"Dulce como el arroyo somnoliento.. Mansa como la lluvia distraída.. pura como la rosa florecida.. Y próxima y lejana como el viento.. Esta mujer que siente lo que siento.. Y está sangrando de mi propia herida.. Tiene la forma justa de mi vida.. Y la medida de mi pensamiento... Cuando me quejo es ella mi querella.. Y cuando callo mi silencio es ella.. Y cuando canto es ella mi canción... Cuando confío es ella la confianza.. Y cuando espero es ella la esperanza.. Y cuando vivo es ella el corazón".. Es de la autoría del poeta argentino Francisco Luis Bernández y nos lo envió el Arq. Mario Méndez Acosta. Foto de "Poeticous".

Fue un jueves, 30 de enero de 1969, cuando los (The) Beatles dieron su último concierto como banda de rock and roll. Fue un día típico de la capital británica en la época invernal, frío, seco, con una temperatura que calaba los huesos y entumía las manos. Fue en el número 3 de la calle de Savile Row, perteneciente a un céntrico distrito de Londres en donde el célebre cuarteto tenía la sede de las oficinas de su disquera Apple y su estudio de grabación. Todo fue improvisado, los años de la taberna ‘The Cavern’ habían quedado atrás, ya eran conocidos y escuchados en todo el mundo –eran más conocidos que Jesucristo- y los hijos, las esposas –Yoko Ono había irrumpido de improviso sembrando la discordia, según algunas versiones-, la guerra de las vanidades, las discusiones acaloradas y las ansias de cada uno de hacer su propia historia a través de su música y la manera de concebir al género rockero, impulsaron a la legendaria banda a grabar su último disco y película ‘Let it be’ (1970). Ahí quedaron para la posteridad las grabaciones de la mítica agrupación audicionando en la azotea del vetusto edificio, acompañados en el piano eléctrico del ‘quinto’ beatle, Billy Preston y como su arreglista y manejador de cabecera, Sir George Martin. Al final del concierto, Lennon dijo: “Me gustaría dar las gracias en nombre del grupo y de nosotros mismos, y espero que hayamos pasado la audición". En la sesión que duró 40 minutos, grabaron: Get Back, Don't Let Me Down, I've Got a Feeling, One After 909, Dig a Pony y Let it Be. Hoy, medio siglo después, lo que fue la sede de Apple Records es una tienda de ropa para niños. El que escribe este recuerdo, rememora emocionado y con los ojos humedecidos cuando vio la película en el no menos mítico y céntrico cine Isabel del pueblo que lo vio nacer, allá por el 71 o 72, a la tierna edad de los 12 o 13 años. Foto de "Animal Político". Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

"La vida de esta artista ha transcurrido a través de una intensa y apasionada relación con el arte, a partir de los 13 años cuando se inscribió en La Esmeralda, y aún antes cuando en la infancia jugaba con plastilina y lápices de colores. Durante muchos años su pasión se cumplió fundamentalmente en la gráfica. Su obra es en ese campo amplísima: la anima el mundo de la infancia y la nostalgia de un universo que la autora no conoció personalmente, el de los objetos de ornato, el vestuario y peinado de las tres primeras décadas de este siglo. En este mundo existe siempre un misterio, un espacio de zozobra, un escalofrío de inquietud, y toda ella se apoya en una infinidad de detalles que perfilan y afinan ese misterioso central. En la obra de Leticia Tarragó, el detalle lo es todo. A partir de 1986, en Cancún, se produjo su primer reencuentro con el color. Luego, a principios de esta década, en un viaje a Alamos, Sonora, pinta una serie de paisajes acompañados de figuras fantasmales, que la sitúan de lleno en la pintura, reproduciendo en ella el clima de misterio que había introducido en su obra gráfica. El actual periodo, es un prodigio de imaginación y libertad. La pintora lleva esa libertad a uno de los géneros donde parece más difícil ejercerla, el retrato. Estas visiones captadas por el ojo de Leticia Tarragó constituyen una nueva aportación a la plástica mexicana.". Es parte de lo que escribió el maestro Sergio Pitol (+) en la edición "Expresión Plástica, 35 artistas", del IVEC, en 1995.

¿A quién me refiero? No sé si adivinaron… me refiero a Freddie Mercury (Stone Town, Zanzíbar, hoy Tanzania, 5/09/1946-Kensington, Londres, 24/11/1991). Mercury, que en realidad se llamaba Farrokh Bulsara, fue un hombre predestinado de principio a fin. Un multitalento excepcional, catalogado como cantante, compositor, pianista, guitarrista y diseñador gráfico, evidentemente fue un dotado, autodidacta de la música, y un verdadero genio, de esos que nacen cada 100 años. El pasado 24 de noviembre hubiera cumplido 78 años, con su muerte se cumplieron 23 años de su partida terrenal. Lo que es la vida, es muy probable, aunque no lo podemos asegurar a ciencia cierta, que si hubiera vivido 16 años más, con todo y la enfermedad del sida encima, aún estaría vivo este genio de la música. Cuando alguien era diagnosticado de sida cuando apareció a principios de los años 80, prácticamente estaba sentenciado a muerte. A partir de finales de la primera década de este siglo, el sida se convirtió en una enfermedad crónica perfectamente manejable médicamente. Pero volviendo al tema de Freddie, me he preguntado innumerables veces qué hubiera pasado con este gigante de haber vivido en esta época de libertades y tolerancia sexual. Seguramente sería el símbolo máximo de la diversidad sexual un semi dios. Si en aquellos años del máximo éxito de Queen, en donde fue adorado por millones de fanáticos que festejaban su gran carisma y coreaban su potente voz (concierto Live Aid, Estadio de Wembley, Inglaterra, 13 de julio de 1985), en estos tiempos se hubieran multiplicado por millones los fans de Mercury a lo largo y ancho del globo terráqueo. Sus canciones suenan y siguen resonando porque son inmortales, son patrimonio de la humanidad. ¡Viva Freddie Mercury! ¡Find me somebody to love / Find me somebody to love / Find me somebody to love / Find me somebody to love / Find me somebody to love…! Lo publicó Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

1) "La música es el verdadero lenguaje universal": Karl María von Weber. 2)" La música es la armonía del cielo y de la tierra": Yuel-Ji. 3) "La música es una cosa amplia, sin límites, sin frontera, sin banderas": León Cieco. 4) La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo": Platón. 5) "La música constituye una revelación más alta que cualquier filosofía": Ludwing Van Beethoven. 6) "Estoy seguro que la buena música la vida alarga": Yehudi Menuhin. 7) "La verdad si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco": Pietr Ilich Tchaikovski. 8) "La música es la voluptuosidad de la imaginación": Eugene Delacroix. 8) "El arte de la música es el que se haya más cercano de las lágrimas y los recuerdos": Oscar Wilde. 9) "Las mujeres y la música nunca deben tener fecha". Oliver Goldsmith. 10) "La música, cuando va acompañada de una idea placentera, es poesía". Edgar Allan Poe. 11) "La música es la aritmética de los sonidos, como la óptica es la geometría de la luz": Claude Debussy.

Ventana de la máscara de plata Era de madrugada. Bostezó largamente. Elevó el brazo izquierdo a la altura de sus ojos. Miró su reloj. Las ávidas flechas fosforescentes marcaban las tres de la mañana. No podía dormir. El calor de la canícula hervía en la habitación como en un caldero de demonios. La obscuridad era lodo negro de un profundo pantano. Sólo la luna mojaba de luz su cara, la hacía brillar como en un incierto carnaval nocturno. El fuerte resplandor colgaba en su abatido rostro una somnolienta máscara de plata. El insomnio estaba de fiesta. Manuel Antonio Santiago. Foto de Víctor León.

Hace más de siete años, un 3 de junio, dejó de existir el que fue el boxeador más grande de todos los tiempos: Muhammad Ali, también conocido en algún tiempo por su nombre de esclavo Cassius Marcellus Clay Jr. Un hombre que fue construyendo su personaje, primero, a partir de sus indiscutibles dotes boxísticas, después, de su grandilocuencia, locuacidad, verborrea, histrionismo, actuación y genialidad. Fue campeón de peso semi completo en Roma 60, todavía conocido por el mundo como Cassius Clay, fue campeón del mundo de la máxima categoría del boxeo a los 22 años cuando arrebató el título a su compatriota Sonny Liston, un 25 de febrero de 1964 en el Convention Hall de Miami Beach, Florida, a partir de ahí cobró celebridad cuando se enfrentó a la pelea más dura de subida, contra su país al negarse a ser reclutardo para ir a combatir la guerra de Vietnam, esto le costó ser despojado de sus licencias para boxear y le fueron retirados los títulos de la Asociación Mundial de Boxeo. Se enfrentó a lo más granado de su tiempo, inclusive otras leyendas del cuadrilátero como Joe Frazier, Sonny Liston, George Foreman, Ken Norton, Jimmy Ellis, Oscar Bonavena, Bob Foster, Jerry Quarry, Ernie Shavers y a Chuck Wepnner. Dicen que fue la inspiración de Silvester Stallone para crear Rocky Balboa. Ali convirtió al boxeo en un espectáculo al que seguían millones a nivel mundial, en algo fantástico, grandioso, dramático y lleno de teatralidad y gesticulaciones vociferantes. Nadie como Alí, van a pasar muchos años para que vuelva a surgir una figura como él. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal. Foto de "La Tercera".

Hay dos cosas que la gente de mi tierra llevamos muy metidas en el alma: el café (Coffea) y el mango (Mangifera indica L.) de Manila o manila como ordinariamente se le conoce. Según dicta la historia, fue el caballero español don Juan Antonio Gómez de Guevara, conde de Oñate, el que introdujo en México –todavía no éramos independientes- a principios del siglo XIX (1804) las primeras plantas de los dos cultivos. El primero lo importó de Cuba y el segundo lo trajo de Asia, de las Islas Filipinas. Ambos frutos se aclimataron de inmediato en las ricas tierras de su hacienda Guadalupe, hoy La Patrona, en el municipio de Amatlán de los Reyes, pegadito a Córdoba, de hecho los cordobeses nos debemos a los huatusqueños, coscomatepecanos y a los amatecos. Pero hablando específicamente del mango, cuyo cultivo se ha extendido a todo el trópico húmedo del país, pues simple y sencillamente es una fruta deliciosa, de sabor delicado, sofisticado pues, aromático, único, que ya empieza a hacerse presente en los mercados del país. Entre paréntesis diré que la fecha para su cultivo no tiene palabra de honor, a partir del año nuevo y si el invierno fue benigno, desde enero ya se lo puede encontrar. En Xalapa tenemos muy a la mano un mango que se cultiva en la zona de Tuzamapan y Jalcomulco, que tiene la ventaja, su “carne”, de tener menor proporción de humedad con respecto al de la zona de la zona de Cosamaloapan (Chacaltianguis), que es fácil de identificar al madurar porque su fruto se llena de manchas negras lo que anuncia su proceso de descomposición. Por el contrario, el de acá cerca tiende a “enjutarse”, es decir se arruga pero no necesariamente se descompone. Últimamente hay una variedad de un sabor muy agradable, el ataulfo, originario de Chiapas, que tiene una ligera nota de acidez pero cuya cáscara es más resistente. Luego comentaré del rancho “El mango de don Bartolo” de la familia Rullán. A comer mango se ha dicho. Lo escribió hace algún tiempo Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

    Las mujeres participaron de muchas maneras en la Revolución. Algunas, como Margarita Neri, Elisa Griensen Zambrano, Encarnación Mares y la coronela María Quinteros de Meros lucharon en el mismísimo frente. Otras, como Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Edith O’Shaughnessy, Hermila Galindo y Alma Reed tuvieron más éxito como periodistas, defendiendo los derechos de la mujer, describiendo batallas y presentando una imagen positiva de la Revolución en el extranjero. Por el contrario, otras, como Luz Corral y Alma Reed, alcanzaron la fama como esposas y prometidas de hombres prominentes durante la Revolución. Va la mención de Luz Corral, primera esposa de Pancho Villa. El Centauro tuvo su primer encuentro con su primera esposa, Luz Corral, en 1910 al llegar a San Andrés, Chihuahua. Villa fue al pueblo para requisar provisiones para sus hombres. Al descubrir la pobreza de la madre de Luz, Villa sólo se llevó maíz, café y tabaco de su modesta tienda. La propia Luz llevó las provisiones a las tropas. Friedrich Katz narra que Villa quedó inmediatamente prendado de ella y le propuso matrimonio al instante, una vez finalizado el conflicto, sin perder tiempo con un cortejo formal. Aunque Luz aceptó, su madre no estaba tan dispuesta a consentir esa unión e incluso trató de interferir, pero sin éxito. Katz admite que la madre de Luz tenía razón al mostrar cierta reticencia con los planes, pues Villa ya había propuesto matrimonio a varias mujeres en Chihuahua. Sin embargo, Villa se casó con Luz después de la firma del Tratado de Ciudad Juárez en 1911. Aunque Villa llegó a casarse con otras mujeres, Corral está considerada como su primera, y la única que contribuyó a su carrera política. Villa dejó oficialmente a Corral en 1921. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

Ahora que hablamos de algunas de las voces más importantes del mundo el siglo pasado, que ya dejamos claro que, para nosotros fue Francis Albert Sinatra Garaventa, mejor conocido como Frank Sinatra, hubo varios lectores a los cuales les pareció un tanto injusto que dejáramos de mencionar a dos grandes voces, mexicanas ambas, y que sí, es cierto merecerían formar parte del selecto grupo de las “mejores voces” del siglo pasado, desde luego haciendo la aclaración de que fueron voces grandes, de mucha repercusión, sobre todo en Latinoamérica, pero que nunca alcanzaron una presencia mundial relevante, y nos referimos concretamente a Marco Antonio Muñiz y a José José. Y efectivamente, tienen razón nuestros lectores porque en el caso del primero, “el lujo de México” como alguien lo llegó a bautizar muy acertadamente, nadie como él para interpretar con tanta elegancia el bolero, ¡ah qué manera de cantar de Marco!, y presenciar personalmente su espectáculo era otra cosa. Se decían muchas cosas de este hombre longevo y de privilegiada voz, desde que era un borracho hasta de su adicción por algún estupefaciente, la verdad es que nunca creímos ninguna de esas versiones, Marco era grande y cantaba como pocos. En el caso de José José, si la de Marco era una voz privilegiada, la de este hombre era una voz que solo Dios se la podía haber dado. En nuestros años preparatorianos todo mundo quería cantar como él, sus canciones eran las preferidas para que se entonaran en los “gallos”, por supuesto después de las de cajón: “Despierta”, “La Barca”, “El Reloj”, “Página blanca”, etc., ya sabe usted, sus éxitos de Rafael Pérez Botija, Juan Gabriel, Roberto Cantoral y de José María Napoleón. Grandes voces las dos sin duda,. ¿Usted qué opina? Lo escribíó, hace más de dos años, Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.