día / mis pensamientos velan” // Ayer cantaba palabras / pero las palabras son / nubes que el viento se lleva / hoy canta mi corazón.”

Por último, Pura López se refirió a Octavio Paz como una figura multiabarcante, cuya obra es difícil de conocer a fondo. Y reconoció que, aunque nunca fue su amiga o conocida, “él entró a mí por la vía de su literatura, de su poesía y cada vez lo he ido conociendo más a lo largo de la vida, porque es uno de los grandes poetas que van a estar para siempre dentro de mí”.

 

cva