Cápsulas Empresariales
Joan Manuel Serrat
Se va pero se queda este grande entre nosotros.. El 2 de diciembre de 2021, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat Teresa (Barcelona, 27 de diciembre de 1943) anunció su retiro definitivo de los escenarios. Esto se daría después de una gira mundial de despedida. A propósito de ello, quisiera comentar brevemente sobre este gran artista al que he admirado de toda la vida. En realidad ya empecé a escuchar tarde a Serrat, ha de haber sido en la preparatoria. Digamos que a partir de mediados de los 70. La primera canción que recuerdo de él fue Penélope (1969). Cómo no acordarme de aquella estrofa que dice "... Pobre infeliz / se paró tu reloj infantil / una tarde plomiza de abril / cuando se fue tu amante... Impresionante poética, porque Serrat más que cantante es un gran poeta. Y de ahí me vino el gusto por otras canciones inmortales: Mediterráneo (A tus atardeceres rojos<.
">tengo alma de marinero.), Caminante no hay camino, Aquellas pequeñas cosas (que también cantaba Mercedes Sosa de manera grandiosa), Esos locos bajitos (Niño, deja ya de joder con la pelota, niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca), y así podría hablar de cuando menos 10 canciones más del barcelonés muy entrañables para este escribiente. De Serrat admiro todo: su catalanismo sin renunciar a España, su gran dignidad para representar a Cataluña y a España, su talento para componer piezas entrañables y tiernas. Confieso que me duele mucho su retiro, pero entiendo que todo tiene un principio y un fin, lo entiendo, sin embargo se va ir de los escenarios pero su música y sus letras van a estar ahí, inolvidables, inmarcesibles, inmortales, generosas y eternas. Lo vamos a extrañar catalán en verdad. Foto de ABC.es. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.
Molito verde de panza
El confinamiento fue el tiempo ideal para depurar algunas artes caseras, por ejemplo lavar trastes –ya llevo considerables bajas-, barrer, trapear, sacudir y quitar telarañas. De verdad son tareas con un grado de dificultad yo diría superior a un clavado en plataforma de 10 metros con parado de manos, inverso de dos vueltas y media. Sin embargo, un arte superior es la cocina, ¡ah que arte!, diría yo de dioses. En estos días hay que echar mano de lo que tiene uno en el congelador y, grata sorpresa, me encontré como con un kilo de panza de res pre cocida. Este sucedáneo, de res, chivo, borrego o cerdo es una de mis grandes debilidades. Materialmente muero por una panza guisada con toda la regla, bien cocida, de esa que se deshace, pero ahí les va una receta, esta me la pasó mi hermana Natalia. Va. Se cuece la panza con abundante agua con sal, hierbas de olor un trozo de cebolla y dos o tres dientes de ajo, calcúlenle 45 minutos, preferentemente en olla expreso. Checarla, recomiendo cambiarle el agua y darle unos 10 minutos más para que quede en su punto. En lo que se cocía, preparar un mole a base de un kilo más o menos de tomate verde, unos tres o cuatro jalapeños o serranos, media cebolla, medio manojo de cilantro, igual de epazote y unas 8 hojas grandes de hoja santa y/o acuyo –tlanepa le decimos en mi tierra-, hay quien primero cuece los tomates con los chiles y la cebolla, un servidor no. Todo lo anterior va a la licuadora con unas dos tazas de agua a molido fino. Ya cocida la panza hay que cortarla en cuadros pequeños, al tiempo que hay que vaciar la mixtura –recomiendo no colarla- del mole en una cacerola grande a freírla con unas dos cucharadas de aceite vegetal o manteca si se tiene, agregar sal al gusto y el otro medio manojo de epazote. Preparar un medio kilo de bolitas (orejas) de masa de maíz que pueden ir previamente fritas y agregarlas al mole hirviente al que también se vaciará la panza troceada, dejar que calentándose a fuego medio y listo, a degustar. Se le puede agregar ejotes. Es un plato para cardenales y maridaa muy bien con cerveza y unos dos tequiloides y, por supuesto, tortillas. El arroz blanco también le va. Buen provecho. Lo escribió hace más de tres años Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal. Imagen de "Cocina Fácil".
Unas buenas frases
1) "No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final": C.S. Lewis. 2) "Los únicos que te dicen la verdad se llaman "Tiempo" y "Destino": Rincón del Tibet. 3) Ley de oro: "Trata a los demás como te gustaría ser tratado". 4) No busques cuento con final feliz, busca ser feliz sin tanto cuento": Bio Guía. 5) "El silencio no siempre es cobardía, muchas veces es prudencia y otras veces inteligencia". 6) "La risa no tiene tiempo, la imaginación no tiene edad y los sueños son para siempre". Las subió Elena Reyes Ortiz al Facebook.
Héctor Suárez, el antes y después
De Héctor Suárez en realidad puedo decir pocas cosas que dudo mucho que ignoren ustedes, queridos lectores. Y es que quién no lo conoció a través de sus múltiples, recordadas y aclamadas interpretaciones tanto en cine como en teatro y, por supuesto, en televisión. Pero ante su desaparición física, es más que obligado de mi parte hacerle más que un reconocimiento, un homenaje a su grandeza como un histrión indiscutible de la escena nacional. Hablar de Héctor Suárez es referirnos a una larga trayectoria dentro de la comedia principalmente en la pantalla chica, pero también en actuaciones en el cine de drama a través de cintas como ‘Mecánica nacional’ (1971), ‘El mil usos’ (1981) y ‘Lagunilla, mi barrio’ (1981). Fue un icono de la comedia de crítica social y política en la televisión, con recordados papeles como nadie antes lo había hecho, y dudo mucho que alguien lo haga después de él. De ese tamaño es su legado Suárez fue un actor, director y productor, con un talento inagotable para la comedia con personajes que ahí van a quedar para la historia de la televisión como: ‘El no hay’, ‘El Picudo’, ‘Doña Zoila’, ‘El Flanagan, ‘El Lic. Buitrón’, ‘El tá difícil’ y ‘El Destroyer’, entre otros personajes. Su programa ‘¿Qué nos pasa?’ se llegó a convertir en una cita obligada de los televidentes en la barra de programas cómicos en las noches mexicanas de antes de la democracia mexicana. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.
De don Jesús Reyes Heroles
1) "La obscuridad de una sola idea o la falta de ideas produce ofuscación; la luz del enfrentamiento de ideas, de su lucha, no alumbra, ilumina". 2) "En política, la línea recta casi nunca es la más cercana entre dos puntos". 3) "A quiénes esgrimen ideas, combatámoslos con ideas". 4) "Las ideas no pueden ser juzgadas en tribunales ni menos sentenciadas y mucho menos se pueden fusilar". 5) "Para ejercer con vocación y acertadamente la actividad política se requieren las tres ces: corazón, cabeza y carácter". 6) "Complacer a todos es imposible en un régimen democrático; intentar condescender con todos es no gobernar; es moverse atendiendo a pasiones, ser gobernado; viene a ser un gobierno sin ideas por plegarse a ideas de otros" 7) "Si hay paracaidismo político es porque no se practica la política a la luz del día. En las tinieblas, en la oscuridad, donde los paracaidistas pueden invadirnos, no a la luz del día". Lo publicó Gil Gamés en "La Razón". Foto de archivo.
Unos tips de cómo se debe tomar el mezcal
Ya en anteriores ocasiones hemos hablado aquí del mezcal, esa bebida 100% espirituosa, que ya los antiguos mexicanos aprendieron a destilar y disfrutar. En el mezcal hay que apreciar muchas cosas, por supuesto su sabor, pero también el color y el aroma, los hay de pechuga, de Guerrero, Oaxaca, Jalisco y Michoacán, pero ahorita mismo tenemos noticias de que en Veracruz ya se está produciendo planta de agave y produciendo un destilado en la zona de Plan del Río. Hay que tomar en cuenta muchas cosas que tenemos que aprender para aprovechar al máximo su sabor y olor, desde servirlo en las copas adecuadas, el precio de la bebida habla mucho, obviamente aunque no necesariamente de la calidad y, en fin, aquí algo que publicó El Universal y que compartimos con ustedes, ojalá sea de su agrado.
A continuación se presentan algunas cuestiones que es importante reconocer cuando se toma mezcal:
1. La etiqueta
Es fundamental poner atención a la etiqueta de la botella. Dos aspectos que se deben revisar son el grado de alcohol, el cual debe ser mayor a 45 grados y que esté hecho 100 por ciento de agave.
2. La botella
Ésta siempre debe ser transparente, esto con la finalidad de observar el perlado (burbujas que se forman cuando se agita la botella).
3. El recipiente
Es común ver que esta bebida se sirve en un vaso tequilero, sin embargo, la manera ideal de tomarlo en jícara, ya que ayudará a que su sabor original se conserve.
4. La "probadita"
Es recomendable que al consumirlo, éste se retenga en la boca por un par de segundos, de preferencia debajo de la lengua, de esta forma el alcohol se descompone molecularmente y pasa al estómago sin mayor parte de su efecto.
5. Sin limón y sal que no es tequila
En realidad, el mezcal no se toma con limón y sal, ya que, contrario a lo que pasa con el tequila, su sabor se pierde.
Lo puedes acompañar con una rodaja de naranja y sal de gusano, pero lo recomendable es que lo tomes solo, en su estado puro para disfrutar su sabor al máximo.
6. Para disfrutar en cocteles
Si se quiere combinar con alguna otra bebida, lo ideal es hacerlo con sabores amargos o ácidos que contrasten con sus notas. El dulce puede acabar con el sabor de este agave. Algunas ideas para combinar son: campari, agua de jamaica, tés herbales, jugo de toronja, tamarindo, maracuyá o canela, nada que sea demasiado dulce.
Pues ahí está y recuerden "para todo mal, mezcal, para todo bien también, ¿y si no hay remedio?, pues litro y medio".
Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal. Foto de Amazon.
"Sé lo mejor"
"Si no puedes ser pino alto y robusto.. que en las cumbres se llena de esplendor.. No te aflijas por ello, sé un arbusto.. pero entre los arbustos sé el mejor.. Si eres césped tan sólo en la pradera.. embellece el camino con las flores.. Y si tan solo un pececillo fueras.. sé el encanto del lago donde mores.. No podemos ser todo capitanes.. si nadie es tropa, el esfuerzo es vano.. No tan solo hay lugar para titanes.. Tenemos obra al extender la mano.. Si no fueras camino.. sé vereda.. Sé una estrella, si no fueras sol.. No ser grande es la gloria verdadera.. Cualquier cosa que seas... sé lo mejor". Es un poema religioso que subió Mimi Alemán al Facebook.
¡A huevo!
No tome a mal esta expresión, nada más es un coloquialismo para transmitir mi amor, mi debilidad, vamos, por este sagrado alimento, también popularmente conocido como blanquillo. No sé si ustedes, estimados lectores también padezcan esa debilidad, en mi caso lo traigo en mi ADN, seguro lo heredé de mi padre que, no obstante ser un consumado devorador del producto de gallina, solo unos cuantos meses lo separaron de vivir hasta los 90 años de edad. Desde que recuerdo, mi papá era feliz desayunando, comiendo y cenando huevos. Era tal su afición, que en los años 70 algunos de los huevos que se compraban en el mercado para la casa solían traer dos yemas, bueno, pues ese capricho de la naturaleza era suficiente para que los ojos le brillaran como si hubiera descubierto un tesoro. Lo mismo sucedía cuando una gallina de rancho era sacrificada por mi madre y al destazarla se encontraba con que venía cargada de lo que en ese entonces se llamaba “huevera”, a mi papá le encantaba el consomé rebosado de esas yemas en plena formación ‘huevuna’. Pese a la mala fama que le crearon, los mexicanos somos campeones mundiales en su consumo, nos comemos nada más 23.3 kilogramos en promedio de blanquillos al año, o sea aquello de que era uno de los causantes del colesterol en el ser humano nos tiene sin cuidado. No solo en México sino en el mundo entero ha recuperado su estatus como el ingrediente cardinal de numerosos guisos de los cuales un servidor es devoto: tortilla española, tortilla a la mexicana, tortilla francesa, tortilla de mariscos, omelette, frittata (italiana), rotos, estrellados, fritos revueltos tiernos, motuleños, benedictinos, en salsa, con frijoles, divorciados, rancheros, a la mexicana, tirados, a la albañil, cocido, pasado por agua, con arroz, preferentemente rojo; en capeados, en sopa china, cocido con yema líquida, y en postres como natillas, mousse, leche quemada, crema catalana, torta de elote, tarta de Santiago y ¡rompope!… y la yema cocida pero líquida es deliciosa simplemente con un trozo de hogaza de pan. Bueno, el huevo es tan pero tan chingón, que los griegos y romanos lo utilizaban para pegar baldosas. No coma huevo a huevo, hágalo por gusto, es un alimento maravilloso. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.
Las dos murieron a los 88 años
Fueron dos mujeres de hierro, cada una en la actividad que le tocó desarrollar, fueron dos mujeres a las que distinguió el fuerte carácter, una personalidad férrea, líderes, de firmes convicciones, se trata nada más y nada menos que de María Féliz (María de los Ángeles Félix Güereña), que nació, curioso, un 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora y murió un 8 de abril también en México, D.F., pero de 2002; la otra fémina, también conocida como "La Dama de Hierro", es Margaret Thatcher (Margaret Hilda Roberts Thatcher, baronesa Thatcher de Kesteven) que nació en Grantham, Inglaterra el 13 de octubre de 1925 y falleció el 8 de abril de 2013. María Félix fue una actriz del cine mexicano, de la época de oro, que estuvo casada con Jorge Negrete y Agustín Lara, Margaret fue primera ministro de Gran Bretaña 11 años, entre 1979 y 1990, en donde además marcó al mundo por contribuir de manera fundamental a la caída del comunismo impulsando la apertura de la Unión Soviética (Glasnost y Perestroika), junto con Ronald Reagan además promovió el liberalismo económico en todo el mundo y encabezó la guerra de su país en contra de la Argentina por el control y la posesión de las islas Malvinas (Faulkland). Lo escribìò Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.
El olor del ajonjolí tostado
Es curioso cómo todas poblaciones, o al menos muchas que yo conozco, tienen un sello característico que las distingue. Puede ser un especie de árboles, Tehuacán por ejemplo, los gigantescos laureles de la India que había en su jardín central –ahí al zócalo o parque central así le llaman-; alguna planta o flor en específico como a Cuernavaca la distinguían hace mucho tiempo las bugambilias, que en la ‘ciudad de la eterna primavera las había en todas sus tonalidades adornando sus parques y camellones, a Xalapa misma la distingue una conífera frondosa como la araucaria, que aunque es una especie exótica, ha adquirido una especie de certificado de origen de la ciudad capital, y así podríamos seguir hablando de otros sellos distintivos. En mi ciudad natal, no hay una planta o árbol en particular, se podría decir de la jacaranda, pero desafortunadamente no quedan muchas, aunque hace muchos años había algo en particular que distinguía a Córdoba, y ese algo era el olor de la semilla del ajonjolí tostado y molido que despedía la antigua fábrica de aceites ‘El faro’, que hace unos cuarenta años se ubicaba dentro de un perímetro céntrico de la ciudad, luego entonces en plena época de tueste y molienda inundaba con su exquisito aroma a buena parte de la zona urbana del pueblo. Quien habrá presenciado alguna vez cómo se elabora el famoso ‘moli’ huatusqueño llamado Tlaltonile, que se elabora a base de semillas de ajonjolí y de calabaza doradas y molidas, sabrá muy bien de lo que estoy hablando, de un aroma incomparable que durante muchos años perfumó a la ciudad de Córdoba. Con la construcción del parque industrial en la época en la que fue su presidente municipal el Lic. Héctor Salmerón Roiz, la antigua fábrica de aceites ‘El faro’ se trasladó a esa área especialmente dispuesta para la instalación de factorías industriales. Otra cosa que caracterizaba a la fábrica, es que a las 7 de la mañana sonaba una chicharra que anunciaba el inicio de labores y a las 3, puntualmente, el horario de salida y terminación de la jornada laboral. Este sonido, que se oía en todo el rancho, marcaba el inicio de actividades escolares de las familias cordobesas. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.