"Que pronto mueres.. rosa delicada.. pues abres cuando apenas nace el día.. la tarde te sorprende en agonía.. y la noche te encuentra deshojada.. tu materia alada.. el verde tamo que te sostenía.., sin el objeto de tu poesía.. ha de morir y  convertirse en nada.-. Más no mueres del todo.. flor hermosa.. nos queda la verdad de tu existencia.. la verdad de tu muerte.. por eso rosa.. nos queda tu fragancia deliciosa..  y la eterna visión de tu presencia.. pues siempre habrá una rosa y otra rosa". El soneto es de la autoría de Neftalí Beltrán.

Soy utilitario, luego existo. El confinamiento hizo que se volviera uno práctico aunque no quiera. Los tiempos no estaban para rebuscamientos. Hace poco comentaba por WA con mi estimado amigo Laureano Martínez, (que es un ‘gran sumiller’, la última palabra de todo lo que a comida corresponde), que en estos días preparé para comer la versión mexicana de la fabada asturiana que mi madre hacía en la casa familiar. Más pronto que rápido me corrigió: “¡SE LLAMAN ALUBIAS!” Y efectivamente, no le llamamos con ese patronímico al guiso, como tampoco al frijol judías o fabas (fabes), aquí lo conocemos simplemente como alubias, y normalmente se preparan con “frijolito”, que así se le dice coloquialmente a la alubia chica. Bueno, después de estas disquisiciones aristotélicas con mi estimado amigo, le platiqué que la receta de mi madre es como un juego de niños, comparto mi versión: puse a fuego lento la mitad de un frasco en conserva de alubias asturianas –de las que se encuentran en cualquier súper- con un trozo de cebolla, dos dientes de ajo y hojas de laurel, al mismo tiempo freí en una sartén una chuleta ahumada de cerdo con todo y hueso con las rodajas de medio chorizo madurado (del ‘Cerdito’). Una vez fritas las carnes con dos cucharadas de aceite de oliva, las agregué a la cacerola de cocción de las alubias, más unas cuantas aceitunas, algunas rajas de jalapeño, zanahorias y cebollas en caldillo del vinagre de la lata. Dejé que “rompieran” el hervor y listo. Para darle color se le puede agregar una cucharada de pimentón y es indispensable un chorrito del vinagre de los chiles. Rectificar sal si es necesario. En casa se servían con lechuga romana troceada, es una delicia este platillo asturiano mexicano. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

La CDMX cada vez se convierte en una ciudad amable con los perros. Los capitalinos son unos amantes consumados de los canes. Hay una verdadera devociòn por los perros de todas las razas, a la gente se la ve feliz por las calles de cualquier colonia del sur de la ciudad paseando a sus perros, desde schnauzers, gigantes, medianos y enanos, basset hounds, "salchichas", chihuahuas, pastores alemán, bulldogs, dálmatas, afganos, galgos, dobermanns pinsher, de todos colores y sabores, y los llevan al baño-boutique, al hotel para perros mientras la gente trabaja, les compran todo tipo de atuendos, comida gourmet a base de salmón, atún, vegetales o carne de cordero, bueno, lo que les pudiéramos platicar se queda corto. Ni duda cabe, la CDMX es una ciudad de perros, ¡ah, indefectiblemente, las personas llevan sus bolsitas para recoger los residuos que dejan sus perritos! Lo escribió Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal. Foto de Cuartoscuro en Excélsior.

"En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de un amor y la compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer papas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No dejar de sorprenderme de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera por aquí. Sólo quiero eso". Lo escribió Angeles Caso y lo subió Alfredo Fernández Arriola al Facebook. Foto de Casa del Libro.

"Cuando despertó, Tito ya no estaba ahí".. Son sólo siete palabras que han estremecido las letras. Aunque pareciera una frase abandonada por el temor a la página en blanco o porque el tema no daba para más, en sí es el cuento más breve de la literatura, una obra maestra: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí"... Augusto Monterroso, muerto en 2003 a los 82 años, es el culpable de la escritura de millones de páginas sobre esa sola línea. Y es que la brevedad, la concisión, la linealidad y un estilo directo son las características de la narrativa del desaparecido autor guatemalteco nacido en Honduras y radicado en México desde hacía medio siglo. La vida es corta y el arte largo, decía el escritor mejor conocido como Tito al definir su virtud para ser breve, sin embargo el autor de "La oveja negra y demás fábulas" no le daba más crédito a ese atributo literario que el resultado de su trabajo". Se publica en el libro "Viajeros sin destino" de Luis Gastélum.

 "Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas. / El barco sobre la mar / y el caballo en la montaña. / Con la sombra en la cintura / ella sueña en su baranda / verde carne, pelo verde, / con ojos de fría plata. / Verde que te quiero verde. / Bajo la luna gitana…”, hermosas métrica de Federico García Lorca. Vivimos la era de las hierbas, de las hojas y de los tallos verdes, el veganismo, pues. Desde que tengo memoria –y miren que me asombra su amplitud en el tiempo-, las hierbas siempre han sido parte de mis gustos culinarios. El berro, por ejemplo, esa hierba tan menospreciada en otros tiempos, con ese sabor tan personal entre picante y amargo, ligeramente agarroso, lo devoro desde que era chavo, salpicado de unas gotas de limón y sal de grano. Pero no hay otra hierba igual al cilantro, con ese aroma a México y a chinampa de Xochimilco. Huele y sabe a tierra mojada, como a barro húmedo. Es el ingrediente perfecto para aromatizar y dar sabor a cualquier salsa, desde el pico de gallo hasta a una salsa ligera de tomates verdes aguacamelada. La combinación del cilantro con epazote y tlanepa (voy a abusar de mi localismo, pero así le decimos en mi tierra a la hoja santa o acuyo), más cebolla y chiles serranos o xalapeños es una fórmula imbatible perfecta para carnes y huevos. El cerdo y la res se llevan muy bien con esta fusión, inclusive el pescado y cosas tan delicadas como la hueva de naca. Pero ¿qué me dicen del sofisticado sabor del perejil?, es perfecto para combinarse con la albahaca, cebolla y ajo, y si a esta mixtión le agregamos frutos secos (piñones, almendras tostadas, nueces y anacardos) y bayas rojas, se convierten en un aliño brutal tanto para ensaladas, pastas, carnes, pescados y mariscos (con los calamares y el pulpo a la plancha, ¡ay Dios!). Pero ahí no para la cosa. Desde la hoja de aguacate con frijoles refritos (memelas), verdolagas, apio, el tallo y las hojas; la enorme variedad de lechugas –prueben el kale-; acelgas, espinacas, hierbabuena, con aguardiente, limón, azúcar, hielos y agua mineral se prepara el delicioso mojito o la caipirinha; menta, orégano, fresco y seco; romero, tan europeo, que para las carnes es sensacional; comino, para las barbacoas; espárragos, alcachofas, y con las finas hierbas secas se preparan licores como el vermú y strega; y los deliciosos tepejilotes  amateco-cordobeses de diciembre. Y para qué le sigo, solo les digo, coman verde, son sanos, pura fibra y excelentes digestivos naturales. Foto de "Jardineríaon.com". Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

  Vamos a hablar de algo que podría ser considerado como el jurásico en la historia de la gimnasia olímpica, vamos a recordar a una gimnasta, checoslovaca ella –su país, que ya no existe, se llamaba en aquel entonces Checoslovaquia-. Su nombre: Vera Cáslavska y fue, con mucho, la reina de los Juegos Olímpicos de México 68. En nuestro país fue la gran estrella de la gimnasia olímpica, es la única gimnasta en el mundo que ha ganado el oro en todas las pruebas individuales: All Around, barra de equilibrio, salto de potro, barras asimétricas y suelo (manos libres). Cuando vino a competir a México ya era toda una veterana, tenía ¡26 años!, nada más para darse una idea de su veteranía para la gimnasia, Nadia Comaneci fue campeona olímpica a los 14 años. Con todo, Vera se ganó el corazón de todo el pueblo de México, porque además de ser la estrella indiscutible de la gimnasia, escogió a nuestro país para casarse, por la iglesia y en la Catedral Metropolitana, acontecimiento por el que el pueblo se volcó vitoreando a la reina gimnástica y que transmitida por televisión, en directo y en blanco negro a todo el país, por Telesistema Mexicano, lo que hoy es Televisa. Vera participó en tres juegos olímpicos, desde Roma en el 60, Tokio en el 64 y en México 68. Ya retirada, luchó activamente en contra del régimen comunista soviético, bajo cuya égida se encontraba su país, posteriormente pugnó por la separación de lo que hoy son las repúblicas Checa y Eslovaca. Lo escribió Marco Aurelio Gonzàlez Gama, directivo de este Portal.

Te quiero a las diez de la mañana. "Te quiero a la diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces en las tardes de lluvia. Luego vuelvo a quererte cuando nos acostamos, y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay hora, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti en mucho tiempo. Ya ves ¡quién podría quererte menos que yo, amor mío!". Es parte del poema de Jaime Sabines, que subió David Quitano Díaz al Facebook.

¿Cómo? Su compositor pintó a todo un país a través de sus acordes, al escucharla cierras los ojos e imaginariamente puedes sentir la textura de México, sus bajorrelieves, sus montañas, valles, serranías y hermosos paisajes; a la costa, al trópico húmedo y la selva; al escuchar sus violines se te viene a la mente la región huasteca (Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla), la marimba te remite a Chiapas y Oaxaca (La Guelaguetza) y, por momentos, piensas que estás escuchando cantar con su característico falsete a Miguel Aceves Mejía interpretando ‘El jinete’ o ‘Cielo Rojo’ con un gran mariachi de fondo. Es un ensamble perfecto de arpas, violines, violas, violoncellos, el güiro, las maracas, el clarinete, la flauta y los timbales, ¿Siqui sirí?, ¿La bruja?, ¿el Cascabel?, ¿La bamba?, ¿Balajú?, ¿el Gavilancito?, ¿el son huasteco?, ¿las ‘chilenas’ de Guerrero?, ¿el baile de la iguana?, ¿el multicolor del país?, ¿el folclore?, ¿Chente?, ¿Lola Beltrán?, ¿Lucha Villa?, ¿el crótalo (castañuelas) de Sonia Amelio?, ¿el verde de Veracruz?, ¿la cantera multicolor del centro de la República?, ¿a mi amigo recordado Miguel Vélez Arceo?, ¿a Tlen Huicani de Alberto de la Rosa?, ¿la pintura de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Frida Kahlo, Rafael Coronel y Rufino Tamayo? Todo, a mi parecer todo eso y más está presente en el ‘Huapango’, “ese nuestro himno alternativo” de José Pablo Moncayo García que refleja y resume lo mejor de este gran país -¡cómo me duele a veces chingao!-. Esa pieza musical de excelencia que conforme pasa el tiempo más se engrandece y adquiere el estatus de una obra maestra. Decía mi maestro de cuarto año de primaria, el ‘gigante’ y sabio Antonio Bargés Barba: “… dicen que los hombres no lloran, pero yo sí lloro”, yo también cada vez que escucho ‘Huapango’. Naú Cessa Figueroa, que es economista de los buenos y además mi compadre, me hizo el favor de compartirme hace unos días a través de WhatsApp esta magna obra interpretada por la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar y dirigida por Gustavo Dudamel, en algún teatro del Reino Unido donde emocionó al flemático y conocedor público británico. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

1) El columnista de "Reforma", Armando Fuentes Aguirre "Catón", nombró, hace ya algunos años, al Lic. Pericles Namorado Urrutia, ex-Procurador de Justicia y ex-Presidente del Congreso local, como Presidente Nacional de la Asociación de Funcionarios con Nombres Raros, y cada vez que nombraban a alguien con estas características lo remitía con el Mtro. Pericles para que fuera afiliado. Al guerrerense Píndaro Urióstegui Miranda lo nombró como Vicepresidente de esa asociación. 2) Hablando de nombres raros, el ex-Jefe de la Oficina de Hacienda Federal en Veracruz y ex-funcionario de Sefiplan, Alfonso Sanfilippo Lacayo, tuvo una colaboradora de nombre Disney Landia Chávez Luna, y cuando trabajó en el DF en la Dirección General del Impuesto Global de las Empresas, de la SHCP, su jefa era la C.P. Zoyla Alegría de las Flores. Lo escribe Felipe Hakim, directivo de este Portal.