El Acuario de Veracruz tiene sus puertas cerradas al público en general por la pandemia del Covid-19, pero la estructura sigue funcionando.
Con todas las medidas sanitarias, los trabajadores dan mantenimiento a las peceras y estanques que resguardan una extensa variedad de vida marina.
Ahí están las guacamayas que con su peculiar sonido dan la bienvenida al recorrido; los peces de colores, que siempre causan admiración a los más pequeños.
Las inquietas nutrias de río, sumergiéndose y saliendo a flote. Con sigilo aguardan los tiburones, meros, rayas, sábalos, barracudas y decenas de cardúmenes multicolores en la gran pecera arrecifal.
Pacientes esperan el pez piedra y escorpión. El emblemático túnel del tiburonario. Los impresionantes manatíes. Los hábiles pingüinos. Y los majestuosos delfines.
El Acuario de Veracruz es el más grande e importante de México y América Latina. Hoy sus pasillos están vacíos, pero solo por un tiempo, a la espera de que la pandemia termine, para poder seguir educando.